“Quiero vivir y necesito ayuda”: El clamor en las puertas del Hospital de Niños de Santa Cruz

Los padres han colocado cajas con los nombres de sus hijos para tocar los corazones solidarios que ayuden a cubrir gastos de medicamentos y laboratorios

Carmela Delgado/Deisy Ortiz Duran

Quiero vivir y necesito ayuda”: El clamor en las puertas del hospital de niños | El Deber



Fuente: https://eldeber.com.bo

La desesperación por salvar la vida de sus hijos los lleva a tender la mano en busca de solidaridad. Las cajitas están a un lado de la puerta de emergencias del hospital Mario Ortiz, por lo que es difícil pasar por este sector sin percatarse de la necesidad que hay en esas familias.

Los dramas son distintos, pero las necesidades son similares, pues la angustia de deambular con recetas en mano sin tener un centavo en el bolsillo para comprarlas hace que entre todos se apoyen y aguarden la ayuda de los corazones desprendidos.

Katherin Méndez Velasco tiene a sus gemelitas de un mes de nacida, una está en terapia intensiva y la otra en reanimación. Una está intubada y la otra con oxígeno. “Le agarró ese virus sincitial respiratorio. Nacieron el 3 de febrero y apenas pudieron estar una semana en casa y enfermaron, por lo que nuevamente fueron internadas en el hospital de niños. Les empezó con un resfrío leve y luego les dio como tos de ahogo y afectó sus pulmones. Ellas no podían respirar se les tapó el pecho. Todos los días llegan niños con esa neumonía”, dijo Katherin que también está tosiendo.

           Foto: Juan Carlos Torrejón

 

Ella colocó su cajita el lunes para que la gente la ayude, porque asegura que todos son de escasos recursos y no tienen para comprar medicamentos. Calcula que por día gasta Bs 500 y no tiene de dónde sacar.

A los medicamentos se suman otras cosas esenciales como son leche, pañales y productos de limpieza que hay que comprar, dice Magalí Rodríguez que estaba a su lado también a la espera de que su niño de cinco años se recupere.

Magalí asegura que vivió un viacrucis por la falta de espacios, pues tuvo que peregrinar con las transferencias hospitalarias hasta que finalmente hubo lugar en el Mario Ortiz. Asegura que el niño empezó con fiebre y dejó de comer.

“Pensé que era dengue, por eso lo llevé al centro médico, pero le hicieron análisis y salió negativo. Luego le pidieron examen de orina y heces fecales, pero no podía defecar tres días. Luego le hicieron ecografía, rayos X y me dijeron que necesitaba enema y estuvimos todo un día esperando espacio hasta que por fin logramos que una pediatra lo atienda en un centro y nos dio la orden con la que logramos ingresar al hospital de niños”.

Señaló que allí tampoco fue fácil tener una cama. “Estuvimos en el pasillo un día y medio esperando. La fiebre no cedía, por lo que le hicieron análisis y salió que tenía neumonía y ya había afectado los pulmones. Me dieron una receta que pensé que me costaría Bs 50, pero para mi sorpresa costaba Bs 300 y uno se desespera porque no tiene de dónde conseguir. Ahorita está con una sonda que está drenando líquido del pulmón”, dijo.

Los padres no siempre pueden conseguir recursos, por lo que muchos tienen sus órdenes de estudios y recetas en mano, esperando un milagro. “No hay espacio para los niños. De qué nos sirven que hagan infraestructuras grandes si no funcionan los equipos ni implementan más máquinas”, cuestionó Magalí.

Con solo 11 meses de edad, Axer Tiago lucha contra el dengue en el mismo hospital. Su padre Alfredo Mamani (23) no pierde la esperanza de que pronto se recupere y le den el alta médica para retornar a casa.

Además de la angustia por la salud de su hijo, este joven padre cada día enfrenta a la preocupación de conseguir recursos para los medicamentos, pañales, leche y otros gastos.

Su niño padece de epilepsia y el dengue que contrajo hace dos semanas complicó rápidamente su salud.

Cuenta que inicialmente su bebé fue asistido en una clínica particular con tos persistente, pero su cuadro se agravó con hemorragia debido al dengue. Ante la falta de recursos, pidió el alta solicitada y lo trasladó al hospital El Bajío, de donde fue transferido al Mario Ortiz e internado en terapia intensiva.

“Gracias a Dios ya salió (de terapia) y está mejorando. Ya está en sala”, pero lamenta que en cuestiones de salud no hay bolsillo que aguante, porque hay recetas que deben comprar porque no disponen en la farmacia institucional. Desde que su hijo enfermó no ha podido salir a trabajar, aunque asegura que con los Bs 600 que gana a la semana, como ayudante de albañil, no alcanza ni para los remedios.

Como otros padres que tienen a sus niños hospitalizados hay días en que no tiene ni para probar un bocado, “pero eso no importa si hay para los remedios”, asegura Alfredo.

Señala la cajita de su hijo, donde la gente puede dejar su ayuda. Agradece a las personas de buen corazón que llegan al hospital conmovidos con el drama de las familias. “Gracias a Dios la gente ayuda”, repite.

Estefanía Ríos tiene dos niñas, una de diez meses, que está internada en el hospital de niños y la otra, de solo 1 mes, en la maternidad Percy Boland. Divide su tiempo entre los dos hospitales y tiene sentimientos encontrados porque la más pequeña salió de neonatología y está lista para volver a casa, pero la mayor tuvo que ser intubada este lunes porque su cuadro se agravó. Le preocupa que no tiene con quién dejar a la de un mes una vez que sea dada de alta porque ella debe estar pendiente de la mayor.

Colocó una cajita en el hospital de niños para pedir ayuda para la mayor. “Soy Ambar Mosquera. Ayudame por favor. Estoy mal del corazón y también tengo neumonía. Quiero vivir, solo tengo diez meses”, dice el letrero que colocó Estefanía.

Faltan medicamentos
El jefe médico del hospital Mario Ortiz, Grover Espada, señaló que hay desabastecimiento de algunos medicamentos, toda vez que las dotaciones no se hacen de forma regular y ya se están agotando los lotes de medicamentos que recibieron hace un mes, durante la visita de la viceministra de salud Alejandra Hidalgo.

Señaló que, además de los niños con dengue, están llegando pacientes con otras patologías, entre ellas las respiratorias, por lo que el servicio de emergencias continúa saturado.