Nuestra principal empresa es Bolivia

Las sociedades con instituciones fuertes y razonables niveles de libertad, desarrollo económico y social, tienen más probabilidades de progresar y de no sucumbir ante el populismo autoritario. Pukymon.

Hemos visto en Cuba, Nicaragua, Venezuela, el resultado de aplicar un modelo populista y dictatorial, que elimina la libertad, la propiedad privada y aplica modelos estatistas. Producto de esto en los paraísos socialistas la gente muere de hambre y miseria y millones de ellos se escapan y huyen hacia el capitalismo. El problema es, como dice el dicho: “No hay peor ciego que el que no quiere ver”.



El país es nuestra empresa y como todas ellas, necesita un buen Gerente y un equipo idóneo que la saque adelante, solucionando los problemas y adecuándola a las nuevas exigencias del mercado. En la empresa país no cabe como hemos visto aquí, un gerente que justifique su mal desempeño echando la culpa a la anterior gestión. Él está ahí para sacarla adelante y no para justificar su mal desempeño.

Existen principalmente dos visiones sobre la Gestión del Gobierno, aquella basada en el centralismo y estatismo y la de libre mercado y propiedad privada. Se conoce que mercado no es perfecto, va a ciegas, tanteando, a prueba y error, pero es el mejor sistema de asignación de recursos. Todos los intentos de reemplazarlo por la planificación centralizada, no solamente terminaron en crisis económicas, sino en feroces dictaduras comunistas y castrochavistas.

En nuestro país las poblaciones de las regiones alejadas del poder centralista y de las dádivas del populismo, generalmente no viven del Estado y tienen que ganarse su propio sustento, por lo que apuntan hacia la economía de libre mercado y también a modalidades descentralizadas de gobernanza y así son más libres y responsables de su vida.

La libertad y autonomía ha sido su lucha permanente, pues entienden que con ello se tiende hacia la redistribución política, administrativa y financiera de los poderes públicos en las regiones, vale decir la vigencia plena y efectiva de las competencias de los Gobiernos, Nacional, Departamental y Municipal.

Consideran además, que la descentralización profundiza la democracia acercando el poder a la población, creando así mejores condiciones tanto para el ejercicio de la democracia, como para la prestación eficaz y eficiente de los servicios públicos que requiere la población.

Esta es la aspiración de los demócratas liberales que forman parte de una oposición bastante dispersa y que es combatida por el masismo, el que profundiza cada vez más el centralismo autoritario y la proliferación de caciques populistas que se apoderan y centralizan todos los poderes y especialmente la justicia, que utilizan para encerrar, exiliar y liquidar económica y socialmente a sus opositores.

Bajo el populismo y por ende en nuestro país, todo aquel que es parte del gobierno y a cualquier nivel, siente que puede actuar por encima de la ley. Este sentimiento de impunidad es como un virus chino que se propaga rápido e impide que nuestras instituciones se desenvuelvan de una manera justa y correcta. Este irrespeto por la ley trae de la mano a la corrupción y a una justicia presa y sumisa al gobierno masista.

En Bolivia, por ahora, no existen partidos políticos sólidos, con doctrina democrática, propuesta de gobierno, dirigencia y militancia activa. Hasta ahora lo que se ve es un juego de siglas que se alquilan y esto genera una anarquía y desconfianza ciudadana, la que es llenada por grupos populistas que tienen como fortaleza, la coca y la informalidad.

Por esto es necesario fortalecer y potenciar los partidos, pues sin ellos no hay propuestas, formación de cuadros y gobernanza. Decía Burke: “Para que triunfe el mal, solo es necesario que los buenos ciudadanos no hagan nada”.

Fuente: ovidioroca.wordpress.com