¿Vivimos en una democracia?

Gobierno masista en Perú? – eju.tv

Francamente pareciera que los bolivianos hacemos la vista gorda en cuanto al sistema político en que vivimos y tal vez por consolarnos o por ignorantes decimos que existe una democracia en nuestro país. Hubo una democracia, no del todo perfecta, durante los llamados gobiernos neoliberales, pero, a partir del 2006, eso se fue diluyendo año tras año, hasta lo que tenemos hoy. 

La democracia por la que transitamos en estos tiempos solo es de nombre; es un cascarón que cubre la podredumbre existente debajo, pero llevándonos con gran frecuencia a las urnas. El voto es lo destacable del sistema imperante, aunque todos los bolivianos sabemos que, hasta en eso, hasta en ir a votar, es prestarse a engaño, para que los fraudulentos como Evo Morales nos tomen el pelo y nos hagan creer que hemos elegido algo o a alguien. En el fondo, sabemos bien que votamos, pero que no elegimos.



Terminados los golpes de Estado militares y los cuartelazos que se sucedieron con bastante frecuencia en Bolivia, ahora se han apoderado del país los pícaros. Formamos parte de un club internacional de sinvergüenzas que van cambiando de nombre como hacen las logias mafiosas para mimetizarse y huir de la justicia. Estos taimados no necesitan de tocar las puertas de los cuarteles en busca de la fuerza, porque su poder está en aprovecharse de la ignorancia de la gente y más bien, tienen a los militares lo mejor pagados que pueden, alabados, y quietos; están convencidos que la democracia está viva, que es inviolable, intocable, ajena, y que ellos son simples guardianes de los mamones. 

Todos quienes conforman la sociedad política delictiva en América Latina, tienen un denominador común, un libreto a seguir. El primero: hay que tomar el poder utilizando el voto popular. Es requisito principal para que se pueda articular el lance. Una vez en el gobierno se debe eliminar todos los obstáculos que puedan permitir que, pasado el periodo constitucional, otros les arrebaten el mando mediante elecciones. ¿Cómo hacerlo? Ahí viene el segundo paso sine qua non: cambiar la Constitución o modificarla al extremo que calce perfectamente en estos “engañifles” que ensalzan y enaltecen a las mayorías populares, disque las únicas favorecidas con el “cambio”. 

El “cambio” es la palabra mágica, también imposible de estar ausente entre los abusadores de las urnas, porque representa todo y no dice nada. Es casi tan vacía como la otra palabrita que no debe faltar en cada minuto de un discurso: “pueblo”. El “pueblo” no requiere de ninguna explicación, porque, ¿qué es el pueblo? ¿Es país? ¿Es población? ¿Es gente? Solo estos magos de la matufia saben que hay que mencionar al pueblo las veces que se pueda, seguros de entusiasmar muchedumbres que se creen aludidas.

Luego, la división de los poderes del Estado, la justicia, el gasto, el manejo de la economía, la captura de los sindicatos, las relaciones internacionales, ya son pan comido. No importan los bloqueos, ni las huelgas, ni las críticas de los medios; y si las cosas pasan a mayores, para eso están las detenciones preventivas o los arrestos domiciliarios, que pueden durar muchos meses o muchos años y cuyo ejemplo principal es hoy Jeanine Añez. Si las dictaduras militares o civiles de antaño metían bala o pegaban palizas a los opositores, estas logias políticas mafiosas (por lo menos en Bolivia) prefieren recurrir a los fiscales y jueces que ellos mismos han elegido y así deshacerse de sus enemigos sin ensuciarse las manos.

El presidente del Estado Plurinacional de Bolivia es muy solidario con sus cofrades de la Sociedad y es por eso que ha anunciado su inasistencia a la Cumbre de las Américas que ha invitado el presidente Biden, en Los Ángeles, la próxima semana, donde se tratarán temas relacionados con la democracia, los derechos humanos, la justicia, seguridad hemisférica y otros. No obstante, quien ejerce como Canciller, el señor Mayta, ha anunciado, casi como una concesión, que Arce asistiría a Los Ángeles si Biden se retracta e invita a los presidentes de Cuba, Venezuela y Nicaragua. Es absurdo que suceda eso porque al decir de alguien: “el éxito de una fiesta depende mucho de su lista de invitados”. Finalmente, Arce ya estuvo, hace unos días, con sus socios asaltantes del poder democrático, en una reunión del ALBA, que se ha conformado, ilusamente, como unas Naciones Unidas del Caribe. ¿Qué pinta una nación de mayoría altiplánica allí? Solo Dios sabe.