Los organismos de Inteligencia cubanos y venezolanos están muy activos en Bolivia y se muestran muy atentos ante cualquier acción opositora para hacerla aparecer como conspirativa. Sin embargo se hacen de la vista gorda ante las actividades de grupos como el MRTA peruano por razones fácilmente comprensibles.
No es necesario ser un experto en cuestiones investigativas para percatarse que el grupo terrorista peruano ha estado muy presente y activo en el territorio boliviano y conste que no nos referimos solo al secuestro del empresario Samuel Doria Medina. Nos referimos a que una persona que fue acusada de haber sido parte del grupo que cobró el rescate, ahora sea parte del gabinete de ministros de Morales. Y tampoco se puede pasar por alto el rol que cumplió el periodista Chávez, ex emerretista, como estratega político de Evo.
Foto: Fidel Surco, con los encapuchados supuestos guerrilleros, en Yucumo.
No menos importante son las fotografías en las que aparece el senador masista Fidel Surco junto a personas que fueron identificadas como peruanas, cuando recibían instrucción en el uso y armado de explosivos en un lugar del norte paceño. No está demás indicar que en círculos de Inteligencia bolivianos se menciona con insistencia una posible ligazón entre el MRTA y algunos hechos delictivos como el asalto a casas de cambio y sucursales bancarias que han quedado sin ser esclarecidos, debido justamente a la presunta cobertura que recibirían de venezolanos y cubanos para sus actividades.
En alguna oportunidad se mencionó también a ciudadanos peruanos que contaban con documentos venezolanos, lo cual es mucho más que solo una casualidad. A todo esto el comandante de la Policía, Oscar Nina se apresuró a desvirtuar informes de Perú sobre recientes videos del grupo terrorista que habrían sido grabados en Bolivia, lo cual probaría que nuestro país sigue siendo el refugio de terroristas; pero como siempre el general Nina solo se entera de los hechos que son políticamente convenientes al gobierno.
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La “libertad de expresión” en medios oficialistas
La vida de los periodistas de los medios de comunicación oficialistas no puede ser calificada como muy gratificante. Todos ellos están sujetos a un permanente seguimiento y una opinión contraria al gobierno, así sea lanzada en tono de broma, puede ser causa de inmediata destitución y el ingreso a una lista negra que les impedirá conseguir trabajo en cualquier medio oficial, incluidas las oficinas de relaciones públicas.
Una pregunta indiscreta o algo urticante dirigida a algún funcionario gubernamental puede tener el mismo efecto por lo que muchos de ellos han optado por quedarse callados y no indagar nada por cuanto esto puede ser visto como una punible actitud opositora. Claro que también hay de los otros; los que sirvieron lealmente a pasados gobiernos, sirven a este y es seguro que también servirán a futuros gobiernos pero por el momento cumplen a cabalidad su rol de delatores.
No hace falta más que observar por algunos instantes el canal oficial de televisión, hojear el periódico Cambio o entrar a la página web de la ABI para darse cuenta que es lo que entiende el gobierno por libertad de expresión. Es claro que al gobierno le gustaría mucho que esta situación se extienda a todos los medios de comunicación independientes.