La obesidad y el sedentarismo no son saludables, por mucho que escueza

La hipersensibilidad de la población ante determinados mensajes acabará haciendo imposible la comunicación

Alfonso M. Arce

La obesidad y el sedentarismo no son saludables, por mucho que escueza

Fuente: abc.es

Hace unos días Marcos Vázquez (www.fitnessrevolucionario.com) publicaba en Instagram la ilustración que acompaña a estas líneas. La inmensa mayoría de los lectores de Marcos entiende  lo que dice y está absolutamente de acuerdo, pero alguien con su alcance llega también a muchas personas que ni saben poner en contexto su mensaje, ni le conocen y, sobre todo, que tampoco están muy interesados en investigar, así que lo más simple es señalar esta publicación como un ejemplo de eso que se denomina gordofobia. Creo que como vulgarmente se dice ‘se nos va la olla’ y conviene ser contundentes para que la tontería de lo políticamente correcto no retuerza las cosas hasta deformarlas.



Lo primero que debería ir por delante es que Marcos Vázquez entre otras muchas virtudes es un divulgador extremadamente comedido y riguroso en sus afirmaciones e incluso cuando sabe que defiende verdades como puños, lo hace desde la moderación y el respeto. En ABC Bienestar hemos tenido la oportunidad de hacerle varias entrevistas y ha participado en algunos de nuestros eventos y os puedo asegurar que no le he detectado ninguna fobia y su paciencia y mesura ante cualquier pregunta que le llegaba de un lector o un asistente al evento era exquisita. Desconozco si tiene alguna fobia, igual le asustan los cubos de Rubik o las escaleras de caracol, no lo sé. A la próxima oportunidad se lo preguntaremos en persona.

Una fobia según la RAE es una aversión exagerada hacia algo o alguien. Un miedo descontrolado. Yo tengo terror a las serpientes y una aversión exagerada a que un imbécil (o imbécila) me eche el humo de su cigarro a mi cara, pero no puedo aplicar la palabra fobia hacia las personas obesas pese a que suscriba completamente lo que dice la ilustración protagonista del artículo. Yo tengo amigos con sobrepeso, me llevo de maravilla con ellos, les dejo tranquilos cuando les veo comer mierda y según el día les acompaño en sus elecciones gastronómicas porque también hay que disfrutar de todo. Ya está, no le demos más vueltas, la palabra fobia tiene unas connotaciones que son bastante extremas. Que te digan que no deberías vivir pegado a la pantalla de tu móvil y sin despegar el culo de un cómodo sofá no es ni de lejos una fobia. Ni a los gordos, ni a los sedentarios, ni a los fabricantes de muebles.

Siguiente. En la sociedad no creo que impere la gordofobia, en Instagram puede que un poco más, me explico. No hace falta nada más que salir a un centro comercial, cuanto más grande sea mejor para que haya más muestra poblacional, sentarse en un banco y observar el panorama. Hay mucha gente objetivamente obesa y lo peor de todo es que cada vez son más jóvenes. Curiosamente la fobia social no hace que se produzcan estampidas al verles, o que cuando busquen un sitio para comer les resulte imposible hacerlo porque solo existen restaurantes que dan de comer brócoli crudo. Yo más bien veo lo contrario, que el que quiere comer sano lo tiene bien complicado y tampoco siento que al entrar en ningún centro comercial estemos en un imperio bajo la dictadura del músculo y los abdominales marcados. Ahora bien, si tu realidad es una realidad virtual, entonces igual sí que sientes algún tipo de gordofobia, porque si en Instagram empiezas a ver cuerpos perfectos, que la mayoría no lo son tanto porque están bastante retocados, y el dichoso algoritmo empieza a servirte más y más cuerpos perfectos, todos y todas cachas, además ricos y además felices… igual se está deformando tu percepción de la realidad, porque en todo este paquetito de influencers ya sí que aparecen imbéciles (e imbécilas) cuyos mensajes podrían adentrarse en la gordofobia, aunque yo sigo defendiendo que más que una fobia son contenidos con ciertos aires de superioridad y poco gusto. Este grupo es un tipo de ‘pose fit’ que también hace daño a la salud porque hay personas que, por puro desconocimiento, creen que hacer ejercicio es sinónimo de convertirse en ‘Mr o Miss posturitas detox’ y se niegan en rotundo a dar el más mínimo paso en esa dirección.

Y por último. La salud es salud, se puede ser muy delgado y tener una salud precaria, el ejemplo extremo sería las personas que padecen anorexia. Yo defiendo tal y como exponía en un artículo anterior de este mismo blog, que uno de los mayores enemigos de la salud son los patrones de belleza puramente estética. Una analítica clínica con todos los valores alterados es insana aunque estemos en un peso normal, pero con obesidad y sedentarismo es realmente complejo que no acabes teniendo algún problema de salud aunque solo sea una pérdida de movilidad y de autosuficiencia que te pasará factura en la tercera edad. Si te sales de lo normal te van a mirar, no es fobia, si mides dos metros veinte centímetros te van a mirar, si tienes una obesidad fuera de lo normal te van a mirar, si eres campeón del mundo de culturismo te van a mirar, si llegas a un parking de un centro comercial en tractor… te van a mirar. Y lo más probable es que en ninguno de estos casos haya una fobia social a nada. Estamos entre todos creando una sociedad con una piel muy muy fina, en la que va a ser imposible relacionarse y ya no quiero ni pensar el hacer un chiste.

Además los estereotipos y lo que vale para unas cosas no vale para otras, hoy en día se acepta mucho más cualquier comentario despectivo hacia una mujer porque tiene un cuerpo muy musculado que el que se hace hacia otra por su sobrepeso. Ambos son reprochables, pero hay doble vara de medir. Es curioso y no lo entiendo. Y les puedo asegurar que los comentarios despectivos a mujeres fuertes existen y si no hablad con cualquier entrenador de un gimnasio y que os diga cuántas veces ha tenido que escuchar a una mujer decir “no me pongas peso que yo no quiero ser una machuna de esas” ¿No hay tanta libertad y hay que respetar a todos y todas? Ni fobias ni tonterías, por supuesto puedes hacer con tu vida lo que quieras, pero que sepas que el gasto sanitario que paga toda la población se está disparando exponencialmente por enfermedades derivadas de la obesidad y el sedentarismo, aunque solo sea por eso, quienes que se ocupan de la divulgación de temas de salud están en su perfecto derecho de llamar la atención sobre aquello que crean oportuno sin que se les acuse de ninguna fobia a nada ni a nadie. A partir de ahí, escoge tu camino y que la fuerza te acompañe.