Nacieron en la Llajta, pero la tierra cruceña les dio la oportunidad de progresar. Hoy brindan por el aniversario de Cochabamba y el 24 alzarán sus copas por Santa Cruz.
Fuente: El Deber
Son agradecidos con el suelo que los cobija, pero por supuesto, no olvidan sus raíces. Santa Cruz, departamento con fuerte llegada de migrantes, de todos los puntos del país, es un horizonte también para los cochalas que quieren prosperar y que en septiembre festejan por doble partida las dos efemérides, de Cochabamba hoy, 14 de septiembre, y de Santa Cruz, este 24.
Nancy Campero es una de ellas, es integrante de la familia propietaria de la importadora Monterrey, un emprendimiento que creció increíblemente y que aporta al desarrollo cruceño. Llegó a Santa Cruz hace 34 años, tiempo suficiente para tener hijos ‘cambitas’, «nacidos en esta bella tierra», dijo.
«En esa época confió en mí el contralor, Gabriel Herbas, y ocupé un cargo de gran responsabilidad, como gerente departamental en Santa Cruz, fui contralor departamental», recuerda.
Villca mantiene fuertes lazos con Cochabamba, allá están sus padres, hermanos y la mayoría de sus amigos, pero reconoce a Santa Cruz como una tierra bella que le dio la oportunidad de trabajar en varios ámbitos y desarrollarse como profesional. Además, tiene un hijo nacido en la capital cruceña.
Y aunque está contento en suelo cruceño, confiesa que extraña sabores cochalas, como el chicharrón, laping, fideosuchu y otros. «Viva Cochabamba mayllapipis», finaliza uno de los diez postulantes, que espera el voto a favor.
Alejandro Burr nació en Cochabamba, a los 11 años se fue a vivir a Estados Unidos, donde estuvo buena parte de su vida. Vivió en Pando por seis años, un periodo más corto en La Paz, y en Santa Cruz ya lleva seis años.
Es comunicador, pintor, chef, fotógrafo y emprendedor. En Pando montó una fábrica de ropa interior y en Santa Cruz actualmente tiene su negocio de delicias al estilo texano, de nombre Texas Hot.
Confiesa que se siente más camba que cochabambino, pero acepta que atesora su niñez en la Llajta. «Tengo un gran cariño por esa etapa, lindos recuerdos. Estudié en el Instituto americano, un colegio hermoso, en infraestructura, educación y amistades», dice.
También recuerda con nostalgia la Cochabamba pequeña, con unos 250 mil habitantes. «Andaba en bici, me colgaba del colectivo, iba a la cancha, no era una metrópolis», comparte.
En algún momento puso una agencia de viajes en Cochabamba, pero prefiere quedarse en Santa Cruz, le gusta mucho su gente. No niega que también se siente gringo, donde pasó buena parte de su vida.
Nely Salas es experta en preparar platos cochabambinos, ayer participó con un puesto en la celebración de los residentes cochalas en Santa Cruz. Su especialidad son las salchichas tarateñas.
Hace 13 años que vive en el departamento cruceño. «Agradezco mucho a esta tierra por acogernos y darnos la oportunidad de seguir progresando», dice, También reconoce que extraña su tierra, pero se siente muy bien en la capital cruceña.
Es la secretaria de Hacienda de la Asociación de Residentes Cochabambinos en Santa Cruz, estuvo en la organización de la serenata a Cochabamba, amenizada por Los Kjarkas y media docena de grupos más. También tuvo su puesto de guarapos, un trago típico de ese departamento.
Vive hace más de 30 años en Santa Cruz, pero se mantiene fiel a sus raíces y sabores típicos cochalas.
Mario Vargas y su esposa viven en Santa Cruz desde hace 30 años. Fue parte de los expositores de la serenata a Cochabamba con platos de allá, pero también con la infaltable garapiña, una bebida elaborada con chicha punateña, clavo de olor y canela.
Llegó en la década de los 80, asegura que ya se acostumbró al clima cruceño y al ritmo de trabajo, pero como muchos oriundos de allá, extraña su comida típica, como el chicharrón y el conejo.
Deisy Escóbar radica en Santa Cruz desde hace siete años, vende cerámicas traídas de Cochabamba y también carne en el mercado 1 de Marzo de la zona Virgen de Luján.
Dice que le va bien aquí, pero que extraña sus comidas. Por primera vez participó en el festejo de los cochalas en el cambódromo con las cerámicas.