Después del espacio y los autos, Elon Musk se interesa ahora por una de las joyas de la tecnología estadounidense: la red social Twitter. Su oferta de adquisición fue aceptada el 25 de abril por el consejo de administración y pronto se someterá a la votación de los accionistas. Se trata de una nueva apuesta industrial y política del hombre más rico del mundo.
Por Dominique Baillard.
Si Elon Musk se interesa por Twitter, es sobre todo porque es un usuario frenético. Con 83 millones de seguidores, Elon Musk ha convertido la plataforma en el soporte de todos sus proyectos. Es en Twitter donde los anuncia, los comenta, los debate, denuncia las críticas o las alimenta y donde también lanza sus caprichos. Para él, Twitter es «el lugar de la aldea global», y pretende liberarlo, para convertirlo en una herramienta de la democracia en la era de la web.
Proyecto libertario
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Los Republicanos estadounidenses están felices con la noticia, ven en la operación la aparición de un nuevo relevo de influencia online, mientras que los Demócratas están preocupados por este proyecto libertario. En un momento en que los gobiernos exigen cada vez más moderación a las redes sociales, Elon Musk quiere ir en la dirección contraria. Esto es lo que hace que su toma de posesión sea muy preocupante.
El logotipo de Twitter, el pajarito azul, es mundialmente conocido, pero la empresa, que vive de la publicidad, aún no ha encontrado su modelo de negocio. Twitter obtuvo su primer beneficio en 2017 y sigue siendo el pariente pobre de las redes sociales con sus 220 millones de clientes activos, frente a Facebook y sus 2.900 millones de usuarios.
¿Qué vías se están estudiando para desarrollar la red?
Sus puntos débiles despiertan el apetito y la imaginación de Elon Musk. Se convirtió en el hombre más rico del mundo porque es un industrial visionario. Ha triunfado con su cohete de bajo coste Space X, su coche eléctrico de lujo Tesla, y tiene sus propias ideas sobre cómo impulsar la red eléctrica. Su deseo inmediato es sacar a la empresa de la Bolsa y transformarla sin la presión de los accionistas, los reguladores y los comunicados de resultados trimestrales.
Elon Musk no presentó un plan preciso, sino una caja de ideas. Con propuestas que parecen insignificantes, como alargar los mensajes que actualmente están limitados a 280 caracteres. Otras eran políticamente sensibles, como dar a los usuarios la posibilidad de modificar su texto.
E incluso ideas más radicales: renunciar a la publicidad, que actualmente proporciona el 90% de los ingresos, y sustituirla por suscripciones de pago. La fórmula está actualmente bien establecida en el mercado estadounidense y debería extenderse al resto del mundo. La supresión de la publicidad podría llevar al cierre de la sede y al despido del personal dedicado, sugirió. El exigente jefe también propone ahorrar tres millones de dólares al año reduciendo los ingresos de los administradores a cero.
El plan aún no está claro, pero atrae a los analistas
Todavía hay muchas preguntas sin respuesta. ¿Quién dirigirá la futura empresa? ¿Será el actual jefe Parag Agrawal? ¿O será Elon Musk quien tome el timón? Esta suposición hizo que la cotización de Tesla cayera ayer. Por último, ¿es sostenible económicamente su credo de promover la libertad de expresión? Si este cambio trae de vuelta a extremistas de todo tipo, las empresas que temen que su imagen se vea empañada podrían huir de la plataforma. Donald Trump, que ha sido expulsado de Twitter, ha dejado claro que no tiene intención de volver.