Sólo la muerte pone fin al calvario de Aramayo y levanta ola de indignación en Bolivia

Afrontó innumerables procesos, estuvo siete años tras las rejas, fue trasladado a diferentes penales, muchas veces, según su familia, en la madrugada y sin notificación.

Pablo Peralta M. / La  Paz

5:40. Es la hora aproximada en que falleció Marco Antonio Aramayo, quien fue director del otrora Fondo Indígena y estuvo preso desde 2015. Su deceso puso punto final al calvario que vivió: afrontó más de 250 procesos, estuvo siete años tras las rejas, fue trasladado a diferentes penales del país, muchas veces en la madrugada y sin notificación y hasta, como denunció su abogado, fue víctima de tortura.



Desde hace un mes, Aramayo estaba delicado. El domingo 10 de abril, según su familia, fue trasladado al departamento de  Santa Cruz para una audiencia. En esa región ya presentaba signos de deterioro en su estado de salud, cuadro que empeoró cuando retornó a La Paz.

El viernes 15 de abril, cuando ya estaba en coma, la Asamblea Permanente de Derechos Humanos de Bolivia denunció que Aramayo había sido trasladado en extrema gravedad a Emergencias del Hospital de Clínicas, donde “no había ni siquiera papel para hacerle electrocardiograma”, y donde, además, “no le brindaron cobertura del SUS por ser privado de libertad”.

El sábado 16 de abril fue trasladado al Hospital Municipal de Cotahuma y fue internado en la Unidad de Terapia Intensiva, donde falleció la madrugada de ayer.

Aramayo estuvo siete años preso, afrontó más de 250 procesos en su contra, le dictaron 26 detenciones preventivas, guardó detención en más de 50 penales del país, muchas veces fue trasladado de una cárcel a otra sin notificación debida, según su familia; y en una ocasión, él mismo recordó que, en un solo día, jueces de diferentes regiones de Bolivia le impusieron medidas cautelares 14 veces.

Su hijo señaló que su padre murió confiando en la justicia. “Marco Antonio Aramayo ha sido un hombre que siempre ha creído en la justicia hasta el último momento”, comentó Caetano Aramayo.

Su abogado Héctor Castellón relató que Aramayo solía decir que cuando se contagió con la Covid-19 -enfermedad que padeció cuatro veces- fue cuando sintió paz. “Durante siete años, él no sabía si iba a despertar en el penal de San Pedro o iba a ser llevado en horas de la madrugada a cualquier otro penal.  Él decía ‘lo único que me ha dado paz ha sido el covid’, y no en un tema sarcástico, sino que a través de esa pandemia por lo menos sabía que iba a despertar donde había empezado la noche”, manifestó el jurista.

Los expresidentes Eduardo Rodríguez Veltzé, Carlos Mesa y Jorge Tuto Quiroga se manifestaron sobre el deceso de Aramayo y apuntaron al sistema de justicia.

“Suman y siguen las víctimas de una judicatura y Ministerio Público corrompidos por su parcialidad política, de la incapacidad del Gobierno para concertar con la oposición una reforma estructural y de su indolencia frente a los reclamos ciudadanos”, sostuvo Rodríguez Veltzé.

Mesa aseguró que “el terrible y progresivo asesinato de Marco Aramayo es la evidencia de una mafia política judicial masista que por 16 años protegió la corrupción y persiguió hasta su eliminación a quienes la denunciaron”.

Tuto Quiroga manifestó que como sucedió con José María Bakovic,  quien tuvo en su contra más de 70 procesos y murió en 2013, Aramayo “fue amordazado con innumerables juicios, encarcelado mientras se atentaba contra su salud, y con los responsables impunes”.

Fernando Camacho, gobernador de Santa Cruz, expresó que Aramayo fue asesinado por el “sistema judicial masista”, que durante siete años lo sometió a una tortura judicial. “Con este método de tortura judicial ya asesinó a dos bolivianos: Bakovic y Aramayo”, aseguró el líder de Creemos, quien agregó que llevará el caso ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

El alcalde de La Paz, Iván Arias, lamentó la muerte de Aramayo y aseguró que la justicia está “podrida”. “Este señor lleva en su espíritu la carga de este dolor. Los que robaron, los que estafaron, libres”, aseveró.

Juan Del Granado, exalcalde de La Paz, manifestó que Aramayo murió “en manos de una justicia infame sometida al poder político, que encarcela a inocentes y deja impunes a poderosos”. Agregó que aquello debe culminar y llamó a impulsar la reforma judicial “para acabar con los asesinatos judiciales y garantizar la vida, la libertad y la dignidad de todos”.

El abogado de Aramayo señaló lo siguiente: “Que quede claro que Marco no ha fallecido como un hombre culpable”.

 

Hijo: “Me ha dejado un legado de honestidad”

El hijo de Marco Antonio Aramayo indicó que su padre, quien falleció,  le dejó un legado de honestidad y verdad. Agregó que su progenitor confió en la justicia hasta el último momento de su vida.

“Solamente me queda decir: que vamos a seguir con la lucha y el ideal que él tenía y me ha dejado un legado de no venderme, un legado de honestidad y de verdad”, declaró Caetano Aramayo a los periodistas.

Agregó que su padre fue “un hombre que siempre ha creído en la justicia hasta el último momento”, y agradeció a las personas que los apoyaron.

Aramayo falleció la madrugada de ayer, luego de estar en coma en la Unidad de Terapia Intensiva del Hospital Municipal de Cotahuma. Fue aprehendido en marzo de 2015 en el marco del caso Fondo Indígena.

“Siete años de lucha. Más de tres días de lucha en coma y sin embargo esta lucha recién está empezando… No vamos a permitir que este tema se lo politice, no vamos a permitir que esta muerte sea una más dentro de un régimen judicial”, manifestó Héctor Castellón, su abogado.

El jurista indicó que hace responsable “al Ministerio Público y al Poder Judicial en su totalidad, de que el principal denunciante terminó siendo preso, perseguido y con una cantidad absurda y ridícula de procesos y con un destino fatal”.

Aramayo, quien falleció ayer, en una foto pasada. Foto: APG

 

2
DE MARZO
de 2015 es la fecha en que
Marco Antonio Aramayo
fue aprehendido.