Policía Militar de Brasil revela puertos clandestinos en el río Mamoré para trasiego de drogas y contrabando

Un último caso reveló que una embarcación boliviana fue perseguida por militares brasileños y que el barco llegó a un puerto clandestino llamado Porto do Pérola.

Fue el 19 de abril. La Policía Militar de Brasil identificó una embarcación boliviana sospechoso en el lado brasileño del río Mamoré. Los militares del vecino país procedieron a perseguir al bote tripulado por bolivianos, pero éstos escaparon y lograron zarpar en un puerto clandestino llamado Porto do Pérola. Ese lugar era utilizado por narcotraficantes y contrabandistas que utilizan las aguas del Mamoré para llevar y traer productos de manera ilegal.

EL DEBER accedió a un informe de la Policía Militar de Brasil en el que detalla el operativo que realizó para detener una embarcación boliviana que llevaba a suelo brasileño productos de contrabando. Los militares que ejecutaron el plan detallan en el documento la operación que ejecutaron para detener al barco con bandera boliviana. Además, el texto revela que en el río Mamoré existen puertos clandestinos que son utilizados por las mafias para llevar y traer mercadería ilegal, entre ellos drogas.



Se procede al seguimiento de la embarcación hasta un puerto clandestino en territorio brasileño llamado popularmente en la región como Porto do Pérola. El barco, aparentemente boliviano, era tripulado por tres personas, que ni bien llegaron a Porto de Pérola desembarcaron rápidamente”, dice parte del informe.

El contrabando en esta parte de la frontera es de ida y vuelta. Desde el lado brasileño se utilizan diversas embarcaciones para introducir productos de manera ilegal a Bolivia. La mayor parte de la mercadería son cervezas, gaseosas y alimentos. Todas estas operaciones se hacen en presencia de militares bolivianos y brasileños. Incluso, el tráfico de drogas en esta zona tiene bastante movimiento. Hay noticias de acribillamientos de personas vinculadas al narcotráfico en Guayaramerín.

Joaquín Velarde, presidente del Comité Cívico de Guayaramerín, informó que existen excesos por parte de la Policía Federal y de la Marina de Brasil y descartó que en Bolivia haya puertos clandestinos, ya que el único que funciona –dijo- es el Puerto Mayor de Guayaramerín. El cívico, sin embargo, no descartó que existan mafias que operan en el río Mamoré.

“Estos abusos se vienen cometiendo desde siempre y la población de Guayaramerín ya está cansada de que los policías y militares brasileños quemen las embarcaciones y ataquen a los transportistas bolivianos. Incluso, disparan contra las lanchas sin importarle la vida de las personas que cruzan la frontera”, dijo Velarde.   

En el lado brasileño se desarrolló ayer –según medios locales- una reunión entre autoridades militares y consulares para intentar bajar la tensión por el cierre de los puertos durante cuatro días. Ayer, recién se abrió el paso de pasajeros y hoy el de carga. Muchas personas se vieron afectadas por esta decisión que tomó Brasil.

En Guayaramerín todavía existe molestia por la retención de embarcaciones por parte de los militares brasileños. Ayer, la parte boliviana devolvió un barco de una empresa privada brasileña en represalia por las medidas que adoptaron los uniformados de Brasil. Se conoció que hasta hoy no se devolvieron esos botes que pertenecen al sindicato de balseros Nicolás Suárez.

Estas embarcaciones retenidas se las conoce como “peque-peque”. Miden aproximadamente diez metros de largo y un ancho de entre 1,60 y 1,80 metros. Su fabricación tiene un costo que oscila entre los Bs 6.000 y 7.000. Pueden transportar hasta 5.000 kilos por viaje. 

La competencia es feroz, ya que además de las asociaciones de “peque-peque”, existe transporte legalmente establecido que cobra 12 bolivianos para cruzar desde Bolivia a Brasil y Bs 15 para el retorno. De igual manera, permite transportar productos brasileños, aunque no en gran cantidad. El control en ambos lados es escaso, ya sea de militares bolivianos y brasileños.

Fuente: eldeber.com.bo