La industrialización y subvención a los hidrocarburos

 

La subvención a la importación de combustibles es una política social que beneficia a toda la población boliviana, puesto que permite abastecer de gasolina y diésel oíl al mercado interno a precios por debajo de su costo real, coadyuvando a mantener la estabilidad económica y precios controlados de los bienes y servicios que se consumen a diario. Esta política es efectiva, debido a que la inflación para el año 2022 llegó a 3,1% y el acumulado hasta noviembre de la presente gestión a 1,48%, siendo las más bajas de la región.



La subvención surge por la falta de producción nacional de petróleo, esta materia prima contiene las fuentes de energía más utilizadas en el mundo, también es conocido como el Oro Negro, toda vez que los países que poseen y lo explotan tienen grandes beneficios económicos. Este recurso no renovable es muy utilizado para la obtención de diversos productos, siendo los más importantes los combustibles y lubricantes.

Los principales derivados del petróleo son la gasolina y diésel oíl, combustibles utilizados en los procesos productivos, transportes de pasajeros y carga. Bolivia no es un país petrolero, por tanto, tiene la necesidad de importar para abastecer el mercado interno, para comercializarlo a un precio subvencionado que se encuentra por debajo de su costo real.

Recientemente, muchos analistas y políticos plantearon la eliminación de la subvención a los combustibles como una solución estructural al abastecimiento de combustibles, sin considerar las consecuencias para la economía nacional y el costo social que tendría mayor efecto en la población de menores recursos.

La preservación de la subvención a los combustibles es crucial. En esta perspectiva, el proyecto de Ley del Presupuesto General del Estado Gestión 2024, contempla Bs 10.503.- millones para la subvención a los hidrocarburos y alimentos, garantizando el abastecimiento de combustibles en el mercado interno y la seguridad alimentaria.

El abastecimiento de combustibles y la mitigación de los costos de subvención a los hidrocarburos deben ser afrontados con políticas que garanticen una solución permanente; en este sentido, el gobierno nacional, el marco de la política de industrialización con sustitución de importaciones, avanza con la construcción de más de 130 plantas industriales, dentro de la cuales se encuentran las plantas de Biodiesel I, Biodiesel II y Diésel Renovable (HVO), constituyéndose en una solución estructural, porque permitirá reducir de forma sostenible la importación de combustibles y la subvención a los hidrocarburos. Adicionalmente, permitirá dinamizar la actividad productiva con la utilización de materia prima nacional, así como fortalecer las reservas internacionales, para lo cual se está destinado una inversión aproximada de $us387 millones que permitirá la obtención de 12.000 barriles por día de carburantes, de fuentes renovables y amigables con el medio ambiente.

La planta de Biodiesel I se está construyendo en Santa Cruz con una inversión aproximada de $us40 millones y una capacidad de 1.500 barriles día. Por otro lado, se encuentra en marcha la Planta de Biodiesel II, ubicada en la ciudad de El Alto, con una inversión de aproximadamente $us 40 millones, y una capacidad de 1.500 barriles día, adicionalmente, permitiría la creación de más de 500 empleos directos y superior a 860 empleos indirectos.

La planta de Diésel Renovable (HVO), será construida en Santa Cruz y estará ubicada en la Refinería Guillermo Elder Bell, su producción es a partir de aceites usados de cocina y tendrá una capacidad de 9.000 barriles día, y se espera que entre en operación en el año 2025.

Por tanto, es fundamental no dejarse llevar por propuestas que plantean la eliminación de la subvención, que en el fondo buscan afectar de manera directa a la población boliviana y comprometer negativamente la estabilidad de la economía.

Es preciso apoyar y consolidar la solución estructural al abastecimiento de combustibles y la reducción del costo de la subvención, mediante la política de industrialización con sustitución de importaciones y el fortalecimiento del aparato productivo nacional, porque representa un salto cualitativo para el desarrollo de Bolivia, debido a que permitirá transformar materias primas como el macororó, jatropa, palma africana y aceites usados en biodiesel y diésel renovable, creando muchas fuentes de empleo directos e indirectos.

 

Grover Ivan Tapia Alcazar

Analista Económico