Sin bancada parlamentaria que te defienda


Manuel Morales Álvarez – eju.tv

Manuel Morales Álvarez

Cuando Jeanine Añez se postuló a la Presidencia para las elecciones generales del año 2020, hubo un rechazo generalizado de la ciudadanía democrática, porque solo se le dio un mandato transitorio para únicamente convocar a nuevas elecciones. En esa oportunidad, todos los integrantes del CONADE exigíamos que retire su postulación (27 de enero de 2020); posteriormente (16 de marzo de 2020) se solicitó a otros candidatos que desistan de sus candidaturas (Camacho, Añez y Tuto) para no dispersar el voto frente a la posibilidad de que el candidato del MAS (Luis Arce) pueda ganar las elecciones (https://www.noticiasfides.com/nacional/politica/mas-celebra-resultado-de-encuesta-y-conade-pide-a-camacho-anez-y-tuto-dejar-candidaturas-403902).



Todos sabemos lo que sucedió, Arce ganó las elecciones, Añez y Tuto declinaron, Mesa y Camacho se repartieron el voto opositor: 29% y 14% respectivamente, perdiendo las elecciones y generando una oposición divida y débil.

En ese momento, no hubo una interpretación política ni construcción teórica de lo sucedido. Sobre el por qué el gobierno de Añez rompe el mandato preciso de convocar a elecciones, encargo ciudadano que le dio legitimidad y se postuló a la Presidencia. La respuesta se encuentra en la conformación de “su gobierno” que consistió en el encumbramiento de un grupo de intereses comunes establecido entre personajes como Murillo, Ortiz, López, Núñez, Arias.

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Queda claro que la gestión de Añez fue la expresión de un gobierno de grupos y no de instituciones políticas, perfilando el manejo sectario del poder, es decir que dentro del “gobierno no se transfiere el poder a otros grupos”. Por ello, la postulación de Añez a la Presidencia fue el intento de prolongarse en el gobierno aprovechando las condiciones materiales del poder para ganar las elecciones. Seguramente, algunas encuestas de popularidad de Añez, al inicio de su gestión, alentaban esta posibilidad con una victoria casi segura pero que en los hechos, de darse, sería una repostulación sui generis al estilo del evismo, contando con el estímulo adicional de parte de algún funcionario de la Embajada de Estados Unidos.

Entonces, queda claro que la gestión de Añez fue el encumbramiento de un grupo en el gobierno, que excedió el mandato popular de cumplir con tareas transitorias y retirarse por la puerta ancha de la historia. No hubo transferencia de poder dentro del gobierno de Añez y que sucumbió frente a la enfermedad de la re elección (esta vez mediante las urnas y no como fruto de la revuelta popular). Ahí queda claro, que la enfermedad de estar en el gobierno una, dos, tres veces no es patrimonio de Evo Morales sino también del único gobierno de la oposición dentro de este ciclo de 20 años, y que contó con la adhesión entusiasta de Samuel Doria Medina que fue el candidato a la Vicepresidencia de Jeanine Añez.

Pero hay un elemento más que deseo incorporar al análisis y es el resultado político de la gestión de Añez comparado con la salida de Luis Arce del gobierno y su futuro político.

Arce tomó a Jeanine Añez como su trofeo político, para ello la detuvo irregularmente, la sometió a la detención preventiva, le impuso juicios penales vulnerando el juez natural que se establece en el proceso constitucional del juicio de responsabilidades. Añez fue blanco de Arce por ser el eslabón débil, de un gobierno con actos de corrupción siendo castigada con el rechazo ciudadano por intentar sacar ventaja política del puesto al cual llego. Pero además Añez no tenía ningún diputado y senador que la representará, se encontraba sin bancada parlamentaria que la defienda. Todo el apoyo que durante este tiempo recibió Jeanine Añez fue “prestado” por decirlo de alguna manera.

Resulta, que Luis Arce una vez que termine su mandato, probablemente no llegará a tener –tampoco- una bancada parlamentaria que defienda su gestión, plagada de actos de corrupción, violaciones constitucionales, desinstitucionalización, acciones de alzamiento armado como el autogolpe con Zúñiga, etc., que saldrán a la luz y sobre la cual tendrá que asumir defensa.

La votación del MAS con el candidato presidencial Eduardo del Castillo puede quedar debajo de la franja del 3%, con lo cual no sólo perderían la sigla, sino que tendrían una representación en el legislativo poca significativa.

Arce parece que tendrán un destino político poco feliz en los próximos años.