El exministro de Gobierno afirmó que la administración de Luis Arce busca «silenciar» a los seguidores de Evo Morales.
eju.tv / Video: Facebook RKC
El exministro de Gobierno Juan Ramón Quintana afirmó este jueves que es un «perseguido político del régimen arcista», por los procesos judiciales iniciados en su contra por su participación en los 24 días de bloqueos de caminos.
«Hoy soy un perseguido político del régimen arcista, este régimen que ha nacido en las entrañas del movimiento indígena y popular, al que lo ha traicionado, al que lo ha matado y que quiere hacer desaparecer», señaló Quintana en entrevista con Radio Kawsachun Coca.
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La exautoridad calificó al Gobierno de Luis Arce de ser un «régimen de terrorismo de Estado» que sigue una «lógica de guerra» para destruir a cualquier adversario político.
La Procuraduría General del Estado (PGE) solicitó con un memorial la aprehensión del exministro Quintana y de los dirigentes campesinos evistas Ponciano Santos y Humberto Claros, identificados como líderes de los bloqueos de caminos.
Quintana señaló que no fue notificado por el caso y que está atento para activar su respuesta jurídica ante estrados internacionales.
«Estoy atento a que existiera una orden de aprehensión e inmediatamente activo y estamos trabajando la medida cautelar en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, y la CIDH tendrá que pronunciarse», declaró.
El extitular de Gobierno sostuvo que los bolivianos están «en manos de una pandilla» y cuestionó que ahora sea la misma administración de Arce la que usa a los sectores indígenas para conservar el poder.
«Estamos en manos de una gran pandilla, no en manos de un Gobierno democrático, estamos bajo un régimen de terror (…). Los indigenas hoy día están fuera de la centralidad del poder, se han convertido en la escalera de esta chapucería política liderada por Luis Arce», manifestó.
Quintana recordó su tiempo de asilo en la Embajada de México, residencia diplomática en la que dijo que se refugió para no acabar «en una picota».
«Si no me asilaba en la Embajada de México seguramente mi cabeza iba a estar en una picota en alguna carretera, para que se muestre que no se debe ser rebelde ante el poder imperial ni el poder mafioso».