Investigadores podrían haber resuelto el misterio de por qué tantos fumadores no padecen nunca cáncer de pulmón

Un nuevo estudio sugiere que muchos fumadores tienen «sistemas de defensa» naturales que neutralizan mejor los efectos perjudiciales del tabaco.

Los fumadores presentaban muchas más mutaciones genéticas que pueden causar cáncer de pulmón que los no fumadores.

Los fumadores presentaban muchas más mutaciones genéticas que pueden causar cáncer de pulmón que los no fumadores.



Fuente: dw.com

 

A pesar de que fumar cigarrillos es el factor de riesgo número uno del cáncer de pulmón, hay muchos fumadores que, aunque hayan mantenido el hábito toda su vida, no padecen cáncer de pulmón. De hecho, la gran mayoría no lo hace. Algo que ha intrigado a muchos científicos desde hace tiempo.

Ahora, un nuevo estudio dirigido por investigadroes de la Facultad de Medicina Albert Einstein de Nueva York refuerza la idea de que la genética desempeña un papel importante.

Se sospecha desde hace tiempo que el tabaquismo provoca cáncer de pulmón al desencadenar mutaciones en el ADN de las células sanas. Pero hasta hace poco, nadie podía explicar por qué solo una pequeña minoría de fumadores empedernidos desarrolla la enfermedad, mientras que el resto sigue viviendo como siempre.

Genes que ayudan a limitar las mutaciones

Según afirman los investigadores, estas personas tienen genes que ayudan a limitar las mutaciones, o cambios, en el ADN que convertirían las células en malignas y las harían crecer hasta convertirse en tumores. En otras palabras, las células que recubren sus pulmones parecen ser menos propensas a mutar con el tiempo.

Los resultados, publicados en Nature Genetics, sugieren que los genes de reparación del ADN son más activos entre algunos individuos, lo que puede proteger contra la aparición de cánceres, incluso cuando se fuma regularmente.

Perfiles genéticos extraídos de los bronquios

El estudio utilizó perfiles genéticos extraídos de los bronquios de 14 personas que nunca habían fumado y de 19 fumadores ligeros, moderados y empedernidos, de edades comprendidas entre la preadolescencia y los 80 años. Las células superficiales recogidas de los pulmones de los participantes fueron secuenciadas individualmente para medir las mutaciones en sus genomas.

Los investigadores se fijaron específicamente en las células que recubren los pulmones porque estas células pueden sobrevivir durante años y acumular mutaciones a lo largo del tiempo que están relacionadas con el envejecimiento y el tabaquismo.

«De todos los tipos de células del pulmón, éstas son las más propensas a convertirse en cancerosas», afirmó el doctor Simon Spivack, autor principal del estudio y profesor de la Facultad de Medicina Albert Einstein de Nueva York.

Según los autores, los fumadores presentaban muchas más mutaciones genéticas que pueden causar cáncer de pulmón que los no fumadores; los hallazgos «demuestran inequívocamente» que las mutaciones en el pulmón humano aumentan con la edad natural, y entre los fumadores, el daño en el ADN es aún más significativo.

El riesgo se estabiliza

El humo del tabaco se asocia desde hace tiempo a la aparición de daños en el ADN de los pulmones, pero el nuevo estudio ha descubierto que no todos los fumadores están bajo el mismo riesgo.

Mientras que la cantidad que alguien fumaba estaba relacionada con un aumento de las tasas de mutación celular, después del equivalente a unos 23 años de fumar un paquete al día, ese riesgo se estabiliza. «Los fumadores más intensos no tenían la mayor carga de mutaciones», dijo Spivack.

«Nuestros datos sugieren que estos individuos pueden haber sobrevivido tanto tiempo a pesar de su elevado consumo de tabaco porque consiguieron suprimir una mayor acumulación de mutaciones. Esta nivelación de las mutaciones podría deberse a que estas personas tienen sistemas muy competentes para reparar el daño del ADN o desintoxicar el humo del cigarrillo», agregó

Esto podría explicar por qué aproximadamente entre el 80 y el 90 por ciento de los fumadores nunca desarrollan cáncer de pulmón, mientras que los que no fuman en absoluto siguen desarrollando tumores. Los resultados sugieren así que no se trata solo de cuánto se fuma (si es que se fuma), sino que depende de lo bien que el cuerpo pueda reparar el ADN o reducir los daños que sufre.

La dieta también puede influir

Según informa Science Alert, los genes relacionados con la reparación del ADN pueden ser heredados o adquiridos, aunque aclara que los genes no son los únicos factores que influyen en el riesgo de cáncer de una persona. Otros factores ambientales, como la dieta, también pueden influir en los nutrientes del cuerpo que afectan al desarrollo de los tumores.

Según los investigadores, los hallazgos podrían señalar la dirección correcta a la hora de determinar a quiénes (entre los fumadores) hay que vigilar de cerca para detectar el cáncer de pulmón, en lugar de adoptar un enfoque más reactivo.

«Esto podría ser un paso importante hacia la prevención y la detección precoz del riesgo de cáncer de pulmón y alejarse de los actuales esfuerzos hercúleos necesarios para luchar contra la enfermedad en sus últimas fases, donde se producen la mayoría de los gastos sanitarios y la miseria», afirmó Spivack.

Lo que hace que el organismo de un individuo repare mejor el ADN sigue siendo objeto de debate, y aunque es posible que estos hallazgos ayuden algún día a los médicos a idear mejores formas de detectar el cáncer de pulmón y de tratar la enfermedad, aún faltan muchas más pruebas de laboratorio y estudios de mayor envergadura para eso.

Lo que sí está claro, y está fuera del debate en la comunidad científica, es que, en primer lugar, no fumar sigue siendo la mejor manera de prevenir el cáncer de pulmón.

Editado por Felipe Espinosa Wang.