El Líbano, que atraviesa una crisis económica histórica, votaba este domingo. Pero a pesar de la esperanza suscitada por el gran movimiento de protesta contra la clase política de 2019, el cambio no ha llegado a las urnas y la abstención es alta: casi 6 de cada 10 electores libaneses no fueron a votar.
Con Joan Cabasés Vega y Noé Pignède, corresponsales de RFI en Beirut
Las segundas elecciones parlamentarias en Líbano en 13 años ya tienen resultados oficiales y llegan con vientos de cambio. Se confirman los peores pronósticos para el partido pro-iraní Hezbolá, que junto a sus aliados pierden la mayoría parlamentaria que consiguieron en 2018. Esto ocurre en parte por la pérdida de escaños de varios de sus socios, como el Movimiento Patriótico Libre del presidente Michel Aoun, que deja de ser el partido cristiano con más representación en favor de las Fuerzas Libanesas de Samir Geagea.
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El principal bloque parlamentario de Líbano liderado por el movimiento armado chiita Hezbolá perdió la mayoría, según los resultados definitivos anunciados el martes.
El movimiento chiita respaldado por Irán y sus aliados, que tenía 70 escaños de 128 en el parlamento saliente, no consiguieron los 65 diputados necesarios para conservar el control de la cámara, según anunció el ministro de Interior Bassam Mawlawi.
En cambio, los candidatos surgidos del levantamiento popular que sacudió Líbano en 2019 al comienzo de la grave crisis económica actual se hicieron con al menos 13 escaños en las elecciones legislativas celebradas el domingo.
Todo apunta que Líbano tendrá un parlamento fuertemente polarizado con dos grandes bloques liderados por Hezbolá y las Fuerzas Libanesas, algo que en el pasado ha dificultado la actividad parlamentaria.
Otra novedad destacada es la entrada con fuerza de hasta 16 representantes de los grupos civiles que abogan por el fin del sistema sectario y por la rendición de cuentas contra los líderes tradicionales. Esta cifra supone un incremento de 15 escaños alternativos y está por ver si deciden formar un bloque conjunto para ganar influencia.
Ahora, el nuevo parlamento deberá elegir el primer ministro que se encargue de formar un gobierno con muchas tareas pendientes. Entre ellas, sacar Líbano de la crisis y negociar un rescate con el FMI.
El pulso en la calle
Marwan, de unos cuarenta años, se muestra bastante sonriente. Ha votado a uno de los grandes ganadores de estas elecciones: el partido Fuerzas Libanesas. La antigua milicia opuesta al movimiento chiita Hezbolá se convirtió en la primera fuerza cristiana del país. «Este es un primer paso. Finalmente, habrá alguien que tenga un gran número de representantes contra Hezbolá.
Rita sigue sorprendida por el índice de abstención. Después de la crisis económica y la explosión del puerto de Beirut, esta madre cercana a la oposición esperaba una oleada democrática. «¿Qué clase de democracia es ésta? La llaman república democrática, pero no creo que sea una democracia en absoluto. ¡Es realmente deprimente! Esperábamos mejores resultados».
Pequeño avance
Los partidos cercanos al movimiento de protesta sólo obtuvieron una decena de escaños de un total de 128. No es mucho, por supuesto, pero hasta entonces sólo tenían un diputado. Así que Fátima se alegra de este pequeño avance. En su circunscripción del sur del Líbano, la lista independiente que ella apoyó obtuvo un escaño. Una victoria sin precedentes en una región tradicionalmente ganada por el tándem Amal-Hezbolá. «Por primera vez, conseguimos hacer oír nuestra voz. Así que sí, es sólo un comienzo. Somos conscientes de que el cambio es mínimo. Pero nos da la esperanza de poder ofrecer un futuro mejor a nuestros hijos.
Los diputados elegidos tendrán ahora que ponerse de acuerdo sobre un Primer Ministro. Será un proceso difícil en un Parlamento extremadamente dividido.