Tomasa Medina, el ajayu de la lucha por la defensa de Adepcoca

A sus 48 años, fue parte fundamental de la movilización cocalera que consiguió doblar el brazo a la Policía y a la dirigencia paralela de Arnold Alanes.

Baldwin Montero / Página Siete



No formó ni forma parte de la actual dirigencia de la Asociación Departamental de Productores de Hoja de Coca (Adepcoca), pero la afroboliviana Tomasa Medina Flores simbolizó este año la inquebrantable determinación de los cocaleros yungueños de no entregar su institución a manos de dirigentes funcionales al gobernante Movimiento Al Socialismo (MAS). Fue el ajayu, el espíritu de esa cruzada.

Productora de coca de la regional Arapata, un pueblo del municipio de Coripata ubicado en la provincia Nor Yungas, Medina comenzó su lucha desde principios de año, cuando la batalla de los cocaleros era contra la dirigencia paralela de Elena Flores, otra afroboliviana con la que incluso tiene un grado de parentesco, pero que respalda al MAS, el partido nacido de los cocaleros del trópico de Cochabamba.

El 9 de enero, por ejemplo, cuando el grupo de Flores intentó tomar las instalaciones de Adepcoca enarbolando un fallo judicial, Medina estuvo al frente de los cocaleros que hacían vigilia en Villa Fátima para impedir que ello ocurra.

Allí, frente a un cordón policial, tomó un megáfono y, dirigiéndose a Flores, gritó: “Este no es un sindicato de 40 personas, esta es una institución de 40.000 socios (…) Traidora. ¿Vos serás familia? ¿Has peleado entre familia? ¿Qué cosa nomás te interesa?”.

Los cocaleros finalmente consiguieron defender su sede de ese y otros  intentos de toma, hasta que en septiembre tomó el mando de la dirigencia paralela otro cocalero identificado con el MAS, Arnold Alanes, quien luego ingresó a la sede de Adepcoca con apoyo de la Policía.

Fue entonces que Tomasa Medina comenzó a tomar mayor protagonismo. Apareció en medio de los cocaleros que llegaron desde los Yungas decididos a retomar su institución, casi siempre con un atado de aguayo en la espalda y una bandera boliviana en las manos, que aunque es símbolo nacional, ya se ha vuelto en un elemento distintivo de los sectores contrarios al MAS.

Tomasa llamó la atención porque en medio de sus fuertes gritos reclamando por la devolución de la sede de Adepcoca cantaba y bailaba morenada, pero además repartía besos a los policías. Lo hacía no como provocación a los represores de sus compañeros, sino en señal de que entendía que los policías solamente cumplían órdenes de quienes querían ver a su institución en manos de otros dirigentes.

“¿Por qué voy a vivir con rencor? A mí me da pena por ellos, aunque son motines, les he dicho que igual los quiero, se los voy a seguir cantando las veces que yo quiera y las veces que yo quiera se los voy a seguir bailando. Hay quienes me quieren y los que me odian, pero tarde o temprano van a llegar a quererme, no hay de otra”, dijo entonces, cuando el 29 de septiembre Página Siete la encontró en medio de una marcha.

En ese momento se declaró confiada en que lograrían su objetivo, aunque fuera “a las malas”, y cinco días después, el lunes 4 de octubre, los cocaleros rebasaron a la Policía y lograron su objetivo después de 15 días de enfrentamientos. Tomasa fue levantada en hombros y llegó con su bandera boliviana hasta las puertas de Adepcoca.

Pasada la euforia por la retoma, Medina contó que la unidad de los cocaleros se vio fortalecida cuando cayeron en cuenta que Alanes, además de dividir al sector, era representante de la zona no tradicional de producción. Anunció además su intención de postularse a la presidencia de Adepcoca, algo que finalmente no ocurrió, pese al gran apoyo que había logrado de los cocaleros.

Dos hechos afectaron en alguna medida este objetivo: su presencia junto a opositores como el jefe de Comunidad Ciudadana, Carlos Mesa,  en un evento por el aniversario e la Asamblea Permanente de Derechos Humanos de Bolivia y un posterior encuentro personal con el líder de Unidad Nacional, Samuel Doria Medina.

El 11 de octubre, la productora de coca de los Yungas  recibió el reconocimiento como Digna Mujer Boliviana, otorgado por la Universidad Mayor de San Andrés , en reconocimiento por su lucha en defensa de Adepcoca.  “Doy gracias a Dios por todo. Este reconocimiento a mi persona es para todas las mujeres de las tres provincias yungueñas”, dijo entonces.

Días después el compositor y cantante César Espada le compuso una cueca y  publicó su tema en conmemoración del Día de la Mujer Boliviana. “Tema inspirado en la valiente actitud de esa dama boliviana, sin ningún tinte político u otra tendencia que se le quiera dar”, escribió el compositor.

“Tomasita, Tomasita, mujer valiente y altiva corre en tus venas siglos de historia sangre rebelde, si alguien te pisa y te pisa con el pie de la injusticia, alzas las manos, rompes cadenas, adiós tiranos”, dice parte de la letra.

La cocalera   finalmente retornó a sus actividades habituales, aunque al menos hasta octubre evitó  ingresar  a su pueblo  debido a que, según dijo, recibía amenazas de productores del grupo de Elena Flores.

“Hay quienes me quieren y también los que me odian, pero tarde o temprano van a llegar a quererme, no hay de otra”.

“Los ánimos siempre están como de costumbre, alegrando a mis hermanos cocaleros, haciendo lo que se debe hacer”.

HOJA DE VIDA

Origen. Tomasa Medina es originaria de la comunidad Dorado Chico, del cantón Arapata, en la provincia Nor Yungas. Tiene 48 años.

Familia. Es madre de una hija, a la que dice que educó sola y ahora tiene dos nietos. Tiene familiares en Arapata y quiere terminar su bachillerato.

Fuente: paginasiete.bo