En el comienzo del martes, abrieron los 14.295 colegios electorales habilitados para la votación.
Fuente: Infobae
Este martes, los ciudadanos de Corea del Sur comenzaron a votar para elegir un nuevo presidente, marcando el inicio de un proceso electoral crucial tras seis meses de agitación política. Según diversas fuentes, el país enfrenta un reto electoral significativo después de la destitución de Yoon Suk Yeol, quien se enfrentó a un juicio después de declarar fallidamente la ley marcial en diciembre pasado. La jornada electoral que comenzó a las 6:00 a.m. (hora local) ha sido considerada un evento de gran trascendencia histórica para la democracia surcoreana. Estos comicios, desencadenados por la crisis política, constituyen un intento de restablecer el liderazgo estable en el país, que tras la sorpresiva destitución de Yoon, ha permanecido en un prolongado período de acefalia gubernamental.
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En estas elecciones presidenciales anticipadas de Corea del Sur, Lee Jae-myung, candidato del Partido Democrático, se presenta como el favorito destacado en las encuestas. La última encuesta de Gallup posiciona a Lee con un respaldo del 49% del electorado, una ventaja significativa sobre su rival conservador. Lee ha centrado su campaña en promesas de revitalización económica, reducción de la desigualdad y el logro de una mayor cohesión nacional. Se le reconoce por su crítica a las bases conservadoras del país y su intención de implementar reformas profundas para enfrentar las desigualdades económicas y la corrupción. En el extranjero, ha enfatizado la importancia de mantener las alianzas de Corea del Sur con Estados Unidos y Japón.
Por su parte, Kim Moon Soo, el candidato del Partido del Poder Popular (PPP), enfrenta el desafío de unificar a una base conservadora fracturada y captar votos moderados. Kim ha propuesto políticas sociales orientadas a facilitar el acceso a la vivienda y mejorar el reconocimiento del servicio militar en el ámbito laboral. Sin embargo, las divisiones internas de su partido complican su campaña, dificultadas además por el legado de controversia dejado por el ex presidente Yoon.
La participación ciudadana ha sido notable en las elecciones presidenciales anticipadas de Corea del Sur, con más de un tercio del electorado registrando su voto durante el período de votación anticipada, de acuerdo con datos de la Comisión Nacional Electoral. Se estima que más de 15 millones de personas, lo que representa el 37,4% de los 44,4 millones de votantes registrados, ya han emitido su voto durante las jornadas previas a la elección principal. Este nivel de participación anticipada marca un hito histórico, siendo el segundo más alto registrado, y se compara con las cifras de participación del 77,2% en las elecciones presidenciales de 2017.
Los colegios electorales permanecerán abiertos hasta las 20:00 horas (hora local), tiempo tras el cual comenzará el conteo de votos bajo estrictas medidas de seguridad, con la movilización de 28.590 agentes de la Policía para garantizar un proceso electoral seguro y transparente. Las expectativas están puestas en cómo estos niveles de participación influirán en el resultado final de las elecciones, que se consideran fundamentales para definir el rumbo político del país en los próximos años.
La elección presidencial en Corea del Sur se produce en un contexto de inestabilidad política y un vacío de liderazgo significativo, tras meses de turbulencia política y la destitución del presidente Yoon Suk Yeol. La situación ha generado un sentimiento de expectativa sobre cómo el nuevo presidente abordará los desafíos económicos y la política exterior del país. Entre las principales preocupaciones se encuentra la desaceleración económica que enfrenta Corea del Sur, influenciada por las políticas proteccionistas de la administración del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, así como las persistentes tensiones con Corea del Norte.
El presidente electo asumirá sus funciones de inmediato una vez que la Comisión Nacional Electoral ratifique los resultados, debido a la naturaleza de la elección anticipada. En este sentido, el nuevo mandatario tendrá la tarea urgente de restaurar la estabilidad política e impulsar un programa de gobierno que resuelva las divisiones internas y mejore las condiciones económicas del país.
(Con información de AFP, AP y Europa Press)