Los Canelas y Los Tiempos

Demetrio Canelas, inquieto patriota, había fundado La Patria en Oruro, hace 80 años repitió la tarea en Cochabamba y fundó Los Tiempos, del que fue director hasta legar el diario a Carlos Canelas, siempre recordado por reponer Los Tiempos después de años de silencio promovido por hordas movimientistas que literalmente pulverizaron el diario.

Me tocó asistir a la reinstalación del vocero de la cochabambinidad, por cuanto LT se caracterizó e hizo parte de la causa de la Llajta a todo nivel y se puede decir con mucho éxito merced al acierto, la perseverancia, el empuje inolvidable de Don Carlos que transformó el diario en uno de los mejores de Bolivia a no dudarlo, lo potenció, modernizó adecuándolo a las nuevas formas y tecnologías de hacer periodismo.



Fallecido el austero e insustituible fiel a la línea editorial del fundador, servidor de la verdad y sostenedor de las instituciones más genuinas de la Nación, le sucedió Alfonso, con quien compartí los tres años de formación en la Universidad Católica. Sencillo, amigo sincero y leal, me abrió las puertas a mis colaboraciones por las que me negué a ser retribuido, por cuanto mi vocación siempre estuvo por encima del interés pecuniario, Alfonso me hizo confidente de las dificultades de la empresa a su cargo.

Una de ellas, la más seria, resultó la penetración masista entre los redactores que lograron «crear una célula» que boicoteó la línea, saboteó las ediciones, logró camuflarse en el sindicato y provocó no pocos obstáculos al diario que no aflojó la conducta marcada por Demetrio y sustentada por Carlos y Julio César que sí incursionó en política y llegó a ser ministro de Defensa en el efímero mandato de Tomás Monje Gutiérrez.
Julio César estuvo siempre junto a Carlos, se puede decir formaron un dúo incorruptible y al servicio de Bolivia.

Abatido por la angurria de poder de esa lacra que Bukele el presidente salvadoreño llama «el cáncer que tiene Bolivia», Los Tiempos, antes de su caída, da un paso al costado. Para disminuir pérdidas financieras y sin el respaldo del imprescindible avisaje oficial, suspende la edición impresa de Los Tiempos, más bien la limita a dos días de la semana, lo que le convierte de diario en semanario, según la administración la medida es temporal.

La dirección de Los Tiempos, a cargo de Luz Marina Canelas, denunció semanas atrás el acoso de personajes del Gobierno detrás de la adquisición del diario para someterle a la línea oficial del masismo. Lo que no resulta extraño en el Régimen imperante que busca dominar a los medios para silenciar las protestas ciudadanas.

Ante esta aciaga circunstancia cabe tan sólo un apoyo cerrado a Los Tiempos. Quizá corresponda una masiva suscripción que garantice la subsistencia del órgano que no puede desaparecer, siendo el más genuino representante de la ciudadanía y sus instituciones, entre ellas el empresariado y sus liderazgos.

¡Fuerza Los Tiempos sin desmayar!