CAINCO: 110 años convirtiendo la visión en futuro


 

110 años, más de un siglo de historia no es solo una cifra redonda para celebrar, sino una oportunidad para reflexionar sobre el impacto que ha tenido nuestra institución en la economía y el desarrollo del país. Y también, sobre los desafíos que enfrentamos hoy en un contexto de incertidumbre que exige liderazgo, innovación y compromiso.



Hablar de CAINCO es una manera de contar la historia misma del progreso cruceño. Su nacimiento fue la respuesta de un grupo de visionarios que entendió que el desarrollo no ocurre por casualidad, sino por decisión. No fue una simple asociación gremial, sino un pacto de voluntades para impulsar el crecimiento productivo de Santa Cruz. Y los resultados son innegables: Santa Cruz es motor económico del país, con un sector empresarial que ha sabido sortear las crisis, impulsar la industrialización y diversificar la economía.

Sin embargo, no podemos limitarnos a recordar el pasado con nostalgia. La verdadera razón por la que celebramos este aniversario es porque seguimos siendo una institución activa, relevante y fundamental en la construcción del futuro. El tiempo ha pasado, pero los desafíos de cada época requieren de la misma visión y empuje, entendiendo que la visión sin acción es solo un sueño, y que la única forma de honrar nuestra historia es seguir transformando la realidad.

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En 1915, Santa Cruz no solo enfrentaba la lejanía geográfica, sino también el desinterés de un Estado centralista que la veía como un rincón olvidado. Sin caminos, sin conexión ferroviaria, sin voz en las decisiones económicas, los empresarios cruceños entendieron que el futuro no se esperaba: se construía. Así nació CAINCO, como un acto de rebeldía, un pacto decidido por unir fuerzas para abrir rutas donde solo había selva y burocracia.

Algunos sociólogos sostenían que la historia no tiene memoria, sino que es una construcción discursiva; no «recuerda» por sí sola; sino que usualmente los grupos de poder deciden qué se recuerda y qué se olvida, menciono esto porque hoy algunos parecen negados a reconocer la representatividad, determinación e historia de CAINCO.

Más de un siglo después, el aislamiento vuelve, pero esta vez no es geográfico: es político. Desde el poder, se intenta cercar al sector privado con regulaciones asfixiantes, con discursos que lo pintan como enemigo, con medidas que, en lugar de incentivar la producción, castigan el esfuerzo. Se controla, se limita, se desconfía. No son cadenas de hierro, pero sí de incertidumbre, de un modelo que margina a quienes generan empleo y riqueza.

Pero, así como en 1915, la respuesta no es la resignación. CAINCO sigue siendo trinchera y faro, el espacio donde los empresarios se agrupan no solo para resistir, sino para proponer, innovar y demostrar que el desarrollo no nace de decretos, sino del trabajo constante. Y si la historia parece repetirse, también lo hará la determinación de quienes no están dispuestos a dejar que Bolivia se encierre en sí misma.

A lo largo de su historia, CAINCO ha demostrado ser más que una cámara empresarial; ha sido una plataforma de articulación, innovación y liderazgo. Su papel ha sido clave en la generación de espacios de diálogo, en la formación de nuevas generaciones de empresarios y en la consolidación de Santa Cruz como un hub de inversiones y desarrollo. Ha promovido la digitalización, la internacionalización de empresas y la sostenibilidad como ejes estratégicos para el futuro. Porque la manera de hacer empresa no es solo una cuestión económica, sino también una forma de entender el mundo, de anticipar sus giros estratégicos y de adaptarse con determinación. Y eso es lo que nos ha mantenido vigentes.

CAINCO no es solo una cámara, ni se reduce a una región, en la actualidad su impacto y alcance abarcan a empresas y emprendedores de los nueve departamentos del país, consolidándola como un punto de confluencia del talento, la innovación y el desarrollo productivo de Bolivia. No es una entidad gremial confinada a un territorio, sino un epicentro estratégico donde se define el futuro empresarial del país.

En este año crucial para Bolivia y el sector privado tiene un papel clave que jugar. La visión que nos trajo hasta aquí es la misma que nos llevará hacia adelante: la de quienes creen en el esfuerzo, en la innovación y en la capacidad de generar transformación real. Para CAINCO 110 años son el punto de partida para una nueva etapa de mayor crecimiento y liderazgo.

 


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