En Bolivia, las economías ilegales que más han crecido en los últimos años, de acuerdo a información oficial, son el narcotráfico, la minería ilegal y el contrabando.
La Paz, 14 de marzo de 2024 (ANF).- Rubén Vargas Céspedes, experto en temas de seguridad y narcotráfico, aseveró que para que las economías ilegales crezcan en un país, requieren de la complicidad de un Gobierno y de las autoridades; es decir, existe el componente de corrupción.
“Hay que ser bastante claros en la relación que existe entre economías ilegales, el Gobierno, los funcionarios públicos y la clase política, no es posible por definición, que las economías ilegales crezcan si no hay un nivel de complicidad del Gobierno, de la clase política y a veces, lamentablemente, de un sector de la población”, señaló Vargas consultado por ANF.
El también exministro del Interior del Perú, participó en el evento “Revelaciones sobre crimen organizado y comercio ilícito” de la Cámara Nacional de Industrias donde presentó la ponencia “Desborde criminal en la Región Andina”.
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En Bolivia, las economías ilegales que más han crecido en los últimos años, de acuerdo a información oficial, son el narcotráfico, la minería ilegal y el contrabando.
“Cuando hablamos de economías ilegales tenemos que pensar inmediatamente, como si fuera la otra cara de esa moneda, en la corrupción, porque es gracias a la corrupción que va a crecer aún más el contrabando, la cocaína y el oro ilegal”, remarcó.
Vargas explicó que el problema del contrabando entre Perú y Bolivia pese a que tiene antigua data, viene desde hace décadas, “se lo ha estado mirando como si fuera un comercio internacional inocuo, que básicamente lo que trataba era evitar el control aduanero para tener mayor ganancia, pero tenemos que empezar a ver a este problema con la actual naturaleza, directamente relacionada con estructuras criminales”.
Remarcó que el contrabando, sin lugar a dudas, es parte de las economías ilegales que alimentan al crimen organizado, que no se reduce a cigarrillos o a licores o a ropa usada, sino, está ingresando al tráfico de oro ilegal, al tráfico de armas, a la trata y a la cocaína.
“Estamos hablando de estructuras mucho más complejas que lo hacen por encargo de estructuras mayores o que han tenido su proceso natural de crecimiento”, apuntó.
El especialista indicó que en conclusión, lo que se debe tener claro es que el contrabando entre Perú y Bolivia es parte de esas economías ilegales que alimentan al crimen organizado “que está asesinando en Perú y en Bolivia, y que creo que las autoridades bolivianas tienen que estar más atentas y ser un poco más celosas, por ejemplo, para saber cuántos bolivianos son asesinados precisamente por estas economías ilegales, porque depende de eso también para que los medios de comunicación, la sociedad civil, sepan cuál es la magnitud del problema que tienen al frente”.
Enfatizó que no es una buena opción esconder los datos, no vale normalizar a estas economías ilegales, porque “como hemos visto en el caso ecuatoriano y otros países, siempre terminan reventando, explosionando, y ponen en grave peligro no solamente la seguridad, sino a la propia democracia”.