Señores de los cielos: historia del emporio aéreo de narcos

La semana anterior, la Felcn encontró un Beechcraft que era utilizado para delinquir, un lujo narco que en Bolivia tiene antecedentes en los años 80.

Fuente: paginasiete.bo



Entre un mar de verdolagos, suculentas y guapomós, una aeronave Beechcraft se impone en la escena selvática del crimen. Una pista clandestina y, a cierta distancia, 480 paquetes de droga (520 kilos) disipan las dudas. La Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico (Felcn) encuentra un exclusivo avión utilizado para delinquir, un lujo narco que en Bolivia tiene antecedentes desde los años 80, en tiempos del Rey de la Cocaína.

En la corta recta de tierra, camuflada entre los límites de los municipios cruceños de San Ignacio de Velasco y San Matías, se inicia el camino de ese narcoavión. Pero la historia de los aviones millonarios utilizados en el país como transporte de fardos de sustancias ilícitas comienza hace casi 40 años.

El Beechcraft, de marca estadounidense, había captado el mismo interés de narcotraficantes como los bolivianos Roberto Suárez Gómez, Jorge Roca Suárez (Techo ‘e Paja) y Luis Amado Pacheco (Barbaschocas), pero especialmente del colombiano Pablo Escobar Gaviria (El Patrón del Mal). Todos ellos se imponían como señores de los cielos, tal como ocurre en una conocida serie internacional.

“Si retrocedemos a 1983 y 1984, Roberto Suárez presumía de tener una flota de aviones, entre ellos Beechcraft, que operaba desde el país. Muchas de estas naves fueron decomisadas”, explica Samuel Montaño, entendido en defensa y seguridad.

En su autobiografía, escrita a finales de los años 80, Suárez se describe como “uno de los individuos más ricos del mundo, dueño de enormes arsenales y de aviones de despegue vertical, protegido por un ejército de fieros mercenarios libios, portador de una mágica pistola de oro sólido”. Medios nacionales e internacionales informaban que el beniano dominaba una vasta red de aeropuertos clandestinos y una notable flota aérea para sacar su cocaína del país.

Su sobrino Jorge Roca Suárez, Techo e’ Paja, se impone en la siguiente década. En abril de 2021, el director Antinarcóticos de Colombia, Alejandro Bustamante, presenta una investigación realizada con agentes de su país, de Perú y de la Administración de Control de Drogas (DEA por sus siglas en inglés) de Estados Unidos.

Su informe detalla que Techo e’ Paja era uno de los líderes de la organización criminal internacional, como “aliado de Pablo Escobar en la década de los años 90” y de ser el cerebro de esta red que enviaba “grandes cargamentos de cocaína” a EEUU.

La red narco había utilizado “aeronaves de alta gama, que salían desde pistas clandestinas” para transportar la droga desde Bolivia y Perú hasta Centroamérica y posteriormente a territorio estadounidense.

Su aliado, Escobar, había abierto el espacio aéreo. En el inicio de la década de los años 80, el colombiano era un próspero traficante de narcóticos, con varios aviones ultramodernos, descritos en diversos libros que muestran el gusto del Patrón del Mal “por tener los mejores juguetes en los cielos”.

Pocos años después, en 1995, un escándalo vuelve a poner en escena a los narcoaviones millonarios como protagonistas. En septiembre de ese año es descubierto, en el aeropuerto Jorge Chávez, de Lima, un gran avión cargado con 4.000 kilos de droga, con la firma de Barbaschocas.

El producto estaba valuado en más de 100 millones de dólares en el mercado estadounidense y estaba camuflado en muebles.

En esa oportunidad, las autoridades calificaron el operativo como un gran golpe al narcotráfico. En Bolivia fue uno de los casos más bullados.

Desde ese entonces, los escándalos de los grandes, medianos y pequeños narcoaviones se multiplicaron en el país.

Riesgo en el aire

En 2015, una investigación policial de Perú, sobre el puente aéreo del narcotráfico entre su Amazonia y Bolivia, condujo la atención a la importación de avionetas. En 2020, la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc, por su sigla en inglés) advierte que el tráfico aéreo de drogas es frecuente en el país, al difundir un informe sobre la destrucción de drogas ilegales incautadas en Bolivia, entre enero y julio de 2020.

Documenta que la zona norte de Bolivia (norte de La Paz y Beni) es un sector utilizado para el transporte de cocaína como puente aéreo de la ruta entre Perú, Bolivia y Brasil.

“El tipo de Beechcraft encontrado recientemente no necesita pista preparada; es por eso que se la utiliza en las zonas del Beni, del norte de La Paz y de Santa Cruz. Es propulsado a turbohélice. Las hélices son ideales en terrenos no preparados, que no necesitan pistas asfaltadas”, explica Montaño.

Datos del Ministerio de Gobierno muestran que en el primer semestre del año pasado la fuerza antidroga secuestró 83 avionetas y tres helicópteros. Esa cifra no incluye una nave estrellada en Santa Cruz y otra desaparecida. En enero de 2022, una red de narcoavionetas que trasladaba cocaína desde Bolivia fue interceptada. Se incautaron ocho avionetas y cinco helicópteros. La droga pasaba de Bolivia a Paraguay, para luego ser repartida en Brasil. En marzo de ese año, llama la atención que 38 personas fueron detenidas y 66 avionetas incautadas durante una operación antidroga en un aeródromo cruceño.

En abril del año pasado, el ministro de Gobierno, Eduardo del Castillo, exhibe un informe de 300 pistas clandestinas usadas con fines ilícitos.

Aeródromos

Explica que en 2021 habían sido destruidos 46 de estos aeródromos clandestinos usados para el transporte de droga. Dijo que el 84% de ellos estaban en los departamentos de Santa Cruz y Beni.

“Los aviones que se utilizan para estas actividades ilícitas son los Cessna. En cambio, el avión encontrado en San Matías es un avión más sofisticado, un Beechcraft. La placa es brasileña y la nave, de una marca estadounidense, que puede costar entre 2 millones de dólares a cinco millones de dólares. Los narcotraficantes tratan de invertir la mayor cantidad de recursos para sus ilícitos, especialmente si son extranjeros”, aclara Álvaro Munguía, abogado, expiloto y experto en derecho del transporte.

Para Munguía, “hace tiempo que no caía un Beechcraft” en suelo boliviano.

El narcotráfico aéreo dificulta su seguimiento por la Policía y amplía el radio de acción de los señores de los cielos, con aviones millonarios.

El avión

Aspirado • La Fiscalía Antinarcóticos de Santa Cruz, con la Policía, secuestró la aeronave Beechcraft para trasladarla hasta El Trompillo.

Informe • Según el informe de la Felcn, un avión Beechcraft de fabricación estadounidense fue interceptado en una pista clandestina, en la ciudad de Santa Cruz.

Estudios • Tras realizar el microaspirado, se hallaron vestigios de sustancias controladas, por lo que un grupo antinarcótico se dirigió a la zona a realizar un rastrillaje y de esta forma encontró media tonelada de cocaína en el interior de turriles, cerca de donde estaba la pista clandestina.

Detalle • El informe de la Fiscalía señala que la nave, con capacidad para ocho o nueve personas, había aterrizado el domingo 22 de enero en la comunidad Las Petas. No se encontró a nadie, pues la avioneta estaba abandonada.

Suárez. Roberto Suárez Gómez nació en Santa Ana del Yacuma, Beni, el 8 de enero de 1932. Murió en Santa Cruz, el 20 de julio de 2000. Internacionalmente fue conocido como El Rey de la Cocaína.
Barbaschocas. Luis Amado Pacheco Abraham, Barbaschocas, murió en 2012 por un traumatismo encéfalo craneal, después de sufrir un accidente en su domicilio, en la ciudad de La Paz.

El país compró 13 radares aéreos, pero aún no los pone en funcionamiento

En diciembre del año pasado, el Gobierno informó que la empresa francesa Thales Air Systems completó la entrega de 13 radares de empleo militar y civil adquiridos para su Sistema Integrado de Defensa Aérea y Control de Tránsito Aéreo, con un costo de 191.074.809 euros.

En agosto de 2016, el Ministerio de Defensa de Bolivia y la empresa europea suscribieron el contrato.

“Los primarios 3D proporcionarán una cobertura extensa y a bajo nivel, principalmente destinados a la detección de vuelos ilícitos y su uso es principalmente militar; radares primarios 2D que proporcionarán una cobertura a largo alcance de todo tipo de vuelos no cooperativos (ilícitos), para uso principalmente civil o militar. Los radares secundarios proporcionarán ayuda a la vigilancia del tráfico aéreo coorporativo, principalmente civil”, detalló el portal infodefensa.com.

Los radares alcanzan una cobertura del 100% del espacio aéreo y tienen la capacidad de identificar aquellas aeronaves que vuelan a baja altitud.

“Estamos trabajando para ponerlos en operación. Eso significa un trabajo de coordinación. Estamos trabajando con el Ministerio de Gobierno para que en tiempo real tengan la información para que el Ministerio de Defensa pueda interceptar un avión que se sospeche que tenga droga e inmediatamente ellos puedan requisar”, explicó el ministerio de Defensa, Edmundo Novillo, en Cochabamba.

Pero especialistas en el tema no son optimistas. “El mantenimiento es muy caro, no habrá el presupuesto necesario. No hay técnicos capacitados, el cambio de combustible, sin contar el personal, ninguna institución puede manejarlos. Con los radares se puede detectar a los narcoaviones, pero no hay la voluntad”, opinó el abogado y experto en aeronáutica.

Otro especialista, Samuel Montaño, identificó que “no servirá tener radares si no tenemos cómo cazar a los aviones que ingresaron sin permiso. Es como tener un perro que ladra, pero no tiene dientes”.

Fuente: paginasiete.bo