El 15 de agosto, los talibanes entraron en Kabul y volvieron oficialmente al poder. Cuatro meses después, Naciones Unidas presentará un informe sobre los derechos humanos en el país
Con Vincent Souriau, enviado especial de RFI a Kandahar
En plena crisis económica, la hambruna amenaza a todo el país, la moneda local se desploma y en realidad la amapola, aunque no aporte mucho, es el seguro de vida de estos agricultores. AFP/File
El 15 de agosto, los talibanes entraron en Kabul y volvieron oficialmente al poder. Cuatro meses después, Naciones Unidas presentará un informe sobre los derechos humanos en el país. Esta es una oportunidad para «comparar» el actual régimen talibán con el que tuvo lugar entre 1996 y 2001. Informe desde Kandahar, cuna del movimiento talibán que, durante su primer reinado, prohibió oficialmente el cultivo de la amapola en nombre del Islam, de la que se obtienen el opio y la heroína.
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Está mucho menos claro que en la época del mulá Omar, que emitió una fatwa en el año 2000 en la que declaraba que el cultivo de opio era contrario al Islam, lo que provocó un descenso masivo de la producción.
Se calcula que en 2001, al final del primer gobierno de los talibanes, las cifras habían descendido a 150 toneladas de opio al año, es decir, casi nada. Hoy, lo que dicen los talibanes es que si toman medidas para prohibir el opio, la comunidad internacional debe compensar las pérdidas que esto causará a la economía afgana.
Lo único que se vende en Afganistán
Y estas pérdidas serían considerables porque, si se escucha a los agricultores con los que nos reunimos, hoy en día los campos de amapola representan el 40% de la superficie agrícola cultivada en la región de Kandahar. Es una planta que necesita muy poca agua, que crece muy rápido, dos cosechas al año, y sobre todo es lo único que se vende en Afganistán.
En plena crisis económica, la hambruna amenaza a todo el país, la moneda local se desploma y en realidad la amapola, aunque no aporte mucho, es el seguro de vida de estos agricultores. Y nos explicaron que los talibanes les habían pedido que redujeran su producción, pero que no lo harían hasta que los talibanes les proporcionen semillas para iniciar otros cultivos y les ayuden a cavar pozos para compensar la sequía que afecta a toda la región.
Fuente:Radio Francia Internacional