Los productores de oleaginosas en Bolivia califican a 2024 como el “peor año” en términos productivos porque disminuyó la producción y también los ingresos por las exportaciones.
eju.tv / Video: Cadena A
Juan Carlos Véliz / La Paz
El gerente de la Asociación Nacional de Productores de Oleaginosas (Anapo), Jaime Hernández, trazó este año con mejores perspectivas que en 2024 en el que el sector marcó números rojos en cuanto a producción e ingresos debido principalmente a factores climáticos.
“Está demostrado, los productores se mantienen firmes con ese compromiso de seguir produciendo y en esta campaña de verano tenemos previsto sembrar 1,4 millones de hectáreas principalmente de soya, maíz y sorgo. Ya estamos con un avance de un 90% lo que nos hace vislumbrar que podemos tener mejores perspectivas para este año 2025”, afirmó el directivo en una entrevista con Cadena A.
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La Anapo agrupa a las asociaciones de productores de soya, maíz, sorgo y otras oleaginosas del país y se constituye en el primer eslabón de la cadena productiva de los derivados de soya.
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“Hemos cerrado un 2024 con muchas dificultades para el sector productivo, podemos decir que ha sido el peor año en términos productivos para nuestro sector por las cuantiosas pérdidas productivas económicas que hemos tenido, debido principalmente a las afectaciones climáticas de sequía en la campaña de verano, así como en la campaña de invierno, eso nos ha hecho cerrar esta gestión 2024 con una disminución de casi 3 millones de toneladas menos que hemos producido comparado con el año 2023”, explicó Hernández.
En 2023 se registró una producción de 5,9 millones de toneladas de granos de soya, maíz, trigo, sorgo y girasol mientras el año 2024 sólo se cosecharon 3 millones de toneladas de los mismos granos considerados estratégicos para la seguridad alimentaria y para las exportaciones.
El golpe al sector productivo llegó con una pérdida económica estimada en al menos $us 800 millones y que ha generado problemas colaterales como una baja liquidez para pagar créditos a las entidades financieras, proveedores de insumos y el incremento de los insumos necesarios para la producción.
Éstos también sufrieron un incremento en hasta 60% como consecuencia de la falta de dólares y la inflación.