Elecciones en la UMSA con un sistema electoral ignominioso y un Comité Electoral que es la esperanza

Guido Zambrana Ávila

Ex decano de Medicina, UMSA



La democracia universitaria está desbaratada. Se mantiene un sistema electoral que promueve la corrupción y la podredumbre a través de prácticas censurables, que sirven a los intereses de los grupos de poder.

Permite y alienta campañas electorales con despilfarro de ingentes cantidades de dinero de procedencia oscura; tolera el chantaje y tráfico del voto de los docentes interinos; se utiliza a grupos universitarios y extrauniversitarios en acciones electorales delincuenciales y se contrata grupos de seguridad que intimidan al elector.

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Se practica la manipulación informática para conformar comités y mesas electorales, alterar padrones de docentes y estudiantes y modificar planillas y resultados. Se trata al elector docente como a un miserable capaz de vender su voto como mercancía por un almuerzo, un certificado o la promesa de una prebenda. Al estudiante se lo menosprecia y ofende al tratarlo como demente que entrega su voto por borracheras, comidas, regalos, notas, acoso o amenazas.

Se permite que el rector, realice su proselitismo en ejercicio del cargo, utilizando abusivamente todos los recursos y medios institucionales, abandonando sus funciones,

Se persigue, intimida, amenaza y procesa, sin razón, a docentes y estudiantes adversarios o candidatos potenciales, contando para esas prácticas con el servilismo de algunos abogados, auditores y miembros de comisiones de procesos.

Ya no tienen valor la meritocracia, capacidad ni experiencia de los candidatos; con el actual sistema, resultan más exitosos los candidatos que saben engañar, ofrecer prebendas y cargos, hacer regalos, realizar fiestas y farras, pero, sobre todo, lograr “amarres” que son acuerdos turbios con intercambio de beneficios.

Lo lamentable es que en este modelo permisivo caen muchos docentes incautos, que creen que conseguirán un cargo o más horas por su voto, cuando el mismo cargo ofrecen a otros tres o cuatro colegas, a veces a cambio de aportes económicos.

El Comité Electoral no difunde ni promueve el debate de las propuestas electorales que luego se incumplen descaradamente, sin sanción. Por ejemplo, Oscar Heredia para ser rector, ofreció laptops, medio tiempo y tiempo completo para todos los docentes, y titularizar a todos los interinos; a los estudiantes, almuerzo para todos, transporte gratuito, titulación rápida, y becas para doctorados; nada cumplió y ahora ofrece nuevas mentiras para su reelección.

En el proceso electoral actual, el rector multiplicó la participación de cientos de docentes interinos en cargos que no se los titulariza para traficar con sus votos; asumió el control de las TIC de manera irregular, controla la jefatura de personal y todas las unidades encargadas de elaborar los padrones y manejar digitalmente el proceso electoral. Es decir, que teniendo toda la estructura diseñada hace pensar que, además de los abusos, es posible un fraude.

Frente a este panorama, espeluznante, solo queda la esperanza en que el Comité Electoral conduzca elecciones limpias y transparentes, no se alinee con los intereses del rector y, antes de lanzar la convocatoria, escuche y desbarate el entramado grotesco existente, siendo necesario modificar el reglamento que, como está, constituye una amenaza al proceso electoral y a la democracia universitaria.