Evo “el sapo” y el putinismo diplomático

Narcoaudios y “Guerra Fría”

Sorprendió en la semana la maniobra de Evo Morales, de convertirse en denunciante de unos “narcoaudios” que supuestamente implicaban al jefe de la FELCN. La operación sería un paraguas o un escudo para “curarse en salud” ante posibles revelaciones sobre los vínculos del ex mandatario con la economía ilícita de la cocaína, en el doble marco de las investigaciones de la DEA y del conflicto interno en el MAS.



Fuente: Publico.bo (La Semana Política)

El analista Carlos Valverde comentó que, con este paso arriesgado, Morales “se convirtió en el sapo (delator) del narcotráfico”, y hay quienes interpretan el trasfondo de la pugna como una “lucha de cárteles” en El Chapare, con influencia de grupos mexicanos y colombianos.

Lo cierto es que el contraataque de Evo supone un nuevo salto en la escalada de tensión en el oficialismo, que según el politólogo Marcelo Silva ya ha llegado al nivel de una “Guerra Fría”. Si los golpes no desembocan en una conflagración total, es sólo para evitar la Destrucción Mutua Asegurada.

Hacia el final de la semana, el Órgano Ejecutivo llevó a cabo un gabinete ampliado, donde habría estado en agenda el “qué hacer con Evo” y sobre todo con la próxima interpelación al Ministro de Gobierno, aunque de cara al público se afirmó que la reunión estuvo centrada en evaluar la gestión.

Empeorando la política pro-rusa

Hasta la semana que acaba de terminar, Bolivia venía practicando una vergonzante neutralidad respecto a la agresión de Rusia a Ucrania, con una serie de abstenciones en Naciones Unidas. Esta política empeoró en días recientes, cuando la delegación boliviana votó en contra de la suspensión de Rusia del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, después de la terrible masacre de Bucha, algo que supone prácticamente un endoso a los crímenes de guerra de Putin.

Hay un amplio consenso entre los analistas respecto a que el accionar gubernamental está llevando al “aislamiento de Bolivia”, y de hecho la imagen del país ante las organizaciones internacionales de derechos humanos se sigue desplomando, como lo prueba un nuevo pronunciamiento de Human Rights Watch lamentando la postura boliviana.

El delito de pacificar el país

Firme y enérgica se la vio a Jeanine Añez, en la audiencia desarrollada el viernes en el penal de Miraflores. Ante los jueces, la ex mandataria subrayó que “no movió un dedo para ser presidente” y que la sucesión llegó hasta ella “por la cobardía de (Adriana) Salvatierra y (Víctor) Borda, que no quisieron hacerse cargo de un país en llamas”. Añez también dijo que su “único delito fue pacificar el país”.

Por su parte, uno de los ex comandantes enjuiciados que participó de la misma audiencia ratificó que Evo Morales seguía en contacto con el general Kalimán tras su renuncia a la presidencia, hasta el momento de partir a México, complicando aún más la narrativa oficial sobre el “golpe de Estado”.

Finalistas para la Defensoría

Sigue adelante el proceso depurador de los numerosos postulantes a Defensor del Pueblo y ya se van perfilando los nombres de los “finalistas” más fuertes. Entre estos se encuentran la actual Defensora, Nadia Cruz, carta oficialista que tendría difícil alcanzar los 2/3 de votos; y el ex prefecto de La Paz, Adolfo Soliz, que suena bastante en las conversaciones parlamentarias.

En algunos cálculos se comienza a tener en cuenta que el “Ombudsman” titular podrá designar a uno o más Defensores adjuntos, así como a los responsables de las Defensorías departamentales, lo que también influiría en los equilibrios para construir la mayoría calificada.

Censo sin consenso

La incertidumbre en la organización del Censo de Población y Vivienda ya ha detonado las primeras marchas de protesta, exigiendo transparencia y celeridad. Se teme que haya una estrategia dilatoria que termine en un cambio de fechas, que posteriormente dificultaría, por ejemplo, la aplicación de la actualización demográfica a la redefinición de escaños legislativos.

La falta de consenso en torno a las preguntas supone otro punto de tensión, ante la negativa oficial a incluir la opción del mestizaje y la interrogante sobre la religión. Ambas exclusiones serían funcionales al proyecto cultural del Movimiento Al Socialismo, basado en el supremacismo indo-altiplánico y en los “cultos ancestrales”.