Analistas ven empate catastrófico: conflictos por el censo develan un viraje autoritario

Los conflictos por el censo ocurridos durante las últimas dos semanas en Santa Cruz muestran una Bolivia transformada, además de develar las nuevas hegemonías geográfico políticas en el país.

 

  • Enfrentamientos en La Guardia entre pobladores a favor del censo y bloqueadores por el cerco. | EFE
  • Luis Fernando Camacho postula a la presidencia en las últimas elecciones. | APG
Fuente: Los Tiempos
Karina Barrera

Los conflictos por el censo ocurridos durante las últimas dos semanas en Santa Cruz muestran una Bolivia transformada, donde el Gobierno se enmarca en el autoritarismo y la centralización del poder, además de develar las nuevas hegemonías geográfico políticas como son El Alto y Santa Cruz, según opinión de analistas políticos.



La expresidenta de la asociación de periodistas de La Paz y de Bolivia, Lupe Cajías recuerda que fue un 4 de noviembre cuando se dio el golpe contra el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), donde había turbas que saquearon las casas de los dirigentes del MNR, pero «en ningún momento obedecían consignas de algún ministro o de los victoriosos».

«Ni siquiera en esos tiempos vimos un régimen que combina la policía con grupos de choque formados por gente que usa la violencia en diferentes espacios, probablemente pagados porque son trasladados en buses y otros medios. No son gente de los lugares, sino gente traída de otro lugar para enfrentar al que protesta», expresó Cajías

Afirma que ese proceder ya es un método de represión que «combina estas fuerzas, y son escondidas bajo el anonimato, gente protegida por los propios policías para escaparse, agreden y desaparecen. Es un método que podemos emparentar con los métodos usados sobre todo en Nicaragua a partir de la rebelión de la sociedad de 2018 y 2019», lamenta.

Dicho método, para el politólogo Diego Ayo, degrada los rasgos democráticos y es identificable al compararlo con «gobiernos del pasado, cuando se transformaban de regímenes democráticos en gobiernos autoritarios de un día a otro si vestían de militar e iban en caballo».

Ayo sostiene que hoy los regímenes pasan por momentos de paulatino declive, de paulatina degradación de los rasgos democráticos.

«En Nicaragua han muerto 600 personas, y en Venezuela, 400 personas en distintas manifestaciones y, sumando ambas, han pasado del 9 al 10 de violencia. Nosotros no, estamos en 9 este momento, lo más autoritario, esperemos no pasar al 10», dijo.

Incursión política

El pacto de hegemonía entre los grandes empresarios y el Gobierno se habría roto con los sucesos de 2019, y aunque Morales en esos años sacó 30 decretos para que primero se satisfaga el consumo interno y luego se exporte, se aceptó.

Con ese freno, los empresarios tuvieron poder y una ventaja comparativa, ahora inexistente, situación que los lleva nuevamente al empate catastrófico, dijo Ayo.

«Nuevamente tenemos un empate. Este departamento solamente en 10 años va a ser el 50 por ciento de la población, es un departamento productivo entrelazado con el Atlántico y que se mete al Pacífico para exportar sus productos; recluta además a orureños, potosinos, paceños, alteños, es un departamento que lo es todo, es la Bolivia concentrada, la Bolivia que se cruceñiza, la Bolivia que se amazoniza, obviamente que tenemos a esa porción del país en este momento alejada de todo vestigio de alianza con el Gobierno», dijo el analista.

Escalada de violencia

Para Ayo, de un 10 como máximo en la escala de violencia, cuando se expulsó al MNR, por la representatividad del MAS, la violencia fue bajando, pero en 2014 aumentó a 7 cuando Morales decidió repostularse por tercera vez en 2014 siendo ilegal.

La escalada de violencia lo convirtió en tenuemente autoritario en su repostulación de 2017 y «se vuelve autoritario con el fraude de 2019», dijo Ayo.

«Hoy están replicando lo sucedido en el fraude, solamente que bajo una óptica narrativa distinta, que nosotros habríamos sido los golpistas». Ayo sostiene el deterioro absoluto de la democracia bajo esta óptica .

Para Lupe Cajías, estamos viviendo un descalabro total «llegar al 10 es el peligro para la democracia. En la convivencia pacífica está el tratamiento a la prensa, recordemos Las Londras; ahora amenazar con linchar a un periodista por cumplir su trabajo obedece a otras consignas y resentimientos, aleja del diálogo».

Ayo dice que «el diálogo verdadero se dará en algún momento de probable insolidez, casi una guerra, pero el trasfondo marca la victoria para el país que saldrá transformado, con una hegemonía alteña y otra hegemonía del oriente de cambio más evidente».

Diego Ayo aseguró que «hay dos escenarios: uno es volver a pactar y el otro es deshacerlos, destruirlos. El Gobierno claramente está apostando por el segundo escenario».

Este empate lleva a un gobierno diárquico, los paceños y el resto del país con sus propias normas y Santa Cruz igual, en una suerte de diarquía casi federada, puede ser una solución e empate.

Diarquía, nuevo pacto, o acomodación con el bloque masista.

Ayo la sostiene como incógnita.

Implicaciones del empate catastrófico

El analista político Diego Ayo explicó que cuando en 2009 no estaba bien determinada la hegemonía ni en La Paz ni en Santa Cruz, se generó lo que se denomina como «empate catastrófico», la desarmonía radicaba en el modelo de país indeterminado entre modelo de economía liberal, el multiculturalismo como eje central y el modelo de democracia representativa, enfrentado contra el modelo de la democracia directa indígena étnica, ya no de economía de mercado, sino como nacionalismo económico o nacionalización de las empresas, y el multiculturalismo se convirtió en plurinacionalismo.

Estos modelos dramáticos fueron acallados con el suceso de terrorismo del hotel Las Américas y legitima al presidente Evo Morales, dando el principio de criminalización del adversario permanente, e imparable para Morales, según Ayo.

«Sólo hablaron los cruceños y suscribieron un convenio negocios con el agro, manteniendo su economía intacta hasta 2019», dijo Ayo.