“Tiempos difíciles hacen personas fuertes, tiempos fáciles hacen personas débiles”. Proverbio chino.
Leyendo y compartiendo lecturas sobre nuestra historia, nuestros éxitos y fracasos.
En nuestro proceso histórico social, pasamos por varios esquemas organizativos, entre ellos la tribu, los clanes, la monarquía, el Estado y arribamos después de muchos avatares a modelos Democráticos.
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Transcurrido un largo periplo histórico ahora vivimos en la era de la Democracia Liberal, que es en esencia libertad, propiedad privada, respeto al otro, igualdad de las personas ante la ley y también fraternidad; lo cual en síntesis es solidaridad y respeto por los demás.
Recordemos en lo que coincidían, Locke, Smith, Montesquieu y Hayek: “La libertad de uno termina donde comienza la libertad de otro”.
Sin embargo, en el marco de la Democracia, existen variantes y distorsiones como los regímenes populistas, estatistas, centralizados, los que tienden a generar dependencia económica y mental de los ciudadanos. Asimismo, tenemos la democracia progre, que apoya la regulación gubernamental de la propiedad e industria privada y las políticas de género.
Educación y cultura.
La humanidad en su proceso histórico cultural y caminando a golpes y porrazos, va encontrando caminos para convivir en paz y progresar.
Cada una de las propuestas sociales y políticas tiene una base histórica y cultural que refleja la historia e ideología de cada pueblo. A su vez las diferentes disciplinas y cada una desde su propia esencia, explican nuestro comportamiento social y cultural y nos muestran las diferentes perspectivas:
Desde la Sociología, aprendemos que: “No es la conciencia del hombre la que determina su ser, sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia”. Carlos Marx.
Y desde la Psicología: “Yo soy yo y mis circunstancias”. Ortega y Gasset.
En la mente de los seres humanos existe: “Tanto el milagro como la explicación”. Y para entender mejor las cosas en necesario tomar en cuenta la mayor cantidad de puntos de vista posibles, por lo que la población para ampliar sus horizontes requiere preocuparse de estudiar y capacitarse en temas relacionados con la cultura, filosofía, técnicas, arte y humanidades, vale decir de su vida y su destino.
Sin embargo, lo que hacemos en nuestro afán de sobrevivir en este mundo cada vez más complicado, es que dejamos de lado nuestra esencia humana y nuestra cultura y nos estamos volcando hacia la Inteligencia Artificial y lo tecnológico.
Estamos en la era de la inteligencia artificial.
La Inteligencia Artificial ofreciendo nuevas oportunidades y desafíos está cambiando rápidamente nuestra vida cotidiana. Está revolucionando diversos sectores clave a través de sus innovaciones novedosas. En la salud, en el sector financiero, en la manufactura, en el marketing, etc. Estas aplicaciones de IA están cambiando las reglas del juego en estos sectores, aumentando la eficiencia, reduciendo costos y mejorando la toma de decisiones.
Sin embargo, también se plantean desafíos éticos y sociales que deben abordarse para garantizar su uso responsable y beneficioso.
Debemos tomar en cuenta, que la Inteligencia artificial puede tener dificultades a la hora de resolver problemas inesperados, esto debido a su naturaleza programada. A diferencia de los humanos la IA no tiene la capacidad de adaptarse a situaciones novedosas y aplicar intuición y creatividad. Vale decir que no puede enfrentar problemas fuera de su ámbito de programación y entrenamiento.
La IA presenta además una serie de desafíos y oportunidades en términos éticos y sociales, los que deben ser abordados para asegurar un futuro responsable y beneficioso. En los algoritmos de la IA se incorporan los valores éticos y morales de los programadores, por lo que debe tenerse mucho cuidado con ellos. Si se abordan adecuadamente estos desafíos, la IA ofrece oportunidades para mejorar la eficiencia, innovación y calidad de vida en diversas áreas como la vida y salud, el transporte y la educación.
A medida que continuamos navegando por este futuro tecnológico, es importante reflexionar sobre cómo equilibrar el progreso con los valores éticos y sociales: ¿Cómo podemos asegurarnos que la IA beneficie a toda la sociedad y no solo a unos pocos privilegiados?
IA en la guerra.
Como vemos diariamente, la guerra que disputan las grandes potencias no se limita a métodos convencionales (la lucha entre ejércitos en el campo) sino que también suma otros medios como el terrorismo, oleadas migratorias, la guerra cultural y el uso de tecnologías, por lo que más específicamente se podría estar hablando de una batalla cibernética mundial y con uso de la IA.
Mientras tanto, siguen brillando por su ausencia regulaciones globales sobre el uso de la inteligencia artificial especialmente en las guerras.
Estados Unidos sigue sus con planes de incorporar la tecnología de ChatGPT de OpenAI para operaciones de ciberseguridad dentro del Departamento de Defensa.
China entre otros tantos productos, con la IA y para sus programas de juegos virtuales, acaba de desarrollar un “Comandante” y luego de su creación, al “Comandante virtual” se le otorgó “Una autoridad de mando suprema sin precedentes, aprendiendo y creciendo rápidamente en las guerras virtuales en constante evolución”. Este Comandante es un estratega brillante y experimentado que podría dirigir las acciones del Ejército Popular de Liberación (EPL) controlado por el Partido Comunista Chino (PCCh).