El consumo de alimentos orgánicos se incrementó durante la pandemia. Las frutas son de mayor demanda

En el caso de Bolivia, ya a finales de 2020, tras suspenderse las restricciones y confinamientos impuestos para la contención del Covid-19, se registró un incremento en más del 60% en la demanda de productos orgánicos, tanto para medicina preventiva como para aportar al sistema inmunológico.

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Alimentos orgánicos. Foto. RRSS

 

Fuente: ANF



 Desde que el Covid-19 comenzó a expandirse por el mundo en 2020, la población se vio obligada a cambiar sus comportamientos sociales, laborales y familiares, pero también modificó su alimentación. Esto se tradujo en un mayor consumo de productos orgánicos.

En medio de restricciones, confinamientos y cuarentenas que los gobiernos dispusieron en la primera y segunda ola de la pandemia, expertos y organismos de la salud recomendaron a la gente una mejor alimentación para fortalecer el sistema inmunológico frente a la amenaza de esta enfermedad, lo cual generó una mayor demanda en los centros de abasto.

Por ejemplo, a inicios de este año la confederación italiana de agricultores directos informó que en su país las compras de sus productos con cualidad ecológica y orgánica tuvo un incremento de 7% en el 2021.

En lo que respecta a valores esto significó un récord de 7,5 mil millones de euros. “De 2020 a 2021 hubo un alza en todos los canales de gasto, desde supermercados, superiores 4,3%, a tiendas, mayor al 7,8%; incluyendo otros canales alternativos, como los mercados de agricultores, que aumentaron en un cuatro por ciento”, detalló el portal Prensa Latina.

Este escenario también fue similar en  Estados Unidos, ya que en la primera ola del Covid-19 (desde marzo de 2020) las ventas de varios productos orgánicos aumentaron significativamente, aunque el impacto de la pandemia en la reducción del ingreso familiar por los despidos y crisis económica limitaró su expansión.

“Tan solo en Estados Unidos, las ventas de los alimentos etiquetados como ‘orgánicos’ se incrementaron un 12,4% en 2020, hasta alcanzar los 61.900 millones de dólares. En el caso de Reino Unido, aumentaron un 13% en el mismo periodo, el nivel más alto en 15 años”, detalla un reciente análisis.

En Alemania, donde hay un gran mercado orgánico, la industria de la alimentación orgánica creció  el doble en comparación al mercado convencional, es decir, un 22% interanual, “hasta alcanzar un récord de 15.000 millones de euros el pasado año”, según los datos recabados por los profesores David Hughes y Miguel Flavián y publicados por el portal de El Economista.

En el caso de Bolivia, ya a finales de 2020, tras suspenderse las restricciones y confinamientos impuestos para la contención del Covid-19, se registró un incremento en más del 60% en la demanda de productos orgánicos, tanto para medicina preventiva como para aportar al sistema inmunológico.

En ese entonces, el presidente de la Coordinadora de Integración de Organizaciones Económicas de Bolivia, que lidera la Red de Organizaciones de Productores Agrícolas y Forestales (ROPAF), René Rojas manifestó que  entre los productos con mayor demanda en el país está la miel de abeja porque refuerza el sistema inmunológico, es un potente antibacteriano, antioxidante natural y es rico en proteínas.

“La pandemia ha hecho que la población empiece a consumir productos orgánicos. Ahora la gente compra más miel de abeja, moringa, frutas y verduras orgánicas que permiten fortalecer el sistema inmunológico, así de esa manera prevenir o tratar el coronavirus. Se ha incrementado la demanda en más del 60%”, explicó Rojas.

Por ello, instituciones como Fundación Tierra destacan la labor y rubro de la agricultura familiar indígena campesina, que en Bolivia abastece de alimentos orgánicos a la gran mayoría de mercados urbanos.

“Recientes investigaciones plantean que el 98% de los alimentos de la canasta básica de los bolivianos proviene de la agricultura familiar campesina e indígena. Es decir, que nuestra dieta cotidiana está basada casi en su totalidad en alimentos tradicionales, locales y diversificados. Estos datos, en otras palabras, nos proponen que actualmente el régimen agroalimentario del país es controlado por la pequeña producción familiar casi al 100%”, detalla un artículo de esta entidad.