Adolfo Mendoza, el boliviano que vive bajo fuego en Ucrania, pide ayuda al Gobierno

El boliviano llegó a Rusia en 1984, tiene una familia ucraniana. Con la guerra su vida cambió. Pide que el Estado repatrie a los hijos de los connacionales.

Adolfo Mendoza, el boliviano que vive bajo fuego en Ucrania, pide ayuda al Gobierno

Andrii Inchauzte, de sangre boliviana, cuida su país y quiere venir a Bolivia. 

Adolfo Mendoza, el boliviano que vive bajo fuego en Ucrania, pide ayuda al Gobierno

Adolfo Mendoza (hijo) con su esposa Alona resguardados en los sótanos de un edificio. 

Adolfo Mendoza, el boliviano que vive bajo fuego en Ucrania, pide ayuda al Gobierno

Moskal con Mendoza, la pareja antes de la guerra. 

Adolfo Mendoza, el boliviano que vive bajo fuego en Ucrania, pide ayuda al Gobierno

Adolfo Mendoza, cuando desposó a Valentina Moskal. Están juntos 36 años. 

Adolfo Mendoza, el boliviano que vive bajo fuego en Ucrania, pide ayuda al Gobierno

Parte de la familia Mendoza en tierras ucranianas. 

En 1984, Adolfo Mendoza Plata tenía 23 años y muchos sueños por cumplir. Uno de esos anhelos académicos lo llevó hasta Rusia, allá por 1984. El destino obró y fue a parar a Ucrania, donde encontró al amor de su vida, se casó y ahora tiene una familia con tres hijos que son la luz de sus ojos.

Ya con 61 años encima, él mira por el retrovisor de su vida y ve que ha conseguido muchos logros. Cuando todo iba por la autopista de la rutina y la normalidad, el presidente ruso Vladimir Putin decidió que su país ingresaría en guerra con Ucrania para “liberar” a aquel país.



Putin no tomó en consideración la vida de Mendoza, pero su decisión sí afectó la vida del boliviano, que vive en una ciudad donde hay que mirar al cielo para rezar y esperar que del cielo no caiga un cohete a destrozar su vida y la de quienes están en la ciudad de Vinnytsia.

La historia es pasado

Él se presenta: “Me llamo Adolfo Mendoza Plata, fui becado por nuestro gobierno el año 1984 hacia la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, donde terminé mis estudios de ingeniería, en 1990 y luego hice mi doctorado, en 1997”.

El paceño contrajo nupcias con la ucraniana Valentina Moskal y con tiene tres hijos. Hasta ahora son 36 años en los cuales comparten sus vidas, la mayor parte del tiempo en Vinnytsia.

En aquella tierra que antes pertenecía al imperio ruso, Mendoza trabajaba en una firma de automatización de aparatos para fábricas. Durante más de tres décadas se dedicaba a su oficio día a día y en vacaciones viajaba junto con su familia. Hasta que Putin decidió que Ucrania era parte del gigante ruso y decidió “liberar a la gente de los sufrimientos y el genocidio”.

Y llegó la guerra

El 24 de febrero Moscú abrió fuego contra Ucrania y comenzó la invasión rusa. Las diferentes ciudades ucranianas fueron objeto de ataques y la población civil vio cómo su vida se convirtió en una sobrevivencia diaria. Adolfo, por ejemplo, dejó de trabajar.

“Esta guerra nos afectó mucho y tenemos la moral baja. Ahora tememos por nuestras vidas, nos quedamos sin trabajo y sin recursos económicos”, explica desde aquella tierra ucraniana.

Allí hay Estado de Sitio y Ley Marcial. Es decir la población está en pie de guerra y lo más importante es resguardar la seguridad de la población, con el apoyo de las fuerzas armadas ucranianas.

Aquellas medidas no son sinónimo de seguridad. Por ejemplo, el domingo 6 de marzo al menos nueve personas fallecieron tras el bombardeo de un aeropuerto de doble uso civil y militar cerca de Vinnytsia, en el sur de Kiev, la capital de Ucrania. Allí impactaron ocho misiles rusos. Desde entonces no hay paz ni calma.

“Hay veces que la alarma suena varias veces al día porque se detectan misiles y todos tenemos que buscar refugio en sótanos de las casas para salvarnos”, explica Mendoza.

En busca de ayuda

El paceño que vio cómo su vida cambió en la guerra. Cuenta que hay un grupo de bolivianos que también sobreviven. “De nuestro grupo en Ucrania, dos viven en Kiev, uno en Kirovograd, una familia hay en Odessa y otra en Vinnytsia”.

Todos ellos quieren huir del conflicto. Mendoza explica que se solicitó ayuda al consejero y Jefe de Misión de la Embajada de Bolivia en Alemania, Alex Díaz Mamani. “Nos dijo que nos reuniéramos en Vinnytsia porque vendría hasta la frontera, pero después de un mes y medio de espera nos dijo que no vendría porque no tiene recursos suficientes”. Luego la autoridad nacional se desligó del problema y les informó que ese asunto era responsabilidad de la embajada boliviana en Moscú.

El grupo de bolivianos en Ucrania consiguieron contactar a personal del Ministerio de Relaciones Exteriores de Bolivia. “Les comentamos acerca de nuestra situación”, cuenta Mendoza. Es decir les hablaron del temor a los misiles, de la pérdida del trabajo y de la cercanía de la muerte.

No tuvieron una respuesta adecuada y siguen tocando puertas para una posible huida del conflicto bélico.

“Nosotros pedimos a nuestro gobierno que nos ayude a repatriarnos. Pedimos que venga un representante consular hasta la frontera para que nos brinde ayuda consular, como ya lo hizo una vez”, explica el paceño.

Las noticias de bolivianos repatriados de la guerra no abundan. A mediados de marzo se supo que cinco bolivianos retornaron al país desde Ucrania, mientras que otros 12 connacionales decidieron quedarse en otros países de Europa.

La información oficial del Ministerio de Relaciones Exteriores es que a través del Viceministerio de Gestión Institucional y Consular se atiende a los bolivianos en Ucrania.

“Estamos actualizando constantemente la información sobre bolivianos en Ucrania y canalizando el apoyo que sea requerido. Aunque hasta el momento no se ha solicitado ningún tipo de asistencia, estamos muy atentos y alertas a cualquier requerimiento”, explicó la viceministra de Gestión Institucional y Consular, Eva Chuquimia, en la nota de prensa de la entidad estatal.

Ucrania anunció que no se rendirá ante los rusos; pero Mendoza y su familia no están dispuestos a seguir en esta batalla.

Hace una lista de personas para que Bolivia pueda repatriar. Son jóvenes: Andrii Inchauzti Avilez, Adolfo Mendoza Plata, Daniel Aduviri Rodríguez y un hombre de apellido Gutiérrez.

Cuenta que va seguirá tocando puertas de ayuda. Quiere que ellos huyan de la muerte y que tengan nuevas oportunidades, así como él las tuvo.

“Tenemos la moral baja. Ahora tememos por nuestras vidas, nos quedamos sin trabajo y sin recursos .
Adolfo Mendoza
“Pedimos a nuestro Gobierno que nos ayude a repatriarnos (…) que venga un representante”.
Adolfo Mendoza

Repatriados y la guerra

La invasión de Rusia a Ucrania comenzó a finales de febrero y en marzo ya se anunciaban las primeras repatriaciones, al menos de los ciudadanos latinoamericanos.

En marzo llegaron al país cinco personas de Ucrania. “Para mí es difícil expresar los sentimientos que tengo al llegar a casa. Lo más importante es que estoy con mi familia y mis hijas. Es mi máxima responsabilidad y estamos tranquilos al ver este recibimiento. Vamos a empezar la vida de cero aquí en Bolivia”, indicó emocionado David Martínez, de 52 años.

Martínez es músico y migró hace más de 30 años a la ex Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). En aquel vuelo que arribó a Bolivia estaban él, su esposa ucraniana y dos hijas de la pareja.

Adolfo Mendoza Plata sigue allá. Indica que él y los suyos intentaron volver a Bolivia y buscaron ayuda estatal. Ellos además tienen oficios y profesiones, refiere el paceño que fue a Rusia en los años 80 y allí sacó un doctorado.

La guerra de Ucrania está lejos de acabar. Los ataques continúan, por ejemplo, en Lysychansk, al este de Ucrania hay bombardeos “muy potentes” día y noche que impiden las evacuaciones de civiles, dijo el gobernador regional, reporta El Mundo.