En la clandestinidad y bajo presión, el calvario de los cívicos y sus familias en Potosí

Las familias son sometidas a una fuerte presión por parte de la Policía y la Fiscalía de Bolivia que realizan operativos con efectivos de inteligencia o de grupos de élite vestidos de civil.

 

 



En la clandestinidad y bajo presión, el calvario de los cívicos y sus familias en Potosí

 

 

Fuente: Brújula Digital

Juan Carlos Manuel, el presidente del Comité Cívico Potosinista (Comcipo) está desaparecido hace seis días al igual que el dirigente Ramiro Subia después de que el jueves la Policía con más de 2 mil efectivos intentaron aprehenderlos.

Los representantes cívicos son buscados porque habrían cometido delitos, en el caso de Manuel, por el daño de un vehículo policial y otros delitos mientras Subia es buscado por la toma y quema de las instalaciones del Tribunal Electoral Departamental (TED) de Potosí en octubre de 2019.

Por esa misma denuncia fue aprehendido y luego enviado a la cárcel con detención preventiva el expresidente cívico Marco Pumari.

La vicepresidenta de Comcipo que asumió el liderazgo de la entidad cívica, Roxana Graz, retrató el cuadro de angustia de la familia de los dirigentes declarados en la clandestinidad.

No es una condición cualquiera, la mayoría desconoce los paraderos de los dirigentes y su situación en cuanto a la salud y alimentación.

La familia es sometida a una fuerte presión por parte de la Policía y la Fiscalía que realizan operativos con efectivos de inteligencia o de grupos de élite vestidos de civil.

Graz también denunció que el hijo de Manuel, que es policía, fue sometido a varios interrogatorios para que revele el paradero de su padre bajo amenaza de ser echado de esa institución.

«El hijo de Juan Carlos Manuel está sometido a varias declaraciones y quieren darle de baja porque es teniente de la Policía. Lo mismo pasa con el hermano y la mamá de Ramiro Subia. Van a tocar sus puertas, hablan con ellos, los intimidan», relató la dirigente.

La esposa de Pumari, María Isabel Cusi, denunció que su esposo fue detenido el jueves de la pasada semana por civiles que lo interceptaron y lo subieron a un vehículo particular.

El expresidente de Comcipo, después de que fue detenido en Potosí, fue trasladado a Betanzos donde permaneció detenido hasta que se realizó su audiencia de medidas cautelares en Llallagua (norte de Potosí) y después fue llevado a la cárcel de Uncía con detención preventiva en un proceso calificado como irregular por abogados penalistas.

Sobre los interrogatorios al hijo del dirigente cívico, el comandante de la Policía Jhonny Aguilera dijo que el mismo tiene una «baja médica» y negó que existan presiones en su contra. «No tenemos por qué ejecutar ningún tipo de presión contra ninguna persona», afirmó.

No obstante, la persecución no sólo es contra los dos dirigentes ahora declarados en la clandestinidad sino contra la misma lideresa cívica, según denunció.

Habría órdenes de aprehensión contra ella, representantes de instituciones en Compcipo entre ellos de la federación de periodistas, con el objetivo de acallarlos y que no rechacen la vulneración de derechos y la defensa de la democracia.

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