Chats, pelea y balas: las últimas horas de 3 efectivos abatidos

ANTES DE SU MUERTE, TENÍAN PLANES PARA PASAR CON SUS HIJOS. Conductores de cuadratracks que consumían bebidas alcohólicas presuntamente provocaron un “altercado” en la zona Urubó (Santa Cruz).

 



Fuente: Página Siete / Santa Cruz

 

Mensajes de chat y llamadas por celular para planificar actividades con sus familias, agresiones que alertaban la tragedia que iban a pasar y acribillados a sangre fría estando de rodillas, fue lo que pasaron antes de su muerte dos sargentos de la Policía y un voluntario del Grupo de Apoyo Civil a la Policía (Gacip) en la zona del Urubó, en Porongo, Santa Cruz.

A las 13:00 del martes, el sargento Alfonso Chávez llamó a su esposa para indicarle que iba a un patrullaje y luego se contactaría con ella. Lo último que conversaron fue realizar el festejo de cumpleaños de su hijo, el miércoles. “Habíamos dicho que íbamos a comprar una torta y estar en casa, eso quedamos en hacer”, dijo Liliana Sánchez, esposa del policía. El uniformado dejó a cuatro de sus hijos en la orfandad.

Por su parte, el sargento Eustaquio Olano, antes de ir a patrullar, había planificado encontrarse con su hija el miércoles y entregarle un celular. “Teníamos que encontrarnos, me habían robado mi celular”, aseveró la hija. En esa familia, dos hijos quedaron huérfanos.

En cambio, antes de las 14:00, el voluntario del Gacip David Candia estaba en su casa, el feriado del martes, junto a su hija de un año. “Dicen que él estaba echado junto a su niña”, contó un familiar del voluntario. Antes de su muerte, él tenía planificado abrir un negocio de mecánica y los fines de semana apoyaba a la Policía.

Según la Policía, los dos sargentos salieron a patrullar a la comunidad Los Cuchis, en el Urubó, pero la patrulla en la que iban se enfangó en un lugar arenoso.

Ese percance ocurrió debido a que algunas personas circulaban en cuadratracks por la zona y habrían consumido bebidas alcohólicas y otras sustancias; los mencionados supuestamente entrenaban para una competencia deportiva, entre ellos estaba Misael Nallar Viveros, yerno del narco Einar Lima Lobo.

Luego, entre las 14:00 y las 15:40, los sargentos sufrieron agresiones físicas, según chats enviados por Olano a su pareja Mariana Rojas.

A las 15:51, Olano escribió vía WhatsApp a su pareja contando el incidente: “Amor estoy en peligro, la verdad no podía comunicarme con mis camaradas por la señal. Nos agredieron, a mi camarada le dieron (un) puñete, a mí me salvó lo que portaba, y además nos quedamos sin señal, y nos plantamos en la arena y ahí vinieron a buscarnos pelea, en un momento, pensé aquí me destrozan, pero gracias a Dios no pasó a mayor, pero no teníamos comunicación, viví el peor susto”. Olano mantuvo comunicación con su pareja hasta las 16:10 y posteriormente ya no respondió más.

Previo a aquel momento, el sargento Chávez se habría contactado con el subteniente Eduardo Céspedes para pedir auxilio mecánico y asi solucionar el desperfecto de la patrulla.

Y antes de las 15:00, Céspedes habría llamado al voluntario del Gacip para ir a ayudar con el patrullaje, adonde también llevaron a un mecánico. “De repente recibe una llamada de los policías para ver si podría colaborar en un patrullaje (…) Salió casi a las 15:00”, dijo un familiar de Candía.

Al llegar al lugar, el mecánico activa la doble tracción del vehículo, lo sacan de la arena y conducen hasta el pavimento. El mecánico declaró que unas personas lanzaron piedras a los policías y éstos usaron gas pimienta para dispersarlos.

Minutos después, los agresores vuelven en un vehículo Ipsum de color plomo, bajaron dos personas con chalecos verdes y dispararon contra los sargentos y el voluntario, según testimonios del mecánico y de Céspedes. El subteniente al escuchar los disparos se da la vuelta y sale del lugar, presuntamente a pedir apoyo.

El comandante de la Policía, Jhonny Aguilera, detalló que a los sargentos y al voluntario les habrían puesto de rodillas y les dispararon con armas largas de uso militar.

La Policía colectó 17 balas calibre 7,62 y 5,56. Olano recibió cuatro impactos de bala, Chávez dos disparos y Candía seis impactos, dijo Aguilera.

Desde las 16:11 a 18:18, Olano ya no respondió más a los mensajes de su pareja. Varios de los familiares se enteraron vía internet de la tragedia. Ayer la Policía logró detener a Nallar, principal acusado, y citarán a otros implicados.

Incidente en Urubó

Policía El general Jhonny Aguilera presume que el chat enviado por Olano, en el que detalla las agresiones que sufrió junto a su camarada, es el mismo hecho que relató el mecánico, que dijo que los policías fueron atacados con piedras y respondieron con gas pimienta, lo que provocó la ira de los agresores, que después volvieron armados y dispararon a los sargentos y al voluntario.