Una visita a la misteriosa casa del Tío: «Nos protege del mal»

La misteriosa vivienda, ubicada en El Alto, tiene 12 cabezas de Diablo esculpidas en cemento, cada una de ellas es única. Las esculturas, según su propietario, los protegen del mal.

 

 



 

Jorge Quispe / La Paz

Algunos vecinos de la zona 25 de Julio, en El Alto, creen que el Diablo mora en la casa de David Choque Mamani, sólo así se podría explicar la presencia de 12 cabezas con cuernos esculpidas en esa vivienda, pero el dueño afirma que no es así y que, en realidad, esas figuras “ahuyentan el mal”. El lugar se convirtió en el nuevo atractivo turístico alteño, un sitio que pronto se transformará en un centro esotérico.

Ubicada en la calle Huaricana esquina Muruqullo, una modesta y misteriosa morada con paredes de adobe es desde hace unos días una parada para curiosos que llegan desde diferentes zonas alteñas para tomarse una foto. “Vengo de la zona Primero de Mayo. El diseño es muy interesante. Bueno, cada uno tiene sus creencias y se las debe respetar”, afirma Abel Silva, que ayer llegó al sitio en un vehículo para tomarse una selfie.

Zulma Canaza, una mujer de pollera, no podía creer lo que veía. “¡Ay! Harto miedo da, qué será eso. Yo vivo a unas cuadras, pero no sabía que había esto”, señala acompañada de su hijo y un recién nacido en la espalda.

El sector ubicado a unos 10 minutos del Jach’a Uta, el edificio principal de la Alcaldía de El Alto, está un poco escondido, pero no es difícil llegar al sector. Un barrio, en cuyos postes cuelgan muñecos de trapo para ahuyentar a los ladrones e inscripciones en las paredes que advierten: “Persona sospechosa será colgada y torturada”.

Un creyente

David Choque Mamani es el dueño de la vivienda donde 12 cabezas de Diablo hechas en cemento llaman la atención del vecindario. El hombre  nació hace 40 años en el municipio de Caranavi y atribuye a su abuelo la creencia a este personaje.

El abuelo se desempeñó en su juventud como minero, un oficio donde le rinden culto al Tío, el ser de las cavernas que protege a los trabajadores del subsuelo.

Choque, dueño de la Casa del Diablo muestra su dormitorio.
Foto: Fredd Ramos / Página Siete

 

 

“Después mi abuelo fue a la Guerra del Chaco (1932-1935) y vio la muerte de cerca. Allí, según contaba, un día cuando casi todos sus compañeros habían muerto, le apareció esta imagen (dirige la mirada a las cabezas) y por eso él siempre nos decía que él (el Diablo) le salvó la vida, por eso se convirtió en parte de nuestras creencias familiares de generación en generación”, explica el hombre cuya prenda de vestir lleva también una imagen del ser maligno en el brazo izquierdo.

Choque fue también minero hace unos 25 años en la cooperativa Merma, del municipio de Mapiri, a 10 horas de la ciudad de La Paz. “Un día hablando con mis familiares decidimos hacer estas imágenes para que nos pueda proteger como lo hizo a mi abuelo y hace seis meses comenzamos la construcción junto a mi hermano Miguel, que es un escultor”, refiere.

El dueño de la casa indica que cada una de las 12 cabezas del Diablo son únicas. “No son iguales, unos tienen dientes grandes, otros tiene el rostro más alargado. No son iguales”, se ufana.

Para evitar cualquier especulación,  Choque invitó a este periodista a ingresar a la casa. La morada tiene unos 200 metros cuadrados, allí hay un pequeño taller de carpintería, donde David trabaja junto a tres de sus familiares.

No obstante, el dormitorio también tiene una fachada exterior en la que destaca, una enorme rostro de Diablo, con una boca y dientes gigantes hechos de madera, ojos grandes y debajo de él un dragón de cemento. “Yo duermo ahí”, indica Choque refiriéndose al dormitorio. Cada jornada, David le pone una hoja de coca a la imagen del Diablo, luego rocía con alcohol el lugar y le pide que le proteja durante la jornada.

Choque anuncia que pronto la vivienda se convertirá en un centro esotérico, donde una de sus hermanas dará asesoramiento espiritual. “Será un consultorio donde mi hermana leerá las cartas, allí se enseñará la cultura del Tío y se harán mesas andinas para la suerte”, anticipa.

En la ciudad de los cholets andinos, la casa del Tío es el nuevo atractivo turístico de El Alto, aunque “el término más correcto es la Casa del Diablo”, aclara Choque desde la puerta de la vivienda número 3205.

 

¿Cómo llegar?
  • Alejado  La casa del Tío o Casa del Diablo, como indica su dueño David Choque Mamani, se encuentra en la zona 25 de Julio, calle Huaricana esquina Muruqullo, en el Distrito 4, a unos 10 minutos del edificio municipal Jach’a Uta en El Alto. En minibús se puede llegar desde la Ceja en unos 50 minutos al lugar.
  • Construcción  El propietario anticipa que el diseño está todavía en obra bruta, que aún falta la obra fina y el emplazamiento de otras al menos 24 cabezas a lo largo de todo el muro perimetral. La obra comenzó a construirse en agosto del año pasado.