‘China quiere erradicar a los uigures como pueblo’, dice sobreviviente de los campos

Este jueves, la Asamblea Nacional francesa discute un proyecto de resolución que reconoce un «genocidio» cometido por China contra el pueblo uigur, minoría musulmana de cerca de 11 millones. Una iniciativa no vinculante, impulsada por el grupo socialista, que también busca proteger a los uigures en suelo francés. RFI entrevistó a Gulbahar Jalilova, una víctima de la represión china que vivió el infierno de los campos.

A pocas semanas del cierre de sesiones, los diputados franceses discuten un proyecto de resolución que condena los crímenes contra la humanidad cometidos por China contra el pueblo uigur. La iniciativa, impulsada por la bancada socialista, también invita al gobierno a proteger a los nacionales uigures en Francia de toda intimidación o acoso de parte de la República Popular China.



«Rechazamos ser indirectamente cómplices del genocidio en curso. Rechazamos tolerar esas violencias extremas que continúan en este mismo momento y que llevan a la aniquilación de todo un pueblo. Actuemos en coherencia con nuestros valores en tanto que pais de los derechos humanos. Enviemos un mensaje claro y firme a China, Europa y la comunidad internacional», afirman los 35 diputados de diferentes tendencias que sostienen la iniciativa discutida este jueves.

Estados Unidos, Canadá, Gran Bretaña, Bélgica, Holanda, Lituania y la República Checa ya han decidido llamar al horror por su nombre, reconociendo que China está cometiendo un genocidio. El gobierno francés, al temer represalias económicas, sólo ha denunciado hasta ahora una «represión institucionalizada a gran escala», sin condenar los crímenes cometidos. La votación de este jueves podría estar seguida de otra sobre una segunda resolución el 4 de febrero próximo.

Nuestra colega Heike Schmidt.recogió el testimonio de Gulbahar Jalilova, una mujer de negocios que viajaba regularmente a China en la región autónoma de Xinjiang hasta que fue detenida en mayo de 2017, acusada de terrorismo. Tras 15 meses en el campo de Urumqi, donde fue víctima de torturas y humillaciones, fue dejada en libertad y actualmente se encuentra refugiada en Francia.

RFI: Pasó 15 meses encerrada en un campo de Urumqi. Cuando salió, la policía la amenazó, le dijeron que, si hablaba, la encontrarían en cualquier parte del mundo. ¿Por qué decidió declarar de todos modos y romper el silencio?    

Gulbahar Jalilova: Me detuvieron aunque no había cometido ningún delito. Todas éramos inocentes. Vi los horrores, las violaciones, las torturas que sufrieron todas estas mujeres, algunas fueron golpeadas de tal manera que sus rostros quedaron totalmente desfigurados. No puedo olvidar todas estas humillaciones. Como soy de nacionalidad kazaja, mis compañeras de prisión me hicieron prometer que, si salía viva, lo contaría todo al mundo. De todos modos, no puedo volver a la vida normal como si no hubiera pasado nada. Nunca olvidaré este infierno, estas violaciones, estas torturas, estas humillaciones. Me pase lo que me pase, elegí hablar, no puedo hacer otra cosa.

RFI: ¿Puede describir las condiciones de vida en su celda, una celda de 25 metros cuadrados que tuvo que compartir con otras 30 mujeres?  

Gulbahar Jalilova: Había una especie de gran cama de hierro sin manta ni nada que teníamos que compartir con unas 40 mujeres. Todo el día teníamos que quedarnos sentadas frente al baño, mientras las cámaras instaladas en las cuatro esquinas de la sala nos observaban, incluso cuando íbamos al baño.

RFI: ¿Cómo era la vida cotidiana en esa celda?  

Gulbahar Jalilova: Todo estaba meticulosamente regulado. Cada diez días nos ponían inyecciones. Los policías nos apuntaban con sus armas y teníamos que desnudarnos completamente, con los brazos sobre la cabeza. Una vez a la semana teníamos que hacer cola y nos daban medicamentos. No sabíamos lo que era. Antes de cada comida, nos obligaban a cantar cinco canciones patrióticas, de lo contrario no conseguíamos nada para comer.

RFI: Los guardias las amenazaban con enviarlas a la «celda negra»… ¿En qué consistía este castigo? 

Gulbahar Jalilova: Sé de algunas que murieron tras su paso por el cuarto oscuro. Había una chica de 25 años llamada Meghpiret que pasó siete días allí. Nos dijo que estaba encerrada en una habitación de un metro cuadrado. Dentro, sólo una silla de metal en la que estaba atada. Sus necesidades caían a través de un agujero en el asiento en una alcantarilla debajo de ella. Le daban de comer a través de una trampilla de hierro, pero grandes ratas rondaban su celda, le robaban la comida y la mordían. Se pasaba todo el tiempo ahuyentando a las ratas.

RFI: Mencionó violaciones, ¿también ha sufrido Ud. abusos sexuales?  

Gulbahar Jalilova: Sí, me violaron. También vi a muchas mujeres jóvenes que estaban muy preocupadas. Tras el tratamiento médico, habían dejado de menstruar y se preguntaban si podrían seguir teniendo hijos. También vi a madres jóvenes que estaban separadas de sus bebés y sangraban. Si una mujer estaba embarazada, la obligaban a abortar. Y los recién nacidos, nunca supimos a dónde los llevaron.

RFI: China dice que quiere «reeducar» a los uigures y «erradicar el virus del islamismo». ¿Cuál cree que es el verdadero objetivo de estos internamientos forzosos?    

Gulbahar Jalilova: El objetivo es convertir a los uigures en buenos chinos, lavándoles el cerebro. Me acusaron de terrorismo, sin ninguna prueba. Me soltaron y me dijeron que estaba absuelta, pero ¿absuelta de qué? He visto a muchas mujeres condenadas a muerte, a pesar de no haber cometido ningún delito. Mujeres fueron obligadas a firmar confesiones sin haber hecho nada. China quiere destruir, erradicar a los uigures como pueblo. Por eso también se llevan a los niños, quieren convertirlos en buenos chinos.

RFI: En su opinión, ¿qué importancia tiene la votación en la Asamblea Nacional para reconocer el carácter genocida de la represión en Xinjiang? 

Gulbahar Jalilova: El voto en la Asamblea Nacional es extremadamente importante para mí. Si los franceses, que viven en un país libre, no defienden a los uigures, ¿quién lo hará? Los uigures no tienen derecho a expresarse. Este voto es una gran esperanza para mí. Desde 2017, China sólo ha abierto nuevos campos, no se ha cerrado ninguno. Espero que los diputados estén en el lado correcto y defiendan a los que no tienen voz.

Fuente:Radio Francia Internacional