La pregunta sobre qué país deseamos construir se presenta como una reflexión constante y relevante, especialmente en este momento crucial de cara a las próximas elecciones generales. En mi modesta opinión, esta reflexión debe tener una dimensión más amplia, mirando la realidad boliviana sin centrarse en los inestables 200 años de vida independiente, sino enfocándonos especialmente en los casi 43 años de democracia reciente. A lo largo de este último periodo, hemos visto pocos avances y muchos retrocesos, mala administración del Estado y decisiones antipatrióticas, lo que explica, en gran parte, la situación política, social y económica en la que nos encontramos hoy.
Enfoque en los problemas estructurales
Lo primero que debemos hacer es intentar comprender y proponer soluciones a los problemas estructurales de nuestra sociedad. Estos problemas son los que dan origen a las masivas manifestaciones y protestas sociales exigiendo justas reivindicaciones, reflejo de la inequidad y desigualdad que nos caracterizan. El país necesita construir una sociedad más justa, fraterna y solidaria. Para ello, debemos abordar temas fundamentales que constituyen una deuda social, tales como la pobreza, la desigualdad, el acceso a salud, educación y empleo. Si no resolvemos estos problemas de fondo, será muy difícil avanzar hacia un desarrollo integral y por consiguiente a la ansiada estabilidad social y económica.
El derecho a reclamar y el límite a la protesta
=> Recibir por Whatsapp las noticias destacadas
Es un derecho y una obligación de todos los ciudadanos reclamar cuando se vulneran nuestras libertades y derechos fundamentales. Sin embargo, el desafío está en encontrar el equilibrio adecuado para evitar que las acciones de protesta afecten los derechos de otros y, más importante aún, la estabilidad del país. La Paz Social es esencial para preservar la democracia, y debemos evitar caer en situaciones extremas que generen desastres, como hemos visto en otros países. Los paros, huelgas y bloqueos, especialmente en tiempos de emergencia sanitaria y económica, solo representan un retroceso. En cualquier país del mundo, esto sería un suicidio colectivo. Bolivia necesita, más que nunca, mantener la estabilidad social y económica.
La gestión del Movimiento al Socialismo: avances y retrocesos
El largo gobierno del Movimiento al Socialismo (MAS) en su primera etapa tuvo logros importantes en los campos social y económico, especialmente debido al buen momento económico que vivió el país hasta 2014. Se realizaron obras de infraestructura que beneficiaron a regiones olvidadas, y se promovió la inclusión social de sectores históricamente marginados. No obstante, también debemos reconocer los errores de gestión y las malas prácticas que han afectado a los intereses comunes y principios fundamentales. En nuestra opinión, la mayor responsabilidad del actual contexto de crisis radica en la intención desmedida de perpetuarse en el poder y la falta de una política decidida para luchar contra la corrupción y la impunidad, que ha afectado tanto lo económico como la moral de la ciudadanía.
El país que queremos construir
El país que queremos construir debe ofrecer igualdad de oportunidades para todos. Necesitamos una administración de justicia íntegra e imparcial, y un sistema de salud y educación accesible para todos, lo que constituye la verdadera democracia. La inclusión social debe ser real, no solo en épocas electorales, y debemos garantizar la protección efectiva de los niños, las mujeres y los adultos mayores, más allá de las leyes existentes. Asimismo, debemos promover una conducta ética y moral en la sociedad.
El país que aspiramos a construir debe priorizar el desarrollo sustentable, la protección del medio ambiente y los recursos naturales. Las políticas públicas deben enfocarse en inversiones a largo plazo en infraestructura y educación, así como en reducir la criminalidad, ofrecer seguridad jurídica y aumentar la esperanza de vida de todos los ciudadanos. Es fundamental trabajar de manera seria y ardua para controlar los efectos de la crisis generalizada, evitar la politización de la salud y garantizar un empleo digno para la clase trabajadora, que es clave para el progreso y bienestar de la sociedad.
Además, debemos desterrar los privilegios de los círculos de poder político y económico, y trabajar por crear espacios de convergencia social e igualdad de oportunidades. El objetivo debe ser mejorar la calidad de vida de todos los bolivianos, sin excepción.
«Primero Bolivia»: más que un eslogan
«Primero Bolivia» es un mensaje que se repite en todas las campañas electorales, sin importar la ideología política. Este debería ser un principio permanente, no solo un eslogan de campaña. Todos los ciudadanos debemos poner al país por encima de los intereses partidarios.
La madurez ciudadana y el camino hacia el futuro
Es fundamental que la madurez ciudadana esté por encima de los intereses partidarios. El próximo Gobierno Nacional debe tener una visión clara en beneficio de los grandes intereses comunes, guiando al país por el camino más adecuado en esta nueva oportunidad que nos brindará la población a través del voto.
La necesidad de un Gran Pacto Social
En esta aguda crisis, es esencial en esta nueva gestión de gobierno hacer un esfuerzo por crear condiciones para un Gran Pacto Social. Este pacto debería reunir a los actores políticos y sociales más representativos del país para identificar al verdadero enemigo de la patria: aquellos que enarbolan la bandera de la democracia solo cuando les beneficia. Un diálogo amplio y sincero tiene el objetivo de unificar esfuerzos para superar la crisis y evitar una convulsión social que tendría consecuencias imprevisibles. Al final, el gran perdedor sería nuevamente el ciudadano común.
“No hay cambio sin sueño, como no hay sueño sin esperanza” P. Freire
Fernando Crespo Lijeron