La Corte Penal Internacional: inevitable captura contra Vladimir Putin

La historia registra que atrocidades se han producido en la humanidad en diversas regiones y tiempo, sin que los responsables hayan pisado el umbral de la jurisdicción internacional. Pero también la Corte Penal Internacional y Tribunales especiales de la ONU han condenado crímenes de guerra.

Entre esos casos, líderes de la antigua URSS y de la actual Rusia se han visto involucrados en crímenes de guerra, con preminencia desde el ascenso al poder de Vladimir Putin (7-05-2012) que sucedió a Dmitri Medvédev (7-03-2008)



El primer conflicto de Chechenia entre diciembre de 1994 a agosto de 1996 y la segunda guerra a Chechenia de 1 de octubre de 1999, según la Unión del Comité de Madres de soldados de Rusia murieron cerca de 14.000 personas y 10.319 heridos.

Georgia, que buscaba su independencia, sufrió la interrupción del proceso en 1990 por la primera invasión de militares rusos, que terminó con el acuerdo de alto al fuego en 1992. Sin embargo, la guerra se reactivó el 7 de agosto de 2008 bajo la bandera de defender a Osetia y Abjasia que albergaban a ciudadanos rusos. A consecuencia fallecieron 2.600 combatientes, 10.000 heridos y 1.820 civiles muertos. En el segundo conflicto hubo un total de 158.000 refugiados.

La guerra civil de Siria en la que participó el ejército ruso por decisión de Vladimir Putin a pedido del presidente sirio Bashar Al-Assad 2015-2016, con el argumento de atacar a terroristas que representaban un riesgo al país. El saldo fue trágico con 8.015 civiles muertos, y la guerra duró más de siete años. Estados Unidos, Israel y Arabia Saudita jugaron su rol militar en aquel conflicto bélico. A partir de aquí aparecen las figuras de dos dictadores autócratas: Bashar Al Assad presidente sirio con más de veinte años en el poder y Vladimir Putin presidente ruso.

Los crímenes de guerra por la invasión rusa a Ucrania, identifica como protagonista intelectual a Vladimir Putin presidente de la Federación de República Socialista de Rusia, quien bajo la bandera de “Operación Militar Especial” invadió Ucrania el 24 de febrero de 2022.

La Corte Penal Internacional (CPI) previa a la evaluación de la Sala de cuestiones preliminares de las pruebas presentadas por el fiscal jefe de la CPI Karim Khan, el 14 de marzo, abrió dos casos de crímenes de guerra contra Vladimir Putin presidente de Rusia, por deportación ilegal de niños ucranianos y su traslado de zonas ocupadas en Ucrania a Rusia (más de 6.000 niños de la ciudad de Mariupol), y otro, por atacar deliberadamente la infraestructura civil. La Sala de cuestiones preliminares emitió la orden de detención contra Vladimir Putin y una segunda orden de detención contra María Lvova Balova comisionada presidencial para los Derechos del Niño en Rusia, por la misma presunta acusación de crímenes, el 17 de marzo de 2023.

En este contexto, la ONU está conformada por 193 Estados, de los cuales 123 han ratificado el Estatuto de Roma, que fue aprobado el 17 de julio de 1998 y entró en vigor el 1 de julio de 2002 y han reconocido a la Corte Penal Internacional como tribunal permanente con vocación universal de carácter complementario respecto a las jurisdicciones nacionales. El problema medular pasa por la cooperación internacional de la policía y jueces de los Estados firmantes del Estatuto para hacer ejecutar la orden de captura de Vladimir Putin y María Lvova Balova o, la posibilidad de que al interior del régimen se produzca un cambio de timón dentro del Consejo de Seguridad del Kremlin. En este plano y con el objetivo de hacer efectiva la detención de los presuntos acusados al tratarse de autoridades poderosas, se han reunido en la ciudad de Westminster más de 40 ministros de justicia para impulsar el apoyo al fiscal Karim Khan y a la CPI. También han anunciado un aporte de 477.000 euros, con lo que se eleva a 1,21 millones de euros el apoyo total del Reino Unido a la CPI, así como el apoyo psicológico a las víctimas y testigos de crímenes, incluidos los cometidos contra niños y la violencia sexual a mujeres.

Mientras el fiscal Karim Khan deja un mensaje a la humanidad y los líderes del mundo: “Nadie debe sentir que pude cometer un genocidio o crímenes contra la humanidad con impunidad”, el gobierno ruso calificó la orden de detención de “indignante”, “inadmisible” y “nula jurídicamente”, puesto que Rusia no es partícipe del Estatuto de Roma de la CPI.

Por su parte, el expresidente ruso Dmitri Medvédev y actual presidente del Consejo de Seguridad del Kremlin afirmó: “Es completamente imaginable el empleo preciso de un misil hipersónico Ónix lanzado por un buque ruso desde el mar del norte contra la sede del Tribunal de La Haya”, calificando a los jueces de una organización miserable que no es la población de la OTAN y, por tanto, les advirtió que miren constantemente al cielo. Una decisión de ese calibre supondría desconocer la historia de los juicios de Nuremberg por el holocausto de la Alemania nazi; la sentencia contra Slobodan Milosevic expresidente de la República Socialista de Serbia, condenado por la CPI el 2001 por crímenes contra la humanidad y genocidio al excluir a las minorías étnicas croatas  y Bosniaco que vivían en territorio Serbio; la condena al exgeneral Ratko Mladic denominado “el carnicero de Bosnia”, y el genocidio contra Jean -Paul Akayesu en Ruanda.

En este sentido, recurro a Colomer Viadel, Antonio (2001: 7.8): “Si la advertencia monstruosa de un fanático fuera seguida retrocederíamos miles de años en el concepto de Derecho y justicia. La paz puede estar malherida, pero debemos hacer un esfuerzo inaudito para salvarla…”.

 

Pedro Gareca Perales