Más de 3.000 corredores madrugan a diario para seguir su rutina por las calles. Con disciplina, voluntad y energía, transforman sus cuerpos y sus vidas. Atletas como Erwin Siles y Marcelo Urgazasti comparten sus testimonios
Fuente: eldeber.com.bo
Santa Cruz cuenta con una comunidad de más de 3.000 personas que practican carreras pedestres, las cuales inician antes de que salga el sol. Cada corredor está mentalizado en alcanzar su meta en cada trayecto.
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La ciudad vive una transformación silenciosa, marcada por el sonido de pasos madrugadores, camisetas empapadas de sudor y calles ocupadas por cientos de corredores. El running ya no es solo una moda, sino un estilo de vida que conecta a miles de personas con su bienestar físico, mental y emocional. En esta creciente comunidad destacan tanto los organizadores que impulsan el movimiento como los atletas que lo viven con pasión.
Cultura deportiva
“Tenía claro que me quería dedicar al deporte”, cuenta Reyes Antelo, socio fundador de Atlestar, la empresa que hoy lidera la organización de eventos deportivos en Bolivia. Impulsa desde carreras de calle hasta triatlones y competencias de Crossfit.
Su visión va más allá de los cronómetros. “No organizamos solo eventos, creamos experiencias que transforman. Mucha gente canaliza sus emociones negativas en energía positiva a través del deporte”, señala.
Una de sus propuestas más innovadoras es el Tour de los Elementos, una serie de cuatro carreras temáticas a lo largo del año. Cada una representa un elemento natural y permite a los corredores coleccionar medallas que se unen en un solo circuito. “Este concepto ha conectado a más de 40 clubes y 30 empresas que lo utilizan como parte de su estrategia de RSE”, explica Antelo.
Existen diferentes eventos deportivos, pero los más masivos son las carreras pedestres donde en promedio participan más de 3.000 persona, entre niños, jóvenes y adultos.
Destaca que el running a nivel mundial es terapéutico, porque ayuda a conocerse uno mismo y pertenecer a una comunidad muy grande.
Un corredor apasionado
Por otro lado, en los caminos de tierra del Urubó, y en las montañas del sur del continente, encontramos a corredores como Erwin Siles, quien comenzó en esta actividad a los 30 años, tras una lesión en el ciclismo.
“Desde que empecé a correr, no volví a fumar, mis vacaciones giran en torno a las carreras, y organizo mi rutina diaria para poder entrenar, incluso si eso implica salir a las 5:00”, relata.
A sus casi 50 años, Erwin sigue acumulando kilómetros, experiencias y metas.
Entre sus logros más significativos está el haber corrido 160 kilómetros en 35 horas, y también celebrado su cumpleaños mientras completaba una ultramaratón en la Patagonia. “Ese momento fue mágico, me detuve en un punto de asistencia y me cantaron feliz cumpleaños a medianoche. Lo recuerdo con mucha emoción”.
Invita a todos a correr, pero aconseja hacerlo de a poco. “Todo es posible, pero hay que tener paciencia y respetar el proceso. No hay que empezar con grandes distancias, lo más importante es disfrutar y fortalecer el cuerpo”, remarca.
En la comunidad runner de Santa Cruz también hay espacio para el coraje y la resiliencia de personas con discapacidad. En muchas carreras organizadas por Atlestar y otros grupos, participan personas en sillas de ruedas, con prótesis o con movilidad reducida, que desafían sus límites.
En el mundo, ejemplos como Kyle Maynard, atleta sin brazos ni piernas que ha completado carreras extremas y ha escalado montañas, o Bethany Hamilton, surfista profesional que perdió un brazo y volvió al deporte de élite, inspiran a miles.
En Bolivia, también hay personas que corren empujando a compañeros con parálisis, o que participan en sillas de ruedas adaptadas en eventos masivos.
El running en Santa Cruz representa una búsqueda de equilibrio. En cada trayecto, los runners de Santa Cruz siguen escribiendo su historia.