El caso de una adolescente, de 15 años, reportada como desaparecida y que retornó tras varias horas de búsqueda, desencadenó una operación policial que resultó en la detención de la administradora de una organización de proxenetas. Las investigaciones siguen en curso en Cochabamba.
Según información del director de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (FELCC) de Cochabamba, Freddy Medinacelli, una mujer denunció el sábado 28 de septiembre que su hija, de 15 años, había salido de su hogar en la zona de Jaihuayco y que no había sabido más de ella. Esto llevó a la elaboración de un afiche de persona desaparecida y al inicio de las investigaciones. Al día siguiente, la denunciante regresó a las dependencias policiales junto con su hija para informar que ya había aparecido. Mientras estaban en las oficinas, la adolescente recibió mensajes por WhatsApp en los que le ordenaban que se dirigiera a un inmueble en la zona de Cala Cala, pero posteriormente le cambiaron la ubicación a un edificio cercano al kilómetro cinco de la avenida Blanco Galindo.
Los efectivos irrumpieron en el lugar y descubrieron en el interior a seis mujeres, de las cuales cuatro eran menores de edad. Ellas identificaron a Brunilda M.P., de 19 años, como la “administradora”. Las niñas y adolescentes, con edades entre 12 y 15 años, habían caído en una red de proxenetas y llevaban, en promedio, entre dos y tres meses siendo prostituidas. Las rescataron y el personal de la Defensoría de la Niñez y Adolescencia (DNA) brinda asistencia a las víctimas y a sus familias.
Después de la aprehensión de Brunilda, la jefa de la división de Trata y Tráfico, María Carmen Guachalla, informó que descubrieron que las niñas y adolescentes eran contactadas a través de Facebook. Estas personas les ofrecían trabajo de limpieza en viviendas y departamentos, pero luego las involucraban en la prostitución, prometiéndoles más dinero. Ante las necesidades que ellas expresaban, cayeron en la red.
Las unidades especializadas de la FELCC están realizando un trabajo de ingeniería social para esclarecer el caso, identificar a los proxenetas y a los “clientes”.
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De manera preliminar, se sabe que Brunilda no quiso colaborar con la investigación, por lo que las indagaciones continúan.