El destino incumplido de las vacunas cubanas


Cuba optó por desarrollar su propia vacuna contra la covid-19. La promesa era alcanzar la soberanía en la inmunización y generar ingresos exportándolas a otros países. Pero 13 meses después de aprobar su primera vacuna, y en medio de la opacidad informativa, la Isla apenas ha vendido algunas dosis a países aliados y estas aún no tienen el reconocimiento de la OMS ni de la comunidad científica.

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Ilustración: Erick Retana

Fuente: ANF

Cuba optó por desarrollar su propia vacuna contra la covid-19. La promesa era alcanzar la soberanía en la inmunización y generar ingresos exportándolas a otros países. Pero 13 meses después de aprobar su primera vacuna, y en medio de la opacidad informativa, la Isla apenas ha vendido algunas dosis a países aliados y estas aún no tienen el reconocimiento de la OMS ni de la comunidad científica.



“Abdala” es el nombre de una obra de teatro de José Martí en la que el intelectual cubano del siglo XIX hablaba del sentimiento independentista que lo embargaba a sus 15 años. En la narración, el héroe de un país africano se dispone a combatir ante la llegada de una amenaza extranjera. Hoy, en el mundo pospandemia, “Abdala” es también el nombre de la primera vacuna latinoamericana, desarrollada por el  Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB), uno de los tres laboratorios para la fabricación de vacunas con los que cuenta Cuba.

El nombre de “Abdala”, como el de los otros cuatro prototipos vacunales que desarrolla la Isla —Mambisa (nombre de grupos guerrilleros que lucharon por la independencia cubana en el siglo XIX), Soberana 01, Soberana 02 y Soberana Plus—, es un reflejo de las aspiraciones con las que el Gobierno cubano decidió enfrentar la ‘amenaza extranjera’ de la pandemia: no comprar vacunas de otros países, sino desarrollar las propias. Este plan, en principio, le garantizaba al país una autonomía en el proceso de inmunización y, de paso, le permitía obtener divisas por venderlas a otros países.

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Pero a pesar de que la “Abdala” fue autorizada para su uso de emergencia el 9 de julio de 2021 por parte del Centro para el Control Estatal de Medicamentos, Equipos y Dispositivos Médicos (CECMED) y de haber vacunado a 90,1% de la población cubana al 27 de agosto de 2022, la gran promesa de exportar la vacuna no termina de concretarse. La misma deuda pesa sobre las otras cuatro, desarrolladas por el Instituto Finlay de Vacunas (IFV) y el CIGB.

La Soberana 02 y la Plus también están autorizadas para su uso de emergencia por el CECMED desde el 20 de agosto de 2021. Pero un año después de esas aprobaciones y según la poca información que desde la Isla ha trascendido, Cuba apenas ha vendido dosis de sus vacunas a Venezuela, Nicaragua y Vietnam, países que están dentro de su reducido círculo de relacionamiento geopolítico. Además, ha enviado cantidades simbólicas a Siria y a San Vicente y las Granadinas. En los casos latinoamericanos, la información pública disponible apunta a que la totalidad de las dosis acordadas aún no han sido exportadas.

Y es que la comunidad científica internacional aún tiene dudas sobre la eficacia de las vacunas cubanas. Alejandro Rísquez, epidemiólogo y director del centro venezolano de vacunación VacuVen, explica que la desconfianza se debe a que todavía no completan pasos importantes. Según explica, este tipo de biológicos deben granjearse la confianza en dos escenarios: el internacional, que es el aval que da la OMS, y luego el de cada país que decide si comprar o no. Uno no es necesario para obtener el otro, aclara Rísquez. «Por ejemplo, la Sputnik, que es la vacuna rusa, no entra en la lista de la OMS. Sin embargo, más de 60 países la han aceptado. Ellos (los fabricantes) presentan unas cifras y la percepción en los países donde se ha aplicado es que les fue bien». Pero las vacunas cubanas, agrega, no han publicado los estudios de fase III y IV, y por ende no han logrado credibilidad ni ante la OMS ni ante casi ningún país.

El 1 de septiembre de 2021, Eduardo Martinez Diaz, presidente de BioCubaFarma (grupo que centraliza la operación de 32 empresas dedicadas a la producción de medicamentos y equipos para la exportación), anunció vía Twitter que Cuba comenzaría las conversaciones para la autorización de uso de las vacunas cubanas por la OMS. Para agosto de 2022, de acuerdo con el cuadro de estatus de precalificación de las vacunas contra el Covid-19 de la OMS, actualizado el 7 de julio, la organización aún espera por la documentación de la Soberana 01, la 02 y la Plus para iniciar el proceso. Mientras, apenas en junio pasado, recibió los datos para empezar la revisión del expediente de la vacuna Abdala.

La OMS explicó a CONNECTAS que “la duración del proceso de listado de uso de emergencia depende de la calidad de los datos presentados por el fabricante de la vacuna y de aquellos datos que cumplan con los criterios de la OMS”. Explicación similar ofreció Martinez Diaz en enero de 2022, vía Twitter. Dijo que estaban “adaptando  la documentación que se debe enviar a la OMS».