Cuando parecía haber vuelto la calma

Luego de las marchas convocadas por el masismo en la ciudad de La Paz, pronunciados los discursos y disueltas las columnas marchistas con el retorno de los protagonistas a sus residencias, cuando finalmente parecía haber vuelto la calma…

Se alborota de nuevo el gallinero, los mil trabajadores de Aasana a la calle, de un plumazo se hace desaparecer el ente creado por el Gobierno de Barrientos para asumir el control comercial y técnico de las operaciones aéreas.



Cesar la empresa provocó reacciones encontradas y vehementes. La Central Obrera cuyo responsable había formulado amenazas inadmisibles en contra del colectivo de Santa Cruz, afirma “vamos a defender a los trabajadores de Aasana” otros sectores laborales afines se expresan a favor, mientras se da la militarización del servicio obligando a permanecer en sus puestos de trabajo sin pausa, nos referimos a los mayores aeropuertos del eje central.

El clima de incertidumbre está reinstalado. Las luces navideñas y el ambiente festivo no mitigan la inquietud ciudadana. Vuelve la trifulca a las calles y el odio al que incita el MAS, partido de Gobierno cuyos líderes en lugar de convocar a la convivencia, a la comprensión entre ciudadanos, agita el ambiente y afloración las pasiones.

Por cierto, el colectivo boliviano soporta el estrés, la fatiga, la presencia inamistosa de grupos de choque. Sucede en Tarija cuando forajidos rechazan la presencia del Gobernador de Santa Cruz quién acudía a una cita para explicar el federalismo, su último lanzamiento para el estudio y el debate público. En Potosí donde se ha pedido la puesta en libertad de dirigentes cívicos que alentaron medidas en contra de las llamadas leyes malditas del masismo.

Las detenciones han proseguido como resultado de la posmarcha sin pausa por la Navidad. Los empresarios  privados anticipan que buscan financiamiento en la banca para cancelar el beneficio del aguinaldo a sus asalariados, dicho en corto el dinero no alcanza. El pago del bono Juancito Pinto (200 bolivianos por niño en edad escolar (débil paliativo a la economía familiar que se paga anualmente) o la monetización del desayuno escolar que mitiga apenas el paupérrimo presupuesto de los hogares populares.

En suma no existe atmósfera de PAZ que debería dominar al menos este período del año cuando agresiones a la Iglesia intencionadas o fortuitas han creado sospechas entre los creyentes que con toda razón atribuyen los mismos  como represalia por cuanto la Iglesia ha insistido en la búsqueda de la Justicia y la Armonía al menos por las celebraciones tradicionales de finales de año

 

Mauricio Aira