Dispersiones tácticas, aparentes y reales


Emilio Martínez Cardona

En el escenario pre-electoral, por ahora más propenso a la dispersión que a la polarización (veremos más adelante), se pueden advertir varios “campos” con opciones múltiples en cada uno de ellos.



Está la que podríamos llamar la oposición sistémica, que tiene o ha tenido bancadas parlamentarias importantes a lo largo de los últimos 20 años, donde entran Tuto Quiroga, Samuel Doria Medina, Carlos Mesa, Rubén Costas y Luis Fernando Camacho; un “revival” del populismo noventero, con un Jhonny Fernández haciendo campaña “con fondos de la alcaldía cruceña”, al decir de Branko Marinkovic; los masismos, que aparentemente concurrirían dispersos en primera vuelta (Luis Arce, Andrónico Rodríguez y Evo Morales), donde no puede excluirse una maniobra táctica revisable a último momento; los outsiders (Chi Hyun Chung, Jaime Dunn y José Carlos Sánchez) y los interseccionales, que comparten rasgos con más de un campo (Manfred Reyes Villa con los dos primeros; Eva Copa con el partido azul y, a pesar de lo generacional, con el populismo estilo ’90).

Así las cosas, alguien quizás se apresure a adelantar que está asegurada la poliarquía en el futuro Parlamento, pero antes habrá que ver qué sucede con varios factores que arrojan interrogantes, como el “tecepismo”, es decir, el intervencionismo del Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP) en los procesos electorales, como ya se observó en los comicios judiciales y que podría repetirse ahora, llevando a una postergación del cronograma o a la aberración de unas elecciones parciales.

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Tenemos también las estrategias de tensión que se puedan implementar para deformar la campaña, como la ensayada días atrás con una serie de citaciones y detenciones, con la increíble excusa del “golpe de Zúñiga”.

Por supuesto, la dispersión inicial podría sucumbir más temprano que tarde al voto útil, si es que hay un crecimiento evidente de alguna de las opciones en los “campos” más polarizados (masismos y oposición sistémica), de manera que las otras se vuelvan subalternas o subsidiarias de las principales.

Si esto se produce con cierta rapidez, cabe la posibilidad (y esa sería parte de su apuesta presente) de que algunas de las opciones secundarias sean absorbidas a través de las postulaciones a la vicepresidencia, cuotas en las listas parlamentarias o compromisos de cara a las elecciones autonómicas del 2026.

Todo este cóctel, servido en un marco de transparencia deficiente, donde no se ha dado curso a la propuesta de las universidades públicas para una auditoría integral del padrón y se insiste, desde instancias del Tribunal Supremo Electoral (TSE), en un simple muestreo aleatorio.

 


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