Las tierras raras continúan siendo un punto clave en las negociaciones comerciales entre las dos mayores economías del mundo. Un reciente intento de acuerdo para mejorar el acceso de Estados Unidos a estos materiales fue discutido en Londres y Ginebra
Tierras raras y energía solar, dos ejes clave que Estados Unidos busca fortalecer para asegurar su independencia tecnológica y energética.
(Composición Infobae: ecomingrupo.com / EFE)
Fuente: infobae.com
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El gobierno de Estados Unidos ha puesto en marcha una estrategia para garantizar el acceso a minerales esenciales para la tecnología moderna, posicionándose como el mayor accionista de la mina de Mountain Pass en California, la única en operación en el país. A través de un acuerdo con MP Materials, el Departamento de Defensa se compromete a comprar durante los próximos diez años neodimio y praseodimio a un precio mínimo de USD110 por kilo.
Estos elementos son fundamentales para la fabricación de imanes permanentes, presentes en vehículos eléctricos, turbinas eólicas, teléfonos inteligentes, escáneres de IRM y motores eléctricos. El objetivo central es reducir la dependencia de las importaciones, especialmente de China, que domina casi por completo la producción y el refinado de estas materias primas.
Dominio de China y tensiones en el mercado global
Actualmente, Pekín controla cerca del 70% de la minería y el 90% de la capacidad de refinado mundial de tierras raras, un liderazgo forjado gracias a años de apoyo gubernamental. Washington acusa a China de aprovechar esta posición para manipular precios y debilitar a competidores extranjeros.
Los minerales de tierras raras resultan indispensables para numerosas tecnologías actuales, entre ellas los vehículos eléctricos y las turbinas de energía eólica.
(Wikimedia Commons / Peggy Greb, Departamento de Agricultura de EE. UU.)
Esta situación ha estado en el centro de la guerra comercial entre ambas potencias, marcada por aranceles elevados y restricciones de exportación que han afectado tanto a fabricantes estadounidenses como europeos.
El Parlamento Europeo ha calificado estas prácticas como “injustificadas” y “coercitivas”, instando a acelerar la implementación del Acta de Materias Primas Críticas para reducir la dependencia de importaciones.
Estados Unidos impulsa infraestructura para procesar más materia prima local
Como parte del acuerdo, MP Materials construirá una nueva planta de procesamiento en territorio estadounidense, con el fin de transformar más materia prima local en productos listos para uso industrial. La ubicación aún no está definida, pero la instalación servirá tanto a la industria de defensa como al mercado comercial.
Una bandera estadounidense ondea frente al edificio del Departamento de Justicia de los Estados Unidos en Washington, EE. UU.
REUTERS/Al Drago/Foto de archivo
El Departamento de Defensa respaldará la iniciativa con USD 400 millones en activos recientemente adquiridos. El CEO de MP Materials, James Litinsky, calificó el plan como “una acción decisiva para acelerar la independencia estadounidense en la cadena de suministro”.
Hasta ahora, la compañía china Shenghe Resources, parcialmente propiedad del gobierno de Pekín, era uno de los principales accionistas de MP Materials y su único cliente. Esto implicaba que toda la producción de Mountain Pass se enviaba a China para su refinamiento.
Sin embargo, a inicios de este año la empresa estadounidense decidió suspender estos envíos debido a los altos aranceles: un 125% impuesto por China en respuesta a un 145% aplicado por EE. UU. a sus importaciones. Aunque las tarifas se redujeron posteriormente, MP Materials mantuvo su decisión por considerarla alineada con los intereses nacionales.
Banderas de China y Estados Unidos se muestran en una placa de circuito impreso con chips semiconductores. REUTERS/Florence Lo/Ilustración
Perspectivas y desafíos geopolíticos
Las tierras raras continúan siendo un punto clave en las negociaciones comerciales entre las dos mayores economías del mundo. Un reciente intento de acuerdo para mejorar el acceso de EE. UU. a estos materiales, a cambio de reducir ciertas restricciones de exportación en otros sectores, fue discutido en Londres y Ginebra, pero Washington se quejó de la lentitud en su implementación.
A largo plazo, el fortalecimiento de la producción interna es visto como la mejor opción para garantizar el suministro y apoyar la estrategia industrial del presidente Donald Trump. Mientras tanto, China defiende sus políticas como un “derecho soberano” y una práctica común para bienes de uso tanto civil como militar.
Energía solar y baterías lideran la expansión eléctrica en EE. UU.
En medio de la acelerada transición mundial hacia energías limpias para frenar las emisiones de CO₂ y mitigar el cambio climático, Estados Unidos vive un giro político que amenaza con alterar su rumbo energético. Donald Trump ha manifestado su intención de revitalizar la industria de los combustibles fósiles.
El país estadounidense sumó 22.332 megavatios de nueva capacidad energética, dominada por grandes plantas solares.
(Periódico de la Energía)
Algunos legisladores republicanos han puesto en duda la fiabilidad de la energía solar y eólica, además de acusar a los subsidios federales de encarecer el precio de la electricidad. Sin embargo, tales afirmaciones no han sido respaldadas por estudios técnicos ni por informes oficiales.
A pesar de las tensiones políticas, los datos recientes muestran un impulso notable de las renovables. Durante la primera mitad de 2025, el país estadounidense sumó 22.332 megavatios de nueva capacidad energética, dominada por grandes plantas solares, instalaciones de baterías y proyectos eólicos terrestres. La Administración de Información Energética (EIA) confirmó que en ese periodo no hubo ninguna nueva producción de carbón o nuclear.
Las proyecciones de la EIA indican que, entre lo que resta de 2025 y 2030, se prevé la construcción de 254.126 megavatios en nuevas centrales eléctricas. La energía solar liderará con 120.269 megavatios, seguida por el almacenamiento en baterías con 65.051 y el gas natural con 35.081.
El presidente Donald Trump habla con reporteros en la sala de prensa James Brady de la Casa Blanca, el lunes 11 de agosto de 2025, en Washington. (AP Foto/Alex Brandon)
El carbón quedará completamente ausente de la expansión prevista y solo habrá un proyecto nuclear: la Unidad 1 de Kemmerer, en Wyoming, programada para entrar en funcionamiento en diciembre de 2030.
Si las tendencias actuales se mantienen, el mix energético estadounidense seguirá dominado por la energía solar y el almacenamiento, consolidando la transición hacia fuentes más limpias.
No obstante, los cambios regulatorios que promueve la administración Trump, orientados a favorecer a los combustibles fósiles, podrían ralentizar —aunque difícilmente revertir a corto plazo— este proceso de transformación que, de momento, avanza con una fuerte inercia técnica y económica.
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