Conocemos la historia de una madre con cinco hijos que decidió salir adelante como conductora de transporte público.
Alejandra Verduguez
Fuente: Red Uno
Florencia Gonzales Peña de 45 años, celebrará el día de la madre conduciendo un vehículo de transporte público como lo hace a diario.
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Florencia, madre de cinco hijos, lleva más de 10 años trabajando como conductora. En la actualidad es «chofer» de un «taxi trufi» de la línea 103 de la ciudad de Cochabamba. Ella se despierta cada día a las 04:30 a.m para poder dejar todo listo en casa y dirigirse a su primera parada. Asegura que mientras más temprano salga, más pasajeros podrá recoger.
«Me levantaba a las cuatro de la mañana cuando eran pequeños mis hijos, así podía ir a trabajar a la zona norte y bajar para las cinco de la mañana, porque a esa hora hay muchos pasajeros y así podía ir a las siete a mi casa y llevarles al colegio. Ahora ya son más grandes y pueden ir solos, pero igual debo levantarme temprano para poder recoger más pasajeros”, relata la mujer.
«Ser mujer y de pollera es difícil en el transporte»
Florencia cuenta que en reiteradas ocasiones sufrió discriminación, no solo por ser mujer, si no por vestir de pollera. Pero pese a estos inconvenientes siguió en el rubro, pensando siempre en el bienestar de sus hijos.
“Ahora ya no hay mucha discriminación, antes te decían chola, oye chola, anda a la casa, tienes que ser mujer, anda cocina, cuando veían a una mujer al volante y más de pollera. Pero no podemos dar paso atrás y seguir luchando”
¿Por qué decidió trabajar como conductora?
Debido a la falta de empleo, la señora Florencia tuvo que subirse a un vehículo. Su sueño es tener un negocio propio y así dejar de conducir por horas. Nos cuenta que ya presenta dolores en los riñones, como la mayoría de los transportistas que se ven expuestos a este tipo de problema de salud.
“Uno se cansa, pero trato de salir temprano para poder recoger más pasajeros, porque si no salgo temprano el dinero no alcanza. Como quisiera cambiar de trabajo pero no se puede, otros trabajos no me dan para mantener a mis hijos”, comenta.
Deudas y responsabilidades
Florencia, como muchas madres, dedican su tiempo y trabajo a sus hijos. También existen préstamos que pagar al banco. Con la voz entrecortada, esta madre nos cuenta un trágico episodio en su vida que hasta la fecha la obliga a no descansar.
“Tenía un capital para abrir mi negocio pero mi hermana se enfermó de chagas y gasté ahí mucho dinero, aún estoy pagando esa deuda. Falleció. La extraño mucho porque era mi hermana mayor, era como mi mamá, como quisiera no deber, no tener deudas”, dice.
Florencia, como muchas mujeres en el país, dejan de lado la vergüenza, el orgullo y el miedo al «qué dirán» y se llena de valor para conducir una movilidad de transporte público. Lo que antes se veía con asombro, en la actualidad ya es una imagen cotidiana.