Los locales de expendio de bebidas alcohólicas copan distintas zonas de la ciudad. Operan sin respetar las normas. Vecinos creen que la Alcaldía desatiende el control y la comuna asegura que realiza operativos permanentes
Fuente: eldeber.com.bo
El ambiente en el barrio Entel Norte era de lo más tranquilo hasta que la inauguración de un local de eventos vino a robar la paz del vecindario. Desde hace poco, cada fin de semana deben convivir con los musicones, el bullicio y los vehículos mal parqueados.
Los locales nocturnos, como centros de evento, boliches, bares, rockolas y lenocinios, proliferan en distintas zonas de la ciudad en medio del descontrol municipal. Hay para todo gusto y bolsillo e, incluso, están copando la zona norte, donde han aparecido locales al aire libre que funcionan con música a todo volumen y grupos en vivo. Uno de ellos es el que está ubicado en el séptimo anillo y avenida Cristo Redentor que abrió sus puertas, a pesar del rechazo de los vecinos que observaron infracciones a las normas, desde que comenzó a operar.
En otros sectores de la ciudad las violaciones a las normas están a toda hora. La ordenanza 036/2001permite el funcionamiento de los locales nocturnos desde las 19:00, pero hay boliches que atienden las 24 horas y están ubicados cerca de unidades educativas, farmacias y hospitales, pese a la prohibición.
En la zona de la avenida Virgen de Luján los estudiantes que salen a las 18:30 del módulo educativo Rancho Nuevo, lo primero que encuentran es una hilera de locales y rockolas, con música a todo volumen, gente ebria que apenas puede pararse, parejas en pleno baile y hombres que consumen bebidas alcohólicas en mesas que copan hasta la acera peatonal.
En ese sector hay una treintena de locales que desde la tarde venden bebidas alcohólicas, dando un mal aspecto al vecindario y sembrando la inseguridad.
Pero este no es el único sector donde se han establecido este tipo de locales. En la avenida Cañoto, cerca de las 22:00 del miércoles, las luces de colores y los musicones advertían que los locales ya estaban funcionando, lo mismo que sobre la avenida Omar Chávez.
La escena de la avenida Virgen de Luján se repite en el quinto anillo, zona de La Colorada, donde hay unos 30 locales en solo cuatro cuadras. Allí hay rockolas, bares y prostíbulos, algunos camuflados como restaurantes o tiendas, como el que lleva un letrero de pensión familiar, pero en realidad es un lenocinio.
Casi al frente, otro pasaría desapercibido, de no ser porque una jovencita espera en la puerta, bajo un luminoso letrero, en que lee: 24-7. “¿Por qué se llama así? Se pregunta quien pasa por ese lugar. La deducción es que funciona las 24 horas del día y los siete días de cada semana.
Similar es el panorama en las avenidas Che Guevara y 16 de Julio, donde hay boliches uno al lado del otro, prostíbulos que funcionan al lado de farmacias y donde la música se puede escuchar desde lejos porque pareciera que los negocios compiten por quien pone el volumen más alto. Los focos rojos y azules, jovencitas aguardando por clientes, hacen ver que se tratan prostíbulos.
Hay otros que funcionan como rockolas y bares, donde llegan clientes de todas las edades a consumir bebidas alcohólicas, pues hay desde adolescentes hasta hombres de avanzada edad. Las jovencitas que trabajan de coperas también hacen de damas de compañía. “Aquí se atiende de ocho a ocho”, dice una de ellas para graficar que los fines de semana abren las 24 horas.
La escena afuera de uno de los locales se completa con dos mujeres ebrias que no pueden mantenerse de pie, una de ellas cae al piso de lo tan ebria que está.
En esta zona, los vecinos están cansados de los locales que han acabado con la tranquilidad de la zona no solo por la bulla, sino por las peleas que ocurren en horas de la madrugada.
La molestia de los residentes llegó a tal punto que el jueves pasado salieron a protestar para exigir que la Alcaldía retome los operativos y proceda a la clausura definitiva de dichos boliches.
Lo mismo ocurrió en el séptimo anillo y avenida Cristo Redentor, donde vecinos de los barrios Entel Norte, Viru Viru y 23 de Noviembre protestaron durante la apertura de un centro de eventos.
Enumeraron una serie de normas que fueron incumplidas, entre ellas que el local se encuentra a menos de 200 metros de dos colegios, de un kínder y de una iglesia.
Gustavo Hurtado, vecino de la zona, señaló que, pese a las constantes denuncias que hicieron a la comuna, no fueron escuchados.
“El problema es que es a cielo abierto y en eso no hay regulación. No hay quien nos auxilie, la Alcaldía no tiene un método y en la ley no hay una definición clara de quién es el responsable para auditarlo”, dice Hurtado.
Los controles
Autoridades de la Secretaría Municipal de Seguridad Ciudadana y Abastecimiento señalan que hacen controles permanentes y se coordina con la Secretaría de Administración Tributaria (SAT), porque si el propietario es reincidente y rompe el precinto se le quita la licencia de funcionamiento.
El 21 de septiembre, cuadrillas, a la cabeza del inspector Marcelo Calderón, se desplazaron hasta la avenida 16 de Julio, atendiendo el llamado de los vecinos. Se procedió a la clausura de 12 locales reincidentes. Calderón indicó que el trabajo es permanente.
Por su lado, Daniel Antonio Portugal, abogado del Departamento de Fiscalización de la Secretaría de Administración Tributaria (SAT), indicó que se acompaña las batidas para verificar si las actividades económicas cuentan con licencia de funcionamiento o están vencidas. Los negocios que no cuentan con licencia de funcionamiento tienen una sanción de 2.500 UFVs.
Daniel Jesús Arias, inspector del Área de Eventos Especiales de la Alcaldía, señaló que muchos propietarios de locales que son clausurados buscan evadir el control, abriendo otra actividad con otro nombre. Dijo que las solicitudes de apertura de boliches son rechazadas si un local está menos de 200 metros de un centro de salud y de unidades educativas. Por eso, muchos funcionan sin licencia de funcionamiento o camuflan su actividad con restaurante.
Sin embargo, el concejal opositor Manuel Saavedra (Demócratas) observó que no hay política sostenida para controlar la proliferación de los boliches y señala que existe pasividad de parte del Gobierno Municipal tenga algún interés respecto a este tema.
“Crece el caos en todos los aspectos, también con los boliches, porque en el desorden está el negocio”, manifiesta el concejal respecto a esta problemática.