Chile y el Estado plurinacional

 

En el reciente referéndum constitucional de Chile, y con una participación récord de más del 85% de sus ciudadanos, los chilenos supieron defender un postulado básico de toda sociedad democrática: el principio de la igualdad de todas las personas ante la Ley y el Estado.



Y es que la propuesta de establecer un “Estado Plurinacional” en Chile, como ocurrió en Bolivia, reconociendo diferenciadamente y solamente para los ciudadanos que sean indígenas, un cúmulo de derechos especiales, privilegios y prerrogativas, tales como el derecho de libre autodeterminación; territorio, gobierno y sistema de justicia propios y exclusivos, entre tantos otros, en desmedro de todos los demás ciudadanos no indígenas, finalmente no caló en el sentido de racionalidad y justicia de los chilenos; que con un contundente 62% rechazaron ese proyecto de Constitución.

El lobo del Estado Plurinacional disfrazado de oveja, no pudo confundir a la ciudadanía, que se dio cuenta de la intencionalidad de establecer una sociedad segregada por razón de raza, y que por ello asignaba diferentes derechos y obligaciones, dependiendo del color de la piel y del origen de la sangre, indígena o no indígena, y que trataba de encubrir bajo el eufemismo de la llamada “autoidentificación cultural”.

Es que las personas, dentro de una sociedad auténticamente democrática, no pueden estar sometidas a distintas reglas de juego, de manera que su representación política no puede ser devaluada en aras de maximizar la representación del sector indígena, ni aspirar a tener cuotas exclusivas en las Instituciones que son de todos, y menos aún estar sometidos a un Derecho y a una Justicia distinta.

Un postulado básico de justicia establece que todos los miembros de una sociedad, sin ninguna distinción, deben encontrarse sometidos a las mismas reglas, es decir, a una misma Ley y al entramado de derechos y obligaciones que de ella surgen frente a la misma Sociedad y al propio Estado, aspecto que es precisamente denostado por el Estado Plurinacional, el cual pregona lo contrario, es decir una sociedad segregada estamentariamente entre ciudadanos indígenas merecedores de más derechos, y ciudadanos no indígenas con menos derechos y además deudores históricos de los primeros.

Como señalara el filósofo Karl Popper: “La igualdad ante la ley no es un hecho sino una exigencia política basada en una decisión moral.” Y la votación mayoritaria y aplastante de los chilenos en su plebiscito, fue precisamente eso que señalaba Popper, una decisión moral y ética de rechazo a ese gran error de la segregación racial que postula el Estado Plurinacional, y que rompe con el gran postulado de la igualdad de todos los ciudadanos frente a la Ley.

* Por Juan Ignacio Ibáñez

Fuente Eju.tv