La historia detrás del arquero récord de Croacia: la tierna foto que simboliza por qué dejó el básquet para forjarse como futbolista

Livakovic se quedó en el Mundial Qatar 2022 con la marca de tiros atajados en un partido e igualó la de penales detenidos. Gran responsable es Vojmil, quien le inculcó el amor por el fútbol por sobre el deporte más tradicional en Croacia

Julián Mozo

 



Dominik Livakovic, su abuelo y la pelota número 5, que terminó ganándole la pulseada a la naranja de básquet

Dominik Livakovic, su abuelo y la pelota número 5, que terminó ganándole la pulseada a la naranja de básquet

Fuente: infobae.com

La imagen, tierna, nos llena de amor y, de alguna forma, no transporta, a cada uno de los que hicimos deporte, a nuestros primeros e inolvidables momentos en los que empezamos a ser felices con nuestra pasión, de la manos de algunos de nuestros seres más queridos. En este caso, claro, no se trata de un chico más. El nene con la pelota es Dominik Livakovic, el héroe -tal vez inesperado- croata de este Mundial. A su lado, en la foto, está su abuelo Vojmil, responsable de empujarlo hacia el deporte que le cambió la vida y hoy lo hace famoso en el mundo. Él lo llevaba primero a las plazas y luego a los entrenamientos, le pateaba, le enseñaba y, sobre todo, lo motivaba para seguir con la N° 5 cuando, en realidad, el padre y la tradición del país lo invitaban a que siguiera con la de básquet, la primer gran pasión de esta nueva figura que Croacia tiene en el arco.

Criado en una familia de intelectuales, de clase alta, a diferencia de la gran mayoría de los futbolistas, Dominik no pasó privaciones. Pero eso no quiere decir que su esfuerzo haya sido mucho menor ni que el camino no le haya costado. Hoy, a los 27 años, el arquero del Dinamo Zagreb es uno de los mejores de la cita máxima. Ante Brasil, nada menos, se transformó en el que más atajadas hizo en un partido en la historia (11) y si tomamos todo el torneo es el tercero que ataja cuatro penales en definiciones en una misma edición, igualando a su compatriota Danijel Subasic (2018) y a nuestro Sergio Goycochea (1990). Justamente ahora, en semifinales, buscará seguir escribiendo la historia ante Argentina. Pero antes, claro, es momento de conocer la historia que lo depositó en este sitio de privilegio.

Livakovic nació el 9 de enero de 1995, en Zadar, dentro de una familia académica pero con fuertes lazos con el deporte. Hijo de Manuela Skoblar -prima hermana de Josip Skoblar, ex jugador profesional croata, que fuera Botín de Oro europeo en 1971- y Zdravko Livakovic, un ingeniero de la construcción que también hizo carrera como político, llegando a ser ex secretario en el Ministerio del Mar, Transporte e Infraestructura del país. Vesna Livakovic, abuela de Dominik, fue profesora de latín y francés, aún vive en Zadar a los 85 años. Su esposo, el famoso abuelo, fue médico y radiólogo pero, a la vez, también entrenador amateur de fútbol.

 

Dominik creció en Belafuža, barrio de Zadar donde siempre era posible encontrar potreros de todo tipo para hacer deportes. Por eso no sorprendió que practicara varios, en especial vóley y básquet. Tampoco llama la atención que primero se haya destacado en el deporte más popular del país, el básquet. Dominik siempre fue alto (hoy 1m87) y si se suma la enorme tradición de la región, primero dentro de la ex Yugoslavia y luego, desde 1991, con su propia selección que tuvo a estrellas como Drazen Petrovic y Toni Kukoc-, se entiende el por qué. Su padre, además, era fana de la naranja. Según un amigo de la infancia, Domagoj Muić, lo mejor que tenía Dominik era el tiro de tres puntos.

Pero cuando parecía encaminarse a ese deporte, algo cambió en el camino. O alguien en realidad. De chico, por los trabajos de sus padres, Dominik pasaba gran parte de su infancia en el departamento de sus abuelos. Incluso, durante los meses de verano, se mudaba con ellos a Kaštela, ciudad en la que había nacido Vojmil. Y con él no había tanto pelota de básquet sino de fútbol. Horas y horas, en la casa, en el parque, en los pequeños sitios con césped. También lo llevaba a los entrenamientos y entre ambos tenían un plan preferido: comer pizza y tomar jugo luego de cada práctica. Claro, para ese entonces, a Dominik ya se empezaba a descatar en el arco y se la pasaba viendo en TV a quienes tomó como referentes, como el italiano Buffon o los españoles Iker Casillas y David De Gea.

 

Tanto en la primaria como en la secundaria Dominik es recordado como un buen alumno, aunque el estudio nunca fue su prioridad. Al menos la parte más académica. En la secundaria sí le interesaron las clases de deportes que daban en el gimnasio Vladimir Nazor y se anotó. Si bien la herencia era pesada, con un abuelo médico, un padre ingeniero y una abuela maestra, nadie lo obligó a seguir esa línea, ni siquiera a inscribirse en la universidad en Zagreb después de completar el secundario. Sin embargo, Dominik lo hizo, anotándose para Diplomacia y Relaciones internacionales. No pudo seguirla porque, para ese entonces, la carrera de futbolista que había decidido, para alegría de su abuelo, le demandaba demasiado…

Livakovic comenzó su trayectoria de futbolista en el NK Zadar, club principal de la ciudad, puntualmente con prácticas en el centro de entrenamientos de Višnjik, con Josip Miočic como su primer entrenador. Cuando cumplió nueve años, lo invitaron a unirse al grupo de arqueros que ya se entrenaban con un exigente más régimen, que se apoyaba apoyado en una técnica de formación basada en la escuela balcánica y que incluye mucho entrenamiento en arena (ver foto). En 2010 fue ascendido al equipo U17 del club y apenas necesitó dos temporadas para ser considerado uno de los arqueros jóvenes más atractivos de Croacia y debutar en la Primera división, en 2012. En total, jugó 104 partidos en cuatro campañas, suficientes para ser contratado por el club más grande del país, el Dinamo Zagreb, en 2016, donde hoy es capitán y figura.

Allí ganó nueve títulos locales y llegó a la selección del país, su gran sueño. Debutó en 2017, con 22 años recién cumplidos, con una derrota por penales contra Chile en la China Cup disputada en Pinatar Arena. Luego cumplió el gran sueño al ser parte del plantel en el Mundial de Rusia 2018 que terminó con el recordado subcampeonato. Resultó el arquero suplente de Daniel Subasic, aquel que terminó siendo el héroe deteniendo tres penales en octavos ante Dinamarca y otro más, en cuartos, contra Rusia. “Aprendí mucho de él”, admitió Livakovic, quien justamente terminó igualando hasta hoy esa marca de su ex compañero en una Copa del Mundo.

Livi, como le dicen, tiene una personalidad reservada y no siempre las cosas fueron tan bien como hoy. Hace más de un año, había perdido la titularidad en la selección, en la previa de la clasificación al Mundial. Fue cuando se produjo la charla entre él y Luka Modric que se viralizó en estos días y es parte de la serie Capitanes que se encuentra en Netflix. “Te vengo a hablar porque me preocupas. Veo que no progresás en el seleccionado. Tal vez es por la presión que tenés… Noto que irradiás incertidumbre y eso se contagia al equipo. ¿Entendés lo que digo? Noto como que no puedes cometer un error… Siento que tu problema es que tienes miedo de cometerlo y todos, en realidad, los cometemos”, le dice ratificando el liderazgo que ejerce Luka, de 37 años, dentro del plantel croata.

Dominik Livakovic, durante un entrenamiento en Doha, detrás de su sueño de volver a llevar a Croacia a la final (REUTERS/Lee Smith)

Dominik Livakovic, durante un entrenamiento en Doha, detrás de su sueño de volver a llevar a Croacia a la final (REUTERS/Lee Smith)

Casualmente, ambos son de Zadar. La familia de Luka se refugió ahí durante la Guerra de los Balcanes y es donde creció la estrella del Real Madrid. Allí también conoció a Vojmil, el abuelo que se apareció una tarde en la que Modric firmaba autógrafo y le pidió uno para su nieto. Ese momento fue documentado por un fotógrafo para la eternidad. Lo mismo que aquella tarde en una plaza de Zadar, cuando con, paciencia y amor, Vojmil está sentado en esa parecita, esperando que su nieto despunte la pasión que le inculcó durante tantos ratos…