Marcelo Monetenegro, en entrevista con el streaming Piedra, papel y tinta de La Razón, conducido por la directora de este medio, Claudia Benavente, explicó que el Gobierno aplica políticas como la subvención a los hidrocarburos y a los alimentos para evitar una inflación en la economía boliviana y no estar en la misma situación que los otros países de la región. Además, para que estas medidas no afecten en el futuro a corto plazo, se trabaja en la construcción de plantas de biodiésel para que, de esa manera, a partir de 2025 se reduzcan los costos destinados para la subvención del diésel, principalmente.

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También se refirió a nuevos “acuerdos” con Brasil para mejorar la venta de gas natural a ese mercado. Asimismo, destacó que el Fondo Monetario Internacional (FMI) reconoce las políticas de subvención que realiza Bolivia.

— ¿Cuáles son los principales ejes del bienestar económico?

— La bolivianización es el mayor uso de la moneda nacional en las transacciones económicas de un sistema económico como el caso boliviano. La bolivianización está reflejando la confianza que tiene el público en la moneda nacional ¿Por qué tiene está confianza? Por varios motivos, primero, porque la economía, después de haber caído más de 4.000 millones de dólares en la gestión 2020, hoy ya muestra visos de recuperación, reconstrucción de varios sectores de la economía que han empezado a tener ya crecimiento.

— ¿Cómo se ha calculado esta caída (de $us 4.000 millones)?

— Si más o menos producíamos cerca a los 42.000 millones (de dólares que es más o menos el Producto Interno Bruto – PIB), la variación negativa es cercana al 9%, el 10% de ($us 42.000 millones) es más o menos 4.200 millones. Esta caída que ha sido brutal, nunca la habíamos visto en la magnitud en la historia económica del país, tiene que hacernos pensar que no ha sido algo menor y que en este momento la economía está creciendo. Muchos sectores se están reactivando y la comparación 2022 contra 2021, varios sectores van creciendo por encima del 3%, 4%, y ahora ya no hay efecto rebote. Ahora nos comparamos nosotros mismos y vemos que la economía está nuevamente generando ingresos, producción, ha aumentado el empleo ya son 4,2 millones de personas que están ocupadas en el país, la tasa de desempleo ha caído del 11,6% en julio a 5,2%, una caída importante, más de siete puntos.

— ¿Estamos midiendo siempre el empleo formal?

— No, (son) todos los tipos de empleo, todos los tipos de ocupaciones, entonces ese es el desempleo abierto lo que se ve; ahí también hay un desempleo, lo que se llama disfrazado, que es la subocupación. No obstante, vemos en la economía en estos momentos que el sector externo está generando los niveles más importantes de hace muchos años en términos de exportaciones, fundamentalmente en el sector manufacturero, saldo de la balanza comercial positiva, descenso del desempleo, aumento de la producción, inflación controlada. ¿Acaso éstos no son síntomas de una economía que se está recuperando, reconstruyendo en un entorno volátil? Bolivia no es una isla, puede sentir los efectos, pero nosotros los aislamos con las políticas de subvención.

— ¿Usted cree que con un cambio (del tipo de cambio de la moneda) se puede dar un impulso a las exportaciones?

— Hay que explicarle a la gente de la forma más fácil posible. Cuando un productor, cualquiera, de vino vamos a pensar, exporta a cuatro dólares (la botella) más o menos, redondeando a siete (bolivianos) el tipo de cambio, tendría 28 bolivianos, devaluando la moneda a 7,5 (por cada dólar), entonces ya ahí tendría un incremento artificial de los ingresos. Ahora, ¿qué podría hacer este productor de vino? Podría usar ese margen de devaluación para ser más competitivo en el mercado donde vende vino, pero eso no depende necesariamente de él, depende de la competencia donde esté vendiendo el vino, si hay otros elementos distintos al precio como, por ejemplo, la calidad del vino, el hecho de tener consumidores atados de un tipo de bouquet de vino, por más que rebaje en el extranjero nuestro productor no va a vender más. De hecho, rebajando el precio del vino allá va a obtener menos ingresos, por lo tanto, es un cliché decir que una devaluación de la moneda directamente aumenta la producción de las exportaciones, eso es falso, eso hay que analizarlo producto por producto.

Si yo trabajará para el instituto de exportaciones, tendría que decir que una devaluación siempre es buena porque a los exportadores les da más ingresos sin despeinarse. Claro que les va gustar la devaluación, pero los efectos son complejos porque una devaluación también afecta los insumos importados en otras industrias. Cuando un productor tiene que comprar insumos más caros, ¿el costo de eso lo absorbe el productor? No, lo pasa al precio y ¿quién paga eso? Nosotros. (En el caso de) el precio del gas no reacciona a la devaluación, el precio de los minerales tiene sus propias cotizaciones, la industria manufacturera quién sabe, por eso hay que analizar producto por producto.

— Tocar ese tipo de cambio, ¿qué afectaría?

— Los exportadores de hecho se beneficiarían directamente, pero también les podría dar la vuelta por los insumos importados que utilizan en sus industrias, pero lo más graves es que podría afectar a las familias, a los que tienen ingresos fijos, en bolivianos.

— ¿Por qué?

— Por la sencilla razón de que, por ejemplo, si yo gano en bolivianos y se devalúa la moneda y eso se pasa a los precios, con mi salario que no ha cambiado tengo que seguir tratando de comprar lo mismo o voy a comprar menos. ¿A quién le está afectando esa devaluación? A la gente de a pie, al ciudadano.

— ¿Hay algunos sectores argentinos que están ahorrando en bolivianos?

— Es así, pero no es la primera vez, ya en 2014 cuando nuestro presidente (Luis Arce) era ministro de Economía lo había señalado, ya había en esas circunstancias cuando la economía boliviana también estaba creciendo como ahora lo está haciendo; en el vecino país estaban aplicando algunos elementos devaluatorios fuertes, entonces los comerciantes del norte de Argentina ya se refugiaban en la moneda nacional.

— Y ahora, ¿hay demanda de bolivianos en Argentina?

— Claro, están refugiándose en una moneda fuerte como la del boliviano respecto a la moneda argentina, por lo tanto, esto es un signo de que estos comerciantes tienen confianza en la moneda nacional sin ser bolivianos. Entonces, ¿cuánto más deberían tener los propios bolivianos la confianza en su moneda, la confianza de que se está manejando acertadamente en la economía? Eso se refleja en los aumentos de los depósitos del sistema financiero y también en los créditos, por lo tanto, vemos que la economía boliviana en un entorno de turbulencia gigante en todo el mundo sigue creciendo, sigue saliendo adelante.

— ¿Vamos a tener algún efecto? Hay quien dice que el contrabando se acelera enormemente y eso nos afecta en la industria

— La devaluación de muchos de los productos argentinos hace más baratos estos, en términos de moneda nacional, y eso podría incentivar a que estos productos traten de ingresar legalmente o como se señala, por contrabando, pero también a lo que se ve hay una incertidumbre en el norte argentino (…). Por el momento, no deberíamos tener esa preocupación, nosotros sí ya hemos tomado las medidas con el Viceministerio de Lucha Contra el Contrabando, con la Aduana Nacional, con el Senasag (Servicio Nacional de Sanidad Agropecuaria e Inocuidad Alimentaria) y la presidenta de la Aduana ya se ha movilizado hasta el sur del país y está encabezando un operativo y una serie de operativos para controlar mucho más este fenómeno del contrabando. Por otro lado, hay que señalar que el país va en una línea de sustituir importaciones, eso es lo importante que paulatinamente vamos a ir sustituyendo.

— ¿Cuáles son los ejes de esta sustitución?

— Si vemos de lo que importamos son hidrocarburos, fundamentalmente diésel y gasolina, también fertilizantes, muchos agroquímicos, son los dos componentes más importantes de importaciones y ahí el Gobierno está haciendo ya la política de sustituir vía las plantas de biodiésel y al próximo año, a inicios de 2023, va estar en funcionamiento una pequeña planta de biodiésel.

— ¿Qué ocurre con los subsidios, están aumentando también una factura que está entrando en la mesa del Estado?

— Lo que hay que ir es cerrando las brechas, en la medida que no hagamos algo las brechas se van a ampliar y en algún momento eso no va a tener una capacidad de ser controlado, en este momento sí tiene esa capacidad con la sustitución de importación de diésel, gasolina, inclusive con el propio etanol, que ya se ha firmado con los cañeros 160 millones de litros de etanol y se puede incrementar mucho más; el etanol también se puede mezclar con el diésel al 2% o 3%. Tenemos que incentivar también la exploración de campos para obtener crudo, esas son medidas para ir cerrando esta brecha y estimamos que entre un 43% y 45% a 2025 cerraríamos la brecha de importación de diésel y esto en la medida que hagamos más plantas de biodiésel.

— ¿Con estas plantas podremos garantizar estas producciones en los próximos meses?

— Claro, es una decisión del Gobierno nacional, del Presidente y, por lo tanto, esto ya va a estar disponible para 2025, reduciendo entre un 43% y 45% esa brecha y de ahí en adelante hay que seguir haciendo esa sustitución. Segundo, nuestras plantas de carbonato de litio estarán ya vendiendo productos en 2023 más o menos por 500 millones de dólares, entonces hay que darle espacios a la producción (…). La producción tiene que darse en el tiempo y esto tiene que tener un espacio que ha sido una de las promesas del presidente Lucho Arce y se está cumpliendo, las plantas separadoras de zinc también van a estar. Entonces, grandes proyectos importantes nos van a empezar a traer dólares y a ahorrar dólares; por lo tanto, entendemos que ya para el 2025 estos problemas de presiones van a ir reduciendo, van a ir bajando y van a permitir que siga este espacio de estabilidad macroeconómica cambiaria, también dentro del país. Cuando yo asumí, a mí me preguntaban si el dólar va a cambiar y yo decía no vemos razones para cambiarlo y hoy sigo manteniendo lo mismo: no vemos razones para cambiar la paridad de la moneda porque nuestro comercio exterior está en mejor situación (…). El SI-Bolivia, ya hemos colocado 1.000 millones de bolivianos en créditos de sustitución de importaciones.

En Pando ya hay productores de jabón de almendra que ya están comercializando en el norte del país, muchos proyectos productivos también van a empezar a dar esos resultados, adicionalmente y en septiembre termina un año de haber dado la posibilidad de haber traído bienes de capital con IVA cero. Entonces eso ha posibilitado que muchos agropecuarios en estos momentos estén mejorando su productividad. Entonces, todos estos proyectos le van a permitir a Bolivia generar más producción y empleo, ahorrar divisas y, en otros casos, traerlas.

 ¿Qué pasa con la subida del precio del petróleo? ¿Nos afecta por el lado de la subvención?

— En eso nunca hemos sido exitistas, cuando veíamos que el precio del petróleo subía, decíamos que hay dos elementos: uno, que el precio del gas —porque Bolivia no es un país rico en líquidos, sino es más rico en gas— está atado, está indexado a los precios del petróleo, y lo recibimos en ciertos rezagos de tiempo, no es al precio actual; eso, por un lado tenemos una mejora de los ingresos por el aumento de los precios del gas. Por el otro lado tenemos que considerar que el esfuerzo que tiene que hacer el Tesoro (General de la Nación) en la subvención de estos líquidos, tener que subvencionar gasolina ese es uno de los elementos que hay que contratar con esto, pero en el efecto neto podemos decir que no es un gran desequilibrio y eso hay que plantearlo en esta mesa; por lo tanto, creemos que hay que siempre tomar el aumento de precios con mucho cuidado, como también los descensos, cuando descienden los precios también dicen que no vas a tener plata del gas, pero alguien tendría que decir que ya no vamos a gastar en la subvención.

— ¿El balance sale positivo?

— El balance es positivo, más aún con los contratos que ha hecho el Gobierno con la participación del Ministro de Hidrocarburos tanto con Argentina y otro que lo va anunciar con el propio Brasil, entendemos que hay mejoras.

— ¿Estamos haciendo buenos negocios con esos países, al margen de amistad ideológica?

— Argentina nos está pagando puntualmente, entonces en la medida de que nuestros ingresos están aumentando, entiendo también que el Ministro (de Hidrocarburos) ha hecho unos acercamientos con el lado de Brasil, así que también se tiene posibilidad de mejorar las expectativas en el suministro en la venta de gas que seguramente él la va a explicar con mayor detalle (…). Nosotros ya hemos internalizado en el Programa Fiscal Financiero a principios de marzo ya todos estos efectos de la guerra Rusia y Ucrania, hemos hecho estimaciones con intervalos de confianza para establecer los márgenes de la subvención y eso ya está incorporando el Programa. No es que hace dos, tres semanas nos hemos empezado a preocupar y a rascar la cabeza.

— ¿Cuán resilientes somos ante la inflación mundial y en particular de los alimentos?

— La inflación a nivel mundial ya se estaba gestando desde el año pasado, incluso en una de mis intervenciones en 2021 señalamos de que Estados Unidos estaba con presiones inflacionarias, en ese momento nadie le echaba mucha importancia a eso (…). En la pandemia se colocó mucho dinero en la economía norteamericana y eso les posibilitó salir de la situación económica y de la recesión que tenía, pero ese exceso de cantidad de billetes y emisión de dólares a nivel mundial, sumado con este problema de la guerra de precios aumentando, ha hecho que rápidamente suban los precios en la economía mundial, en Estados Unidos, Europa y países de la región.

Nosotros hemos aplicado desde 2007, cuando teníamos los fenómenos de especulación y agio, un esquema a través de Emapa donde le pagamos al productor, lo incentivamos a que produzca y subvencionamos esa producción, de tal manera que llegue el precio en valores razonables a la mesa del boliviano. ¿Qué ha recomendado el Fondo Monetario Internacional (FMI)? Justamente en la visita que tuve en abril de este año ha recomendado que apliquen esquemas de subvenciones, que era una palabra prohibida dentro del FMI, pero ellos han visto que haciendo esto, economías como la nuestra, y yo le dije a Ilan (Goldfajn), que es el encargado del Hemisferio Sur, que siempre reflejaba las economías más grandes de América Latina: Argentina, Brasil, México, Colombia, y nunca nos reflejaban a nosotros cuando tenemos estos elementos de destacar, y en Washington va a nombrar a Bolivia en términos de lo que está haciendo.

Bolivia, a junio, tiene una inflación del 1,2 %, Ecuador 2,2%, Perú como cuatro veces más 4,4%, Brasil 4,8%, Paraguay 6%, Uruguay 6% y ya Venezuela y Argentina son otro tipo de parámetros y números, y Estados Unidos ya está a esta altura, bordeando el 8%, Europa está cercana al 7,7%.

— ¿Cuán estable es el Bitcoin?

— Una moneda tiene valor cuando alguien la respalda ya sea la Reserva Federal (de Estados Unidos), ya sea un determinado Banco Central o una autoridad monetaria. Al Bitcoin no sabemos quién lo respalda, mientras funciona parece bonito, pero nadie se pone a pensar que eso no está respaldado efectivamente por algo en concreto o alguien sale a respaldar (…). El Banco Central ha sacado una disposición para que las transacciones se sigan haciendo en bolivianos y este tipo de instrumentos financieros no se proliferen porque no sabemos exactamente quién lo defiende.

— ¿Qué está pasando en nuestro país con la inflación?

— Nosotros vemos que nuestra inflación está controlada, sostenida, vamos aumentando la producción en varios sectores, minería, transporte, manufactura, construcción, comercio. Entonces, estamos tranquilos porque vemos que el funcionamiento de la economía va acorde con este crecimiento controlado de los precios. Estas últimas semanas los precios de los vegetales sí han aumentado, pero hay que también explicarle a la población que ha sido por un fenómeno de la helada; inclusive el incremento que ha habido este año ha sido menor al que ha registrado el año pasado y hemos ido haciendo monitoreo, por ejemplo, en el caso de la cebolla, zanahoria, los incrementos han sido más fuertes a principios de junio y han ido bajando porque va a entrar nueva producción.

— ¿Cuán resilientes podemos ser en la medida de producir nuestros propios alimentos?

— Considero que si produces energía, alimentos, agua y medicamentos, si tienes abastecido eso, una sociedad puede sobrevivir y hacerlo relativamente bien. Cualquiera de estos elementos que empiece a faltar en una base material económica hace tambalear. Tema de la carne de pollo, la carne de cerdo, que un insumo clave es el maíz, se decía que no había maíz, que no había la producción suficiente, ya Emapa ha acopiado a la fecha casi 84.000 toneladas y ya va a llegar con un nuevo acopio a las 100.000 toneladas. Nuestras medidas han permitido que el precio del pollo sea uno de los que tenga incidencia negativa en junio que había aumentado en mayo, luego otros elementos como la carne de res sin hueso que ha tenido una variación negativa; por lo tanto hay elementos de la canasta como los vegetales que estaban aumentando y vemos una tendencia a disminuir, otros que han rebajado y en global eso permite que la canasta familiar esté con una variación controlada.

— ¿A qué hay que tenerle miedo en la economía?

— Tenemos que cuidarnos más de la mentira, porque cuando hay intenciones de desestabilizar, generar expectativas negativas, generar lo que se llama las promesas autocumplidas, esos vaticinios que tratan de insertar en la mente de los ciudadanos, y luego se comprueban por el miedo al que reaccionan estos agentes económicos. Creo que es importante que la población conozca lo que el Gobierno está haciendo, que estamos en un escenario de reconstrucción, crecimiento y ya no comparado con 2020 que nos decían que estamos con el efecto rebote.