El gobierno afronta varios problemas económicos, sociales y políticos que no pueden ser resueltos hasta la fecha.
Arce habla bajo la atenta mirada de Evo Morales cuando aún eran aliados. Foto: Opinión
Boris Bueno Camacho / La Paz
El cuarto año de mandato de Luis Arce Catacora estuvo signado por diferentes tipos de complicaciones que minaron la confianza de varios sectores del país en el gobierno actual; la agudización de la crisis económica debido a la desaparición de dólares en el mercado financiero formal, así como la escasez de combustibles, que incidieron en el incremento de los productos esenciales de la canasta familiar y provocaron la pérdida de la capacidad adquisitiva, es tal vez la complicación mayor que enfrentó a lo largo de este su cuarto año de gestión.
=> Recibir por Whatsapp las noticias destacadas
Sin un norte que muestre una solución a la crisis económica, el gobierno se aferró a los créditos internacionales con la intención de estabilizar el déficit que aqueja a las finanzas publicas y dinamizar la economía, una férrea oposición del sector evista, Creemos y Comunidad Ciudadana (CC) en la Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP) impidió a Arce tener un respiro que le permita afrontar el momento adverso que se cierne sobre su mandato, el cual es seriamente cuestionado por la falta de políticas adecuadas que permitan sortear la crisis y ofrecer una señal de esperanza al país.
Los bloqueos fueron levantados después de 24 días, pero agudizaron la crisis económica. Foto: Unitel
Sin embargo, el gobierno asegura que la situación no es como se la quiere mostrar desde los sectores opositores, argumenta que en el país pese al ‘difícil contexto internacional’, Bolivia ha podido mantener la estabilidad económica, política y social y que ello se refleja en indicadores que muestran la buena salud del país, insiste en que habrá un crecimiento por encima del 3 por ciento, pese a que los organismos internacionales y calificadoras de riesgo muestran que será por debajo del 1,5%; o la inflación controlada, que no es así, ya que el acumulado a octubre es de 7,26%, el más alto en décadas.
“A lo largo de estos cuatro años, hemos recorrido un camino lleno de desafíos, pero también de significativas victorias. (…) Nada ni nadie nos arrebatará las conquistas sociales que con tanto esfuerzo hemos logrado. En este momento crucial de nuestra historia, estamos llamados a luchar con todas nuestras fuerzas, por últimas que fueran, para llegar a nuestro Bicentenario superando cada dificultad y defendiendo nuestra estabilidad económica, política y social como un patrimonio del pueblo boliviano”, escribió Arce en sus redes sociales.
Este es el panorama normal en las estaciones de servicio del país. Foto: Red Uno
Si bien el tema económico es el que más afecta a la población en su conjunto, también es cierto que este se vio agravado por una pelea descomunal entre Arce y Evo Morales, su exjefe, por el control del Movimiento al Socialismo (MAS), que provocó el bloqueo en la ALP, que también fue llevado a las calles y carreteras; un bloqueo de 16 días iniciado en enero de este año, y el reciente que fue levantado después de 24 días, mostraron la profunda crisis política que atraviesa el oficialismo, pero que ha repercutido en la economía y la profundización de la división social en el la nación.
Esta pugna tiene varios escenarios en búsqueda del mismo fin, según los analistas, controlar el partido político más grande de Bolivia, pero también cooptar las instituciones del Estado, una de ellas, el Órgano Judicial, que es en este momento el que muestra un mayor proceso de descomposición por las intenciones de ambas facciones de controlarlo; sin embargo, en este momento es Arce quien tiene la sartén por el mango ya que controla a los magistrados de ese poder y del Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP), según los adversarios del gobierno.
Las peleas en la ALP entre sectores masistas son recurrentes. Foto: APG
“Hace tiempo que el TCP dejó de ser garante de la constitucionalidad, probablemente las elecciones judiciales no puedan realizarse y tengamos que prorrogar nuevamente en sus funciones a los magistrados, el gobierno actual está interesado en esto porque la crisis favorece al MAS que está muy disminuido porque Evo Morales no puede ser candidato nuevamente y Luis Arce no tiene convocatoria; por ello, hemos entrado en una dictadura judicial, no existe legitimidad ni legalidad”, asegura el abogado constitucionalista William Bascopé.
Un MAS bicéfalo, las organizaciones sociales divididas, su bloque político en la ALP confrontado muestran la magnitud de la pelea interna en el oficialismo, que, incluso, puede poner en riesgo su personería jurídica, aunque el Tribunal Supremo Electoral (TSE) se muestra funcional a este partido, porque, si bien emitió una primera llamada de atención grave, determinó en varias oportunidades nuevos plazos para que pueda elegir a una nueva directiva, la actual está vigente desde 2017, además de actualizar sus estatutos, hecho que no sucede hasta la fecha por los problemas fratricidas.
Los incendios forestales arrasaron con millones de hectáreas. Foto: Los Tiempos
Pero, además de ello, el gobierno de Arce afrontó la crisis medioambiental más grande que afronto el país, los incendios forestales que iniciaron en mayo de este año y que afectaron sobre todo al departamento de Santa Cruz, pero también a Beni, Pando, el norte de La Paz y parte de Cochabamba, desnudaron la incapacidad gubernamental de combatir las llamas que provocaron que más de 10 millones de hectáreas de bosques y pastizales fueran arrasados. Después de cinco meses y con la ayuda de las lluvias pudieron sofocarse los siniestros.
Sin embargo, para el primer mandatario las cosas no son irreversibles y resalta que el país superará esos embates. “Nada ni nadie nos arrebatará las conquistas sociales que con tanto esfuerzo hemos logrado. En este momento crucial de nuestra historia, estamos llamados a luchar con todas nuestras fuerzas, por últimas que fueran, para llegar a nuestro Bicentenario superando cada dificultad y defendiendo nuestra estabilidad económica, política y social como un patrimonio del pueblo boliviano”, asevera.