Yapacaní, tierra de motorizados sin documentos y venta libre de gasolina


La compra-venta de autos indocumentados es común en el municipio cruceño donde se destapó el comercio de autos robados. La reventa de combustible al raleo se realiza sin ningún control, pese a la ilegalidad.

 



Fuente: paginasiete.bo

Malkya Tudela / Yapacaní

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El sector urbano de Yapacaní se extiende a ambos lados de la carretera internacional que a la vez une Santa Cruz y Cochabamba. Ese punto citadino es tierra de vehículos indocumentados y venta sin control de gasolina especial, a vista y aprobación de las autoridades encargadas de controlar esas actividades. Los representantes sociales, por ahora, están preocupados en quitarse la mala fama de “zona roja” de autos chutos (sin documentos) y robados.

Mientras suenan fuerte los clásicos de la cumbia paceña, el chofer de trufi que se dirige hacia Yapacaní me pregunta a qué voy para allá.

-Voy a la feria de autos, a ver si puedo comprar uno barato.

-¿Qué tipo de auto necesita? Yo traía autos de Chile; éste lo traje así, es chino.

El chofer dice además que estoy equivocada, la feria es cada domingo y hoy es jueves. Él tiene otro vehículo más, pero ha dejado ese negocio porque “ya no se puede conseguir papeles”. Después de esta carrera de Santa Cruz de la Sierra a Yapacaní, que dura dos horas por la doble vía, se irá a su chaco a recoger coco y llenarlo en su carro para volver a la capital cruceña a entregar su producto en el mercado Abasto.

Más tarde, un funcionario de la Alcaldía yapacanense, migrante de La Paz, me dirá que él también hizo negocios en dos oportunidades con la compra-venta de motorizados. “Uno lo compré en 3.700, lo hice arreglar y otras cositas, y lo vendí en 4.500”, dice, con la intención de demostrar que es una actividad común que no está en la oscuridad.

Lo cierto es que, aunque es en estricto ilegal, los vehículos indocumentados se ofrecen y demandan en páginas de Facebook como “Autos chutos Yapacaní” y similares. “Pedidos de autos chutos desde Bs 10.000  para arriba ya que va ver nacionalización (sic), precios económicos con hoja de expedición, se lleva a cualquier departamento”, dice el anuncio con 23 fotos de carros y dos videos breves de diputados impulsando la nacionalización de estos motorizados.

“Se realiza gemeleado de placas más su ruat, b-sisa y demás de primera y segunda calidad… También contamos con documentos originales de vehículos que estén siniestrados… Todo es sistematizado”, dice otro anuncio. El “gemeleado” consiste en asignar los documentos de un vehículo legalmente comprado y registrado a otro de similar modelo, color y año de fabricación, pero introducido al país ilegalmente.

Preocupados por el qué dirán

Los funcionarios, las autoridades y los representantes de organizaciones sociales de Yapacaní están por ahora preocupados por la “mala imagen” que les ha dado la noticia de la compra-venta en su municipio de vehículos chutos y robados. El reportaje del medio chileno Meganoticias, que destapó hace una semana el comercio de carros robados en Yapacaní, les ha dejado inquietos por el qué dirán.

Las organizaciones sociales han tomado la decisión de no pronunciarse sobre esa actividad, pero los dirigentes están molestos por los señalamientos de “zona roja” para el municipio. “No tenemos ni opinión ni información sobre eso de los autos. Además, Página Siete y Unitel dicen mentiras. Eso, y el golpe  más, no vamos a decir nada nosotros”, dice un dirigente de la Federación de Trabajadores Interculturales.

Los dirigentes vecinales, los representantes de distritos, los gremios locales y los campesinos interculturales han sostenido reuniones en los días posteriores a la denuncia de Meganoticias. EnWhatsApp de los lugareños circula también una convocatoria a “reunión de emergencia a todas las personas que tienen vehículos chutos en Yapacaní y la provincia Ichilo, se definirán puntos para defender nuestras herramientas de trabajo”. La citación no es sólo para los que se dedican a comprar y vender carros, sino a todas las personas que poseen un “chuto” (sin papeles).

Los agentes de Diprove llegados de La Paz están atentos, se sabe que hay policías de Inteligencia en la zona. Quieren recuperar la camioneta roja robada en Chile que sale en el susodicho reportaje.

“Lo que nos incomoda es que venga gente de otro lado a comercializar (vehículos), del lado del Chapare, Ivirgarzama, porque allá sí hay una feria grande. Más de 2 km es la feria allá, para entrar le dan un ticket de 5 bolivianos. Desgraciadamente pillaron un vehículo en nuestro municipio y hay que aceptar la realidad”, dice Fernando Pinto Céspedes, responsable de Seguridad Ciudadana del Gobierno Autónomo Municipal (GAM) de Yapacaní.

“Todos fomentan “

“Están dando SOAT a vehículos que no tienen placa, lo mismo está pasando con el B-SISA”, continúa Fernando Pinto. Paradójicamente, la prueba de esta afirmación la tiene el propio GAM.

Vehículos sin placa, estacionados frente a la Alcaldía de Yapacaní. Foto: Malkya Tudela/ Página Siete

A unos pasos del ingreso al edificio de la Alcaldía, tres trabajadores conversan alrededor de una camioneta Nissan Frontier de servicio municipal antes de salir a operar. El carro no tiene placas de identificación.

Fernando Pinto ya no está, pero otro funcionario se apresura a dar explicaciones, mostrando la factura del pago del seguro de Univida SA. En la papeleta del pago de SOAT aparece la razón social del GAM para una “camioneta particular SP (sin placa)”.

Moto sin placas pasa por un puesto de venta de gasolina. Foto: Malkya Tudela/ Página Siete

Si la aseguradora no exige identificación para dar cobertura a un carro, tampoco ése es un requisito para vender gasolina, una actividad regulada por la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH).

“Ellos (dueños de surtidores) no deberían cargar (gasolina en bidones) porque el combustible a nivel nacional viene subvencionado. En Yapacaní se vende en bidones. Eso tiene que vigilar Sustancias Controladas y el Ministerio de Hidrocarburos, como ANH, y nosotros no podemos interferir en su trabajo como gobierno municipal”, dice Pinto, como para deslindar responsabilidades.

La venta de combustible al raleo es una actividad cotidiana en la zona. Foto: Malkya Tudela/ Página Siete

A pocas cuadras de la Alcaldía, el Surtidor Coca expende gasolina tanto a revendedoras minoristas como a carros sin placa que cargan gasolina en turriles. El dueño, Enrique Coca López, es a la vez propietario de los ingenios arroceros San Martín 1 y 2, según el PTDI 2016-2020, y su tarjeta de presentación dice en grandes letras “Compro soya al contado”. Él no contestó a las llamadas de este medio para saber por qué vende gasolina al raleo.

Reventa de gasolina al raleo

Desplazadas a lo largo de la carretera que atraviesa el centro urbano, las vendedoras me lanzan una mirada de desconfianza como respuesta a mi pedido de entrevista. Me alejo dudando si me hice entender o si no me escucharon porque mi barbijo y el ruido de la carretera no ayudan. Una joven  responde apenas a una de varias preguntas: “No hay peligro en vender gasolina siempre que no haya fuego cerca”.

Finalmente me acerco a María (nombre convencional) que está con su pequeña de dos años de edad. Ambas salen de 8:00 a 17:00 a vender gasolina a la vera del camino. “Tengo miedo a equivocarme”, me dice sonriente y avergonzada, cuando le pregunto si puedo entrevistarla.

En bidones se oferta y se vende gasolina en el muncipio cruceño. Foto: Malkya Tudela/ Página Siete

No sabe cómo se compra el combustible, ella sólo lo vende por encargo de su hermana y su cuñado. Un motociclista se acerca a comprar y echa por la borda la confianza acumulada para lograr la entrevista. El precio oficial de la gasolina es de 3,70 bolivianos por litro. Las comerciantes lo venden en 4,50.

La gasolina está medida en botellas de Coca-Cola de dos litros. Para cargar combustible a la moto se usa otro envase cortado por la mitad a modo de embudo. Una pequeña manguera en la boquilla del embudo improvisado lleva el líquido al tanque del motorizado. El comprador se va y llegan el cuñado y la hermana de María en su carro.

-No podemos darle la entrevista porque ésta es una actividad ilícita, es una actividad ilegal-dice tranquilo el cuñado, sin molestarse ni alzar la voz.

-¿Es una actividad ilícita? -reacciono sin salir de mi asombro.

-Sí. Además, ésta es una zona roja.

-Todas las personas están molestas porque se está diciendo que Yapacaní es una “zona roja” y usted lo dice tranquilo -me río intentando que suene como un chiste.

-Bueno, no. Lo dice la prensa, no lo digo yo, la prensa de la televisión está diciendo así.

La breve conversación sirve para cambiar el rostro de la hermana de María, quien hace una mueca de sonrisa amable, y pienso que podría concretarse la entrevista.

Vehículo indocumentado y sin placas carga gasolina en un surtidor pese a que es prohibido. Foto: Malkya Tudela/ Página Siete

En el negocio de la gasolina al raleo en Yapacaní se mueven principalmente mujeres, solas o en grupo, madres e hijas. Las mujeres hacen cola en el Surtidor Coca durante toda la jornada. Cargan envases de 50 a 60 litros en vehículos sin placa que esperan estacionados a un lado del surtidor. Las que tienen bidones más pequeños se los llevan en mototaxis rumbo a su puesto de venta.

-A nosotros nos venden (la gasolina) con carnet por persona. Hasta 60 litros podemos comprar con carnet como máximo, no venden más; o sea hasta 120 litros conseguimos nosotros -dice el cuñado para acto seguido darme la espalda.

No habrá entrevista. Me despido y me alejo pensando que los 120 litros son la suma de la compra en pareja. ¿Y María no compra? ¿No tiene carnet? Cómo saber eso, no pude preguntarles cuándo migraron desde Potosí o cuántas mujeres están en la asociación de vendedoras.

Sin control

Tanto la circulación de vehículos indocumentados como la venta libre de gasolina ocurren con la venia de las entidades estatales encargadas de controlar ambas actividades.

Fernando Pinto, que además es dirigente de la Asociación de Mototaxis “6 de Noviembre”, explica que entre el 60 al 70% de la población del municipio es transportista, lo que significa unos 9.000 afiliados a una de las 19 asociaciones, cooperativas o sindicatos de este rubro que funcionan en el municipio.

Mi último encuentro es con el presidente del Concejo Municipal, Ramiro Peredo, quien aclara que los carros indocumentados (por los atropellos) y la falta de policías son los principales problemas de seguridad, pero insiste en que nadie se fija en que además es un importante productor de leche, cítricos y arroz, además de ser la capital del tambaquí (pescado)

Me voy del municipio de Yapacaní pensando en esa camioneta blanca sin placa que pasó velozmente con sacos blancos de úrea en su carrocería. Piensa mal y acertarás, me digo, pero considero la posibilidad de que esa carga sirva a las actividades agrícolas que enorgullecen a los yapacanenses.

 

4,50
BOLIVIANOS
es el precio del  litro de
gasolina al raleo en Yapacaní.
El precio oficial es Bs 3, 70.

Fuente: paginasiete.bo