El socialismo de las utopías bolivarianas

Entendamos cuál será nuestro destino como ciudadanos de países bolivarianos, o porque no ser más crudo y decir socialistas. La victoria de Petro en segunda vuelta, consolidó por primera vez en Colombia el poder para la izquierda, lo que alienta a los socialistas corruptos del Brasil a que Lula retorne al poder, y, de esa manera, generar un bloque de apertura de fronteras y de unificación de países socialistas como quería el Libertador Bolívar y el difunto y corrupto Hugo Chávez, quien acabó con la riqueza de Venezuela.

Para que podamos entender el contexto de lo que esto significa en palabras sencillas, tenemos que comenzar explicando qué significa los gobiernos fallidos derrotados en las urnas, por aquellos personajes salidos del oscurantismo y que se convirtieron en líderes populares con apoyo ciudadano en diversos países, incluido el nuestro.

Dicen que el primer patrimonio del ser humano es su cuerpo, el cual, en una sociedad civilizada, nadie puede agredir ni esclavizar. El único requisito contra el derecho de dominio sobre su cuerpo es que el individuo respete el mismo derecho de su prójimo y, si no lo hace, sea perseguido, juzgado y castigado en los términos de una ley que asegure el debido proceso y el derecho de defensa. El segundo patrimonio humano es el derecho de apropiarse libremente de lo producido por el cuerpo y la mente, en cumplimiento de las leyes y normas de la vida social. Así, este segundo patrimonio es el derecho a apropiarse libremente de los frutos del trabajo, la única forma que tiene un sistema social de hacerlo es garantizando el derecho a la propiedad.



Estos derechos patrimoniales, que tanta sangre costó, están queriendo abolir con la finalidad de volver a un pasado funesto y autoritario, en pocas palabras los socialistas quieren esclavizar nuevamente a sus ciudadanos. En el mundo antiguo, un esclavo era alguien que no tenía derecho de posesión y cuyo trabajo por los demás era recompensado solo con comida, cama y techo. Negar a un ser humano el derecho a la propiedad es transformarlo en esclavo de otro ser humano, como lo fue en Roma, o transformarlo en esclavo del Estado, como lo es en el SOCIALISMO. El mayor pecado del socialismo es la destrucción de la “humanidad” que existe en el individuo, al negarle el goce de los frutos de su trabajo, muchas veces mediante el asesinato del hombre, como lo han hecho todas las dictaduras socialistas, sin excepción.

Entonces la pregunta intrigante que nos tendríamos que hacer es: ¿por qué surgió la idea socialista? Es decir, ¿un régimen sin derechos de propiedad privada sobre los medios de producción? A Karl Marx no le gustó lo que vio al comienzo de la Revolución Industrial en Inglaterra en cuanto a las horas de trabajo de los trabajadores y las precarias condiciones de vida. Un gran error de Marx fue no darse cuenta de que el stock de capital (fábricas, máquinas y equipos) no podía absorber a todos los trabajadores, ya que la población explotó más que el avance de la tecnología y la producción de bienes de capital.

El desempleo marxista es exactamente eso: no hay capital suficiente para absorber a toda la población activa, o sea, el Estado no puede generar la cantidad de empleos necesarios. Otro error de Marx fue no darse cuenta de que la única solución para resolver el problema era la continuación de la revolución tecnológica y la creación de nuevos bienes de capital. Luego viene una propuesta absurda: acabar con el derecho de propiedad y negar a todos los derechos a apropiarse libremente del fruto de su trabajo.

El socialismo, por tanto, pretende, a mediano plazo, la confiscación de las propiedades de la tierra, las fábricas y toda posesión urbana de bienes de producción. En otras palabras, para ellos, lo más conveniente sería volver al régimen de esclavitud de la antigua Roma, ahora con un régimen de esclavitud por parte del Estado. Para eso, será necesario asesinar a quienes reaccionen ante la pérdida de su propiedad y su derecho a la libertad. Sin embargo, no tienen que olvidarse los nuevos ideólogos del Socialismo del Siglo XXI, que un gran error de los marxistas fue creer que este tipo de solución resolvería el problema de la pobreza, objetivo en el que el socialismo siempre fracasará por completo, sencillamente, por la incapacidad total de producir riqueza.

Sin la producción de bienes y servicios, la distribución del ingreso es solo una división igualitaria de la miseria. Actualmente, Venezuela es el gran ejemplo, es un país que está cumpliendo fielmente el disfraz de demostrar lo inhumano y completamente ineficiente que es cualquier formato de producción socialista… para descontento de los habitantes de ese país, donde falta papel higiénico, medicinas, energía y hasta agua. Pero pareciera, que el comer mierda es antojadizo para quienes eligieron a: Boric, Petro, Arce, Castillo, Fernández.

El desafortunado sistema capitalista tiene fallas, pero porque preserva los derechos más básicos del hombre -especialmente la libertad y el derecho a la propiedad- es el único sistema capaz de resolver precisamente la pobreza que tanto enfurecía a Marx. Como ejemplo, basta mirar a los países europeos y asiáticos con mayores ingresos per cápita de su población, ninguno de ellos fue gracias al socialismo. Por lo tanto, la tarea es mejorar el capitalismo y no poner en su lugar una idea trágica: el socialismo.

La utopía socialista siempre intentará convencer al ignorante y al flojo. Intentarán cambiar la constitución política de un Estado por una soñada constitución socialista. En la misma, venderán la idea de que no existan partidos políticos. No porque estuvieran prohibidos, sino porque no serían necesarios para representar al pueblo, si el pueblo se puede representar a sí mismo. Así mismo, como venden sueños, introducirán la oportunidad de que cada ciudadano se represente a sí mismo, para consolidar la mentira más grande que es “el poder sería siempre del pueblo y no de una figura”, claro ejemplo, lo que sucede con cada uno de los líderes socialistas actuales que nunca quieren dejar el poder, pero, sin embargo, hablan a nombre del pueblo.

Pretenderían seguir engañando con la idea de que todos tendrían el derecho inalienable a la educación, la vida, el agua, la alimentación, entre otros. Todo el mundo recibiría un mecanismo de intercambio de alimentos simplemente por existir. Nadie pasaría hambre. El premio por producir en sociedad sería poder participar en política, y ciertos trabajos que no tuvieran suficientes trabajadores serían compensados por encima del promedio. El valor de una persona no se mediría por cuánto es capaz de producir, sino por el hecho de que es humano, de que existe. El capital importante aquí sería el social, la sociabilidad. Ya no sería el precio de lo que tienes, lo que aporta el principal valor a alguien hoy en día, sino la forma en que mejora y participa en la sociedad. Pura basura ideológica en un mundo que avanza a pasos gigantescos en la tecnología.

Más que seguro, pretenderían imponer la idea de que no exista un poder judicial y una legislatura constituidos (casi lo están logrando en nuestro país), sino un grupo de representantes que seguirían lo que el pueblo quiere y constituye como guía. En casos de violación de preceptos sociales, estos representantes se reunirían para evaluar el caso concreto y definir una solución. Para situaciones desviadas en las que se necesitará la fuerza, se elegiría un cuerpo de agentes temporales y se responsabilizaría de las acciones. Todas las especialidades se dividirían en órganos de discusión y serían convocadas para enviar representantes o dictamen cuando fuera necesario. Como también, sueñan con introducir, de que los precios de los productos y alimentos se vayan a definir colectivamente como una forma de controlar la relación de oferta y demanda.

Ah, y para acabar con el empresariado, su eslogan sería que nadie sería dueño de un negocio. Todos serían socios en la sociedad y tendrían parte del poder para definir las formas de actuar en su lugar de trabajo. Si lo consideraran necesario, podrían tener líderes, jefes, controladores de producción, pero el poder nunca podría usurparse al individuo y su valor estaría en lo social y no conectado a cuánto es capaz de producir.

Para el socialismo que pretenden, nadie podría comprar terrenos o bienes raíces. Toda persona tendría derecho a una vivienda que se pondría a disposición de cada ciudadano cuando cumpliera una determinada edad. Él elegiría las áreas en las que le gustaría hacer cola y recibiría su residencia tan pronto como estuviera vacante. Si no le gustara lo que puede recibir, seguramente lo pondrían en sorteo para tranquilizarlo.

Es en esta línea que se desarrolla la idea de una sociedad socialista en un conjunto de países que a través de líderes populistas quieren volver al pasado para generar una nueva élite social y una sociedad esclavizada por un Estado Socialista.  O sea, como se dice vulgarmente, pura paja y lleno de utopías es el camino de Latinoamérica bajo el liderazgo de estos cabrones, como diría el charro mexicano.

Alberto De Oliva Maya