Thomas Becker, abogado estadounidense que defiende a las víctimas de la masacre de 2003 y también apoya a las víctimas de 2019, consideró este lunes que es poco probable que Estados Unidos extradite al exministro de Gobierno Arturo Murillo antes de su sentencia.

“Él es un pez grande, un gran pez para los Estados Unidos, porque es un exministro de alto nivel que cometió delitos de alto nivel en EEUU; entonces, (…) EEUU tiene interés en su caso y (ese) su interés es continuar y terminar su caso, (por lo que) la posibilidad de su extradición yo creo que es muy poca, (hay) poca probabilidad que (este país) vaya a extraditar a Murillo antes de una sentencia”, dijo el jurista en una entrevista con La Razón Radio.

Murillo está detenido en Estados Unidos por presunto lavado de dinero y pago de sobornos en la compra de gases lacrimógenos para Bolivia durante el gobierno de Jeanine Áñez.

En pasados días, la exautoridad envió, desde la cárcel, una carta al periodista español Alejandro Entrambasaguas, de Okdiario, en la que asegura que “acepta” su extradición a cambio de que se conceda arresto domiciliario a la expresidenta Áñez y se entregue al exjefe antidrogas Maximiliano Dávila a Estados Unidos por presunto narcotráfico.

“Viendo que lo que busca el MAS es eliminar a la expresidenta Áñez, quiero hacer llegar al Gobierno de Bolivia una propuesta firme y contundente: acepto una extradición al país si el presidente Luis Arce concede arresto domiciliario a la expresidenta Áñez y, al mismo tiempo, envía una carta al presidente de Estados Unidos, Joe Biden, en la que remita la entrega del coronel Maximiliano Dávila, investigado por el Departamento de Estado de EEUU por narcotráfico en un intercambio de prisioneros” (sic), señala la misiva.

Sin embargo, eso “no es muy serio (porque las extradiciones las disponen los Estados. Además) él no tiene peso en este momento (porque) está en la cárcel, los gringos pueden hacer lo que quieran, el gobierno controla todo (…) y los gringos no van a extraditarlo para que Áñez pueda tener detención domiciliaria, (eso) no es el interés de Estados Unidos. Entonces, no es una carta muy seria, están tratando de señalar algo un poco político”, agregó Becker.