¡Ya es suficiente!

 

No tenemos el gusto, ni el honor de conocer personalmente a Dña. Jeanine Añez Chávez, expresidenta constitucional de Bolivia e injusta prisionera, actualmente, de un sistema judicial que pareciera regodearse de la ordalía que esta ilustre dama viene padeciendo desde hace más de 300 días de detención preventiva, en la cárcel de mujeres de Miraflores, bajo el sainete de un juicio que se le sigue por los delitos de sedición, conspiración, terrorismo, y una serie de golpes de Estado.



Que sepamos, ni los más avezados criminales han sufrido una pena similar, sin habérseles previamente juzgado, probado, y condenado a una pena “preventiva”, similar a la impuesta abusivamente a la exmandataria y a algunos militares y policías que desempeñaron sus funciones durante su corto mandato.

Lo más sorprendente de esta aberración judicial, sin embargo, es nuestra abúlica actitud de ciudadanos, que vemos pasar tamaño abuso como si de la propia pandemia se tratara, sin poder instrumentar o promover una serie de protestas que frenen esta sevicia. Es más, en esta apatía colectiva, incurren con mayor culpa nuestros hermanos benianos quienes, en esta dama tuvieron, por primera vez en su historia, el alto honor de ostentar constitucionalmente el solio presidencial de Bolivia, en sus dos siglos de existencia.

De ahí que no deja de ser vergonzoso que hasta el presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Congreso del Perú, Ernesto Bustamante, aclarando su respeto a la soberanía e independencia de nuestro país exhorte, mediante nota dirigida a los presidentes de las cámaras de Diputados y Senadores  “revocar la injusta prisión” que pesa sobre nuestra ilustre exmandataria, pues a su entender: “ella, como sus acompañantes de prisión, están sujetos a una ilegal persecución política e innecesaria prisión preventiva, por cargos motivados políticamente como consecuencia de las denuncias de un fraude electoral”.

 

Quien no conoce su historia, está irremisiblemente condenado a repetirla, de ahí que suponemos que nuestro presidente y su Corte hayan meditado a profundidad los escándalos protagonizados por algunas señoras de su proceso de cambio que, habiendo cometido verdaderos delitos, hoy gozan de plena salud y libertad, como es el caso de  las zapatas, achacollos, ancietas y otras, anomalía que nos provoca  a parafrasear a Sor Juana Inés de la Cruz, recitando: «Masistas necios que acusáis a Jeanine sin razón, sin ver que sois la ocasión de lo mismo que culpáis.»

 

El poder y la guerra suelen volver estúpidos a los vencedores y rencorosos a los vencidos. No es posible que estemos alzando el escenario de una nueva tragedia, como la acaecida al Ing. José María Bakovic, Guillermo Fortún o Leopoldo Fernández, y a otros muchos oficiales de las FF. AA y la Policía que solo cumplieron con su deber. Solo las hienas se ceban devorando a sus víctimas en medio de aullidos o ladridos que se parecen a los de una macabra risotada humana; con el objeto de mantener la cohesión de la manada y espantar a otros animales competidores.

Creemos firmemente que los animales ven en los hombres un ser igual a ellos, y lo único que nos diferencia es la conciencia empero, una mala conciencia se cura fácilmente. La mala reputación no. De ahí que comprobamos que el tormento de la expresidenta ¡Ya es suficiente!